CAFE es el estándar de consumo para coches en EEUU. Como buen economista ambiental, Stavins hace un análisis riguroso, y estas son en mi opinión sus conclusiones principales:
- Los estándares son mucho menos interesantes que los impuestos: no influyen sobre cuánto conducimos (o más bien, aumentan la distancia, por el efecto rebote), no son baratos (aunque la gente no sea consciente del coste en primera instancia), y además desincentivan la compra de coches nuevos.
- Lo más probable es que esto no sea bueno para la industria de EEUU, por mucho que lo vendan así. Pero esto no debería ser un inconveniente. Como bien dice al final:
As I’ve suggested in previous posts, the best reason to carry out environmental policies is that they are expected to be good for the environment.
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