viernes, 31 de mayo de 2019

Cambios en la forma de impartir economía en Harvard?

Dylan Matthews nos cuenta con gran entusiasmo cómo opina él que se va a transformar la enseñanza de la economía en Harvard. A mí por supuesto me parece muy bien innovar, y probar con otras formas de enseñar economía. Sobre todo, si huyen un poco de la ortodoxia neoclásica excesivamente limitada. Y si enseñan a cuestionar críticamente las grandes teorías, y a poner en valor el análisis empírico que es necesario para demostrarlas.

Pero, sinceramente, no me convence el enfoque exclusivamente basado en la aproximación empírica. Primero, porque se trata de aprender economía, no econometría o estadística. Segundo, porque los datos son flexibles, y muchas veces sólo muestran lo que el autor quiere (aunque con Raj Chetty creo que puede haber confianza, como bien se dice en el artículo, no necesariamente con otros). No creo que haga falta recordar que el conocimiento no es neutro...ni los datos tampoco. Tercero, porque el enfoque inductivo, que en el fondo es el que parece querer promoverse, requiere una cierta base para poder construir un edificio sólido a partir de él.

Así, yo estoy más de acuerdo con Russ Roberts, al que Matthews deja regular (un error, en mi opinión, porque Roberts es de los tipos más listos y sensatos que hay por ahí, como es fácil de ver si uno escucha su podcast, o mejor aún, esta conversación con Tyler). Ni siquiera Tyler Cowen, si se lee bien, es tan favorable como nos quiere hacer entender Matthews, más allá de por la experimentación. Creo que es una aproximación mucho mejor, como ya he dicho alguna vez, la de CORE: un edificio teórico, pero suficientemente flexible y crítico como para acomodar la realidad y no la fantasía del "homo economicus" y de los mercados por encima de todo.

Este Econ1152 no es un sustituto de Econ10. Es, como se indica en el artículo, un conocimiento adicional: enseña a los alumnos las herramientas disponibles para analizar los datos. Aunque ni siquiera serán capaces de utilizarlas al nivel de sofisticación requerido por los estudios de Chetty, Krueger, o Angrist. Es un curso de econometría aplicada (y seguramente básica). Claramente, no es la respuesta a los problemas de Econ10.

ADD: Mankiw se defiende (de cierta manera).

ADD2: Muy relacionado con esto, Russ Roberts (citado antes) entrevista a Mary Hirschfield sobre un elemento fundamental para algunos (aunque, en mi opinión, no sólo no necesario, sino contraproducente) como es lo de las "necesidades ilimitadas" de la definición de economía.  Lo crítico para que exista un problema económico es la escasez de los recursos, que es la que genera que siempre haya coste de oportunidad. Y esto siempre existe, incluso en el caso de Hirschfield, que parece argumentar que ella ya tiene la vida resuelta y por tanto no tiene conflictos. Claro que los tiene, porque el tiempo sí está limitado (al menos por ahora).

jueves, 30 de mayo de 2019

Cómo se abarató la energía solar

Un nuevo libro de Greg Nemet que promete ser muy, muy interesante. No sólo por la historia que cuenta (y que resume en la web), sino por las lecciones que se pueden aprender para otras tecnologías. Greg nos visitó en 2016 y demostró que además es un tipo muy majo.

martes, 28 de mayo de 2019

¿Y si convertimos el metano en CO2?

Esto es lo que proponen estos investigadores...y la cosa tiene su gracia: la reacción es positiva en términos energéticos, y también reduce el calentamiento (porque, aunque se produce más CO2, reducimos forzamiento radiativo).

lunes, 27 de mayo de 2019

¿Existe la libre voluntad?¿Y la razón humana?

Un tema apasionante en mi opinión, y al fin y al cabo, en la base de la teoría de la decisión. ¿Tenemos libre voluntad, o estamos programados directa o indirectamente (como defiende Harari por ejemplo)? En esta entrevista Christian List ofrece algunas respuestas defendiendo la libre voluntad...aunque a mí no me parecen particularmente convincentes. Habrá que seguir buscando...porque mi lado científico me lleva más a pensar que los deterministas parecen tener las de ganar...pero mi lado humanista se entristece y busca algún hueco...entre otras cosas para que tenga sentido seguir trabajando en teoría de la decisión :).

Relacionado, este otro artículo sobre qué es la razón, también interesante. Y también este libro, que estoy comenzando ahora, y que tiene bastante buena pinta.

ADD: Muy interesantes como siempre los comentarios de Vintage Rocker, que tienen mucho más valor que la entrada original.

ADD II: Ya terminé el libro de Horgan, y la verdad es que es una lectura muy amena, e interesante. Creo que refleja bien la diversidad de un campo como este, y la dificultad intrínseca de llegar a alguna conclusión más sólida. Además, por supuesto, del valor humano de las historias personales en las que basa el libro. Eso sí, no estoy demasiado de acuerdo con él en su conclusión. En mi modesta opinión, concluir que la dificultad de llegar a descubrir cómo funcionamos es insuperable, y que eso lleva a que cada cual puede pensar lo que le dé la gana creo que es bastante poco científico, la verdad. El que algo sea tan difícil de entender no quiere decir que existan verdades múltiples: lo más probable es que haya sólo una verdad (aunque quizá con distintas formas de explicarla), al menos en este universo, otra cosa es que no seamos capaces de alcanzarla. Si hubieramos aplicado esa misma regla a muchos otros avances científicos mal nos hubiera ido...y de hecho mal nos va, como con la gente que prefiere creer en chamanes que en soluciones probadas para curar la diarrea (como nos cuentan Banerjee y Duflo en Poor Economics).

Por supuesto, mientras que no encontramos la respuesta correcta, cada cual puede creer la historia que le parezca más apropiada, y seguirla siempre que no haga daño a los demás...pero eso no puede ser nunca ni el fin de este proceso ni algo que nos deje tranquilos.

viernes, 24 de mayo de 2019

The book of humans, de Adam Rutherford

Adam Rutherford es el co-host de un buen podcast de la BBC (junto con Hannah Fry), así que, cuando vi que había publicado un libro sobre un tema interesante como es lo que nos hace humanos, lo pedí.

Desgraciadamente, el libro me ha decepcionado bastante. No es que la lectura sea del todo desagradable: el tipo es divertido, y aunque no cuenta nada nuevo, lo hace de una forma amena. Básicamente nos cuenta, a través de distintos casos o experimentos, cómo compartimos algunos elementos de nuestra naturaleza (fundamentalmente el uso de herramientas y el sexo) con otras especies animales; y sobre cómo el lenguaje es lo que nos hace diferentes. Pero tiene, para mi gusto, dos grandes problemas:

El primero es que el libro no tiene mucha lógica interna, ni estructura. Y eso a mí he de reconocer que no me gusta nada. Rutherford salta de un párrafo a otro, de una anécdota a otra, sin mucha conexión, sin conectar las cosas. No hay forma de saber dónde va y qué es lo que quiere contarnos.

Y esto tiene que ver con el segundo problema: Más allá de contarnos estas historias divertidas, pierde una gran oportunidad, como es la de formular alguna hipótesis interesante, de ir más allá y conectar todo esto. Su análisis crítico se limita a decir que no podemos ir más allá de lo que nos dicen los experimentos. Pero esto es precisamente lo que haría un libro así interesante para mí, el ir algo más allá y plantear una teoría sobre lo que nos hace verdaderamente humanos, sobre lo que nos diferencia y lo que no, y si es una cuestión de grados o si es una cuestión absoluta. Todo lo contrario de lo que hace Godfrey-Smith, por ejemplo.

Resumen: si quieres leer historias divertidas sobre el mundo animal, adelante. Si buscas algo más, nada recomendable.

jueves, 23 de mayo de 2019

Manifiesto por la sostenibilidad: Queremos

Un manifiesto por la sostenibilidad, la economía baja en carbono y circular, que hemos firmado algunos a iniciativa de Ecodes. Aunque siempre se pueden matizar algunas cosas y ampliar otras (como el papel de las empresas), creo que es difícil estar en desacuerdo:

Queremos una sociedad comprometida con la sostenibilidad que aborde de forma colectiva, ambiciosa y eficiente los retos inmediatos de transitar hacia una economía baja en carbono y circular.

Queremos Administraciones Públicas (Supranacionales, Nacionales, Comunidades Autónomas y Municipios) líderes en la fijación de objetivos medioambientales, facilitadoras con el ejercicio de su poder normativo, y ejemplarizantes, practicando ellas mismas las normas que aprueban.

Queremos Administraciones Públicas que gestionen bien los recursos propios, principalmente su capital humano, eficientes en la aprobación y ejecución en plazo de los presupuestos y de las leyes, sin dilaciones electoralistas.

Queremos Administraciones Públicas innovadoras y creativas en el desarrollo de mecanismos que coordinen y motiven a las empresas españolas hacia un modelo de negocio alineado con los estándares de la economía baja en carbono y circular.

Queremos Administraciones Públicas abiertas a la cooperación con la sociedad civil, que interioricen y practiquen las directrices del Objetivo de Desarrollo Sostenible 17,que vincula la consecución del resto de Objetivos a la colaboración coordinada de todas las instituciones y entidades

Queremos Administraciones Públicas diligentes en los tramitación de leyes y reglamentos, sanciones, permisos y licencias, sensible a los daños que ocasionan los retrasos y las disfunciones administrativas.

Queremos una Ciudadanía que interiorice los valores de la sostenibilidad y los incorpore a las decisiones de compra, consumo, trabajo e inversión.

Queremos una Comunidad Científica independiente que priorice la sostenibilidad entre sus temas de investigación y difunda los resultados con pedagogía.

Queremos unas ONGs informadas e informantes de las posibilidades de elección que presenta una sociedad en tránsito, y de los costes y beneficios de las diferentes alternativas que se plantean. Coherentes en la crítica social y en la autocrítica a sus propias actuaciones.

Queremos Medios de Comunicación que promuevan y encaucen debates constructivos sobre el cambio económico, social y medioambiental que plantea el tránsito hacia la economía baja en carbono y circular.

Que difundan las buenas prácticas y, en suma, generen esperanza en el cambio.

Los abajo firmantes, personas vinculadas al mundo de las empresas que ponen en el mercado bienes y servicios más sostenibles, rubricamos este documento a título personal, y queremos también que las empresas interioricen los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el Acuerdo de París como una tarea propia.

lunes, 20 de mayo de 2019

Mercados y cambio climático

- Parece que los mercados de derivados climáticos se creen los escenarios de cambio climático (no los extremos, claro). Esto también aporta un elemento muy importante para no tener que discutir con algunos escépticos pesados: a partir de ahora, basta con decirles que, si no se creen el cambio climático, sólo tienen que invertir en estos mercados y forrarse!
- Y aquí proponen usar los aranceles como herramienta de presión contra los países que no hacen suficiente contra el cambio climático. Aunque no lo veo muy viable políticamente, porque, tal como bien se dice en el artículo, los aranceles también crean daños en los países que los imponen...

viernes, 17 de mayo de 2019

Sobre pulpos: Other Minds y The Soul of an Octopus

Las pasadas vacaciones leí dos libros sobre pulpos: Other minds, de Peter Godfrey-Smith, y The soul of an octopus, de Sy Montgomery. Son dos libros muy distintos, pero recomendables ambos (aunque a mí me ha gustado más el primero, como explico a continuación).

Other Minds es una mezcla de la vivencia personal de Godfrey-Smith en su contacto con los pulpos y las sepias, y, lo que lo hace fascinante en mi opinión, su descripción de cómo ha evolucionado la inteligencia y sus reflexiones filosóficas sobre la mente de los pulpos, su evolución, e indirectamente, sobre sus diferencias y similitudes con la mente humana. Godfrey-Smith nos explica estupendamente cómo ha evolucionado la vida, y en particular, los sistemas nerviosos y la percepción, haciendo hincapié en el desarrollo de los cefalópodos; para pasar luego a discutir cómo entender la experiencia y la conciencia. Interesantísima su discusión sobre la vista, o sobre la duración de la vida.

Como buena reflexión que es, plantea muchas más preguntas que respuestas, pero eso es precisamente, creo yo, lo que lo hace muy recomendable. Desde luego dan ganas de leer más cosas suyas.

The soul of an octopus en cambio, es mucho más vivencia personal de la autora, lo que hace la lectura más ligera, y menos trascendente quizás, en el sentido de que plantea menos cuestiones acerca de la mente de los pulpos y de su conexión con la nuestra. Mucho más novela que ensayo, aunque sea no-ficción. Pero como está bien escrito, y además situado fundamentalmente en el New England Acquarium de Boston, algo que me trae muy buenos recuerdos, también lo recomiendo.

jueves, 16 de mayo de 2019

martes, 14 de mayo de 2019

La gasolinera en el aire acondicionado

Un invento curioso. Aunque David Keith no confía tanto en él por las economías de escala, la clave es el coste marginal real, que podría ser muy pequeño.

lunes, 13 de mayo de 2019

¿Puede la moda ser ética?

Hace ya muchos años, al comienzo de este blog, hablaba sobre los problemas de la sostenibilidad de la moda. Por definición, la moda, descartable y cada vez más efímera, es todo lo contrario de la sostenibilidad, por mucho que nos quieran vender motos. Por mucho que la ropa sea orgánica o se recicle, o la compremos en bancos de ropa, si el objetivo es vender más ropa y más barata, mal vamos. A esa misma conclusión llega un informe reciente, mucho más sesudo. La clave es la insostenibilidad inherente al modelo de negocio. Algunos cambios, con políticas más estrictas, pueden ayudar. Pero la única receta efectiva, en mi opinión, es comprar menos ropa, y hacer que la que tenemos dure más.

viernes, 10 de mayo de 2019

The Entrepreneurial State, de Mazzucato

Tenía pendiente leer este libro desde que me lo descubrió Adela, ya en el 2013-14…pero aún así, he de decir que su mensaje central no ha perdido en absoluto actualidad. Y buena prueba es el nuevo prólogo escrito en 2018, que sitúa muy bien la discusión y su relevancia en el contexto actual. Y aunque el libro realmente está escrito fundamentalmente como reacción a las políticas miopes de EEUU y UK (tratando de desmontar unos cuantos mitos, cosa que hace bastante bien con alguna excepción), creo que también es enormemente pertinente para la situación española actual, en la que es imprescindible dar un impulso a la innovación empresarial e industrial, si realmente queremos aprovechar las oportunidades que la descarbonización y la transición energética pueden ofrecer. Y en este sentido, tanto el prólogo como la introducción son declaraciones políticas muy potentes, que ojalá leyeran o hayan leído los miembros del nuevo gobierno, y los altos cargos de la administración. Porque la innovación es absolutamente central si queremos un crecimiento justo:
It is not a coincidence that the weakest countries in the Eurozone are precisely those that have low spending in areas that seem costly today, but which bring growth in the future: areas like R&D and human capital formation.
While progressive redistributional policies are fundamental to ensuring tha tthe results of economic growth are fair, they do not in themselves cause growth. Inequality can hurt growth but equality does not alone foster it. What has been missing from much of the Keynesian left is a growth agenda which creates and simultaneously redistributes the riches. Bringing together the lessons of Keynes and Schumpeter can help make this happen.
Porque, y esto es muy importante, lo que propone fundamentalmente Mazzucato no es sólo que el Estado juegue un papel más relevante en el estímulo de la innovación (que también), sino que además empiece a hacer las cosas de otra forma, asumiendo más riesgos, pero también capitalizando mejor los éxitos. En ese sentido, es un gusto encontrar gente que, como Rodrik, no se deja llevar tanto por la ideología de más o menos Estado, sino que sabe que la virtud está en el punto medio, y en combinar la iniciativa pública y privada de forma inteligente:
What matters is not (so much) the aggregate size of the public sector, but what it is spending (investing) on.
Y aclara algunas ideas de Keynes a este respecto:
Public policies should focus on the specific role the public sector plays, within and between sectors and institutions, in order to allow things to happen that otherwise would hot have e.g. do R&D tax credits make R&D happen that would otherwise not have?
Es decir, no se trata de dar más dinero a las empresas para que innoven, porque a lo mejor lo iban a hacer igual, o no lo hacen realmente (y me sé unos cuantos casos de estos…), sino de crear innovación adicional, y preferiblemente, disruptiva. Esto, evidentemente, requiere otro perfil menos burocrático y más emprendedor en la Administración, algo que Mazzucato plantea bastante claramente (curiosamente, algo por lo que crucificaron hace poco a Luis Garicano en algunos medios que yo supondría próximos a las ideas de Mazzucato, aunque quizá es que no se las han leído…).

También, por supuesto, requiere más evaluación de las políticas públicas, otra de las asignaturas pendientes:
Had the State better understood how its own investments have led to the emergence of the most successful new companies, like Google, Apple, or Compaq, it would perhaps mount a stronger defence against such arguments.
En todo caso, y pasando a la parte más constructiva, ¿qué es lo que propone Mazzucato, de forma resumida (y con lo que estoy totalmente de acuerdo)?:
  • Primero, que el Estado arriesgue más en innovación. Que invierta de forma inteligente. Ella lo llama ser emprendedor (aunque yo no estoy tan de acuerdo, como comentaré después). Es decir, que apueste más por ideas disruptivas, que proporcione esa financiación paciente que no está disponible en el ámbito privado. Por supuesto, sabiendo que algunas apuestas saldrán mal. La referencia clara aquí es DARPA, o en el ámbito de la energía, ARPA-E. Sobre esto comento más a continuación.
  • Segundo, que, para hacer esta estrategia de inversión sostenible, el Estado comparta los beneficios cuando las apuestas salen bien, y no sólo en términos de crecimiento económico general.
Vamos a desarrollar estas dos ideas un poco más. Sobre la primera, y comenzando por lo básico:
  • La innovación y el conocimiento son bienes públicos, y por tanto difícilmente el sector privado va a ofrecer la cantidad correcta en un mercado con externalidades (spillovers). Y además, la innovación genera crecimiento (sorprendentemente no menciona a Romer, algo que no consigo entender). Si a eso le unimos el problema de coordinación de Rodrik (al que, también sorprendentemente, cita mucho menos de lo que debería), básicamente, la falta de información y comunicación entre agentes, vemos que esto va más allá de simplemente corregir fallos de mercado parciales, son fallos sistémicos los que hay que corregir. Ella, por cierto, dice que esto es más que corregir fallos de mercado….yo creo que siguen siendo fallos de mercado, pero masivos y que afectan a muchos mercados a la vez.
  • Para poder arreglar esto, el Estado es en teoría el mejor capacitado, porque ningún agente privado tiene o la información o los incentivos adecuados. Aunque, y a pesar de que ella dice que les damos demasiada importancia, también hay que recordar que también el Estado tiene fallos. Yo no me preocupo en teoría de quién los tiene más grandes :), sino del resultado en la práctica. Y para eso, lo fundamental es la evidencia de cómo funcionan mejor las cosas, la experimentación y la evaluación constante.
  • Una alternativa al Estado sería el tercer sector, aunque esto plantea muchos problemas de legitimidad democrática, creo yo.
  • En todo caso, lo que sí es indiscutible es que el Estado tiene que jugar un papel, idealmente primero tratando de corregir sus propios fallos (y para esto es importante mirar a la estructura de la Administración), y después haciendo dos cosas:
    • creando instituciones que fomenten la toma de riesgos (la parte sobre systems of innovation es muy interesante a este respecto)
    • diseñando una estrategia de innovación, basada en fortalezas de cada país, “mission oriented” incluso en algunos casos “eligiendo ganadores”. Esto lo discuto más adelante, porque el mission-oriented hay que definirlo bien (en términos de fines, y no de medios)
    • financiando pacientemente la innovación, algo que ningún agente privado va a hacer igual de bien en ninguna circunstancia. Aquí Mazzucato propone que sean los bancos públicos de inversión, que en algunos casos es cierto que han jugado un papel muy relevante. -(esto es de mi cosecha) asegurándose de que los que reciben la financiación la van a aprovechar bien (y aquí no importa tanto el resultado, sino el talento). Porque, de nuevo, no se trata tanto de poner más o menos dinero encima de la mesa (que también), sino de asegurar que el dinero se emplea bien, tanto por las empresas como por los centros de investigación.
    • y fiscalizando bien el uso del dinero público y de sus resultados
      It is important that tax money is traceable in its promotion of technologies and generation of returns. Success makes support for another round of risky investments more likely, and creates better visibility for the positive role that government can play in fostering innovation.
  • En resumen:
What we have instead is a case for targeted, proactive, entrepreneurial State, one able to take risks and create a highly networked system of actors that harness the best of the private sector for the national good over a medium-to long-term time horizon.It is a State acting as lead investor and catalyst which sparks the network to act and spread knowledge. The State can and does act as creator, not just facilitator, of the knowledge economy.
Sobre la segunda idea, la clave son dos preguntas que plantea: ¿Es justo que la NSF americana no haya sacado nada en limpio después de financiar el proyecto que dio origen al algoritmo de Google?¿Es sostenible un sistema de innovación sin un sistema de recompensas?
  • A la segunda parte, está claro que no. A la primera, la clave es definir “sacar algo en limpio”. ¿Es que Google debiera pagar una parte de sus beneficios al Estado por haberle financiado la idea original? Yo creo que no, y me explico:
    • En investigación básica, creo que el resultado debería ser conocimiento público. Porque no tenemos ni idea de si eso va a servir para algo o no. Así que el beneficio para el Estado, como bien público que es, debería ser la publicación lo más abierta posible de la idea.
    • En investigación más aplicada, y patentable, el Estado claramente y justamente podría exigir una parte de la patente, y por tanto, de los ingresos por licencias. Eso además ayudaría a gestionar bien las patentes en un contexto de bien público y a no convertirlas en una barrera de entrada innecesaria. En este sentido, la idea que menciona de Burlaqui es muy interesante: asegurarse de que la patente se usa de forma responsable y que maximiza el bienestar.
    • Finalmente, cuando lo que se financia es una empresa, claramente el Estado podría o bien exigir el retorno a su participación en el capital (en el que podría entrar) o plantear un retorno de la financiación en función de la renta obtenida por la empresa (income-contigent loans)
  • Lo que está claro es que el recuperar algo de la inversión, cuando sale bien, es fundamental, tanto en términos de eficiencia como de equidad:
As a general set of propositions of the risk-reward nexus, when the appropriation of rewards outstrips the bearing of risk in the innovation process, the result is inequity; when the extent of inequity disrupts investment in the innovation process, the result is instability; and when the extent of instability increases the uncertainty of the innovation process, the result is a slowdown or even decline in economic growth. A major challenge is to put in place institutions to regulate the risk-reward nexus so that it supports equitable and stable economic growth.
Creo que estas dos ideas las defiende en general convincentemente. Y tanto el prólogo, la introducción, y los capítulos 2, 4 (en parte) y 9 son muy buenos. Pero como no podía ser de otra forma :), también algunas cosas en las que no estoy de acuerdo con Mazzucato, y algunos capítulos que creo que no vale la pena leer:
  • Mi primer problema está en el título: dice que el Estado debe ser emprendedor. Y creo que ahí tenemos un problema semántico. Para mí emprendedor es el que desarrolla una empresa para crear valor. Y el Estado no tiene por qué crear empresas. Eso sólo se puede hacer si eres un estado tipo Singapur (muy exitoso, por otra parte, en este papel), y si no hay mucha libertad. Yo creo más bien (y en el fondo creo que a esto es a lo que se refiere todo el rato Mazzucato) es que debe ser un capitalista (financiador, y que asume riesgos). Y por supuesto, crear las condiciones institucionales adecuadas. Si a esto último se le quiere llamar emprendimiento, pues vale…pero creo que no es el significado habitual.
  • Segundo problema: Mazzucato habla mucho de que el Estado muchas veces debe elegir ganadores. Yo no lo comparto: primero, porque el Estado no tiene necesariamente mejor información que otros en este aspecto (y sí peores incentivos, como jugar con el dinero de otros); y segundo, porque elegir ganadores artificialmente básicamente genera unas rentas a su vez artificiales. Que, interesantemente, luego se llevan las empresas, sobre todo las oligopolistas a las que tanto se ataca (y a las que se contribuye a alimentar con estas políticas, porque son las mejor posicionadas para capturar estas rentas). El elegir ganadores lleva a empresas que extraen valor, en lugar de crearlo (como tanto ataca ella al hablar del big-pharma). De hecho ella casi siempre termina matizando esta cuestión. Por eso no tengo claro si realmente estamos de acuerdo aquí o no. Si leo cosas como esta: 
    What is important, however, is to look at such “picking winners” investments as a portfolio of long-term investments.
    Entonces creo que sí estamos de acuerdo: el Estado lo que tiene que hacer es generar una cartera de inversiones. Algunas saldrán bien y otras mal. Pero “picking winners” no es generar una cartera…Parte de la confusión es que Mazzucato insiste mucho en decir que fue el Estado el que “eligió” desarrollar Internet, o el iPod, o cosas similares. Pero esto, dicho por ella misma más adelante, no es cierto. DARPA, o ARPA-E, no eligen ganadores, generan redes y carteras a partir de las ideas de otros:
Like DARPA, ARPA-E does not create its own research agenda; instead, it invites researchers from academia and industry to explore high-risk ideas, setting an agenda through collaboration and collective knowledge of the state of the art and realm of possibilities. >What we have instead is a case for targeted, proactive, entrepreneurial State, one able to take risks and create a highly networked system of actors that harness the best of the private sector for the national good over a medium-to long-term time horizon.It is a State acting as lead investor and catalyst which sparks the network to act and spread knowledge. The State can and does act as creator, not just facilitator, of the knowledge economy.
  • Tercer punto de desacuerdo: su tratamiento del mito 5, la conexión de las universidades con la comercialización. Sobre todo cuando dice que las universidades europeas están bien conectadas con la industria. Creo que todavía no ha pasado suficiente tiempo en Europa, o no se ha informado lo suficiente, de hecho este tema, al contrario que otros, es muy parco en referencias (como las de Aghion u otros) o en experiencias de distintos países en Europa (es muy distinto Holanda que Francia o España, por ejemplo)
  • La discusión sobre energía, o incluso sobre sistemas de innovación no está mal, pero se queda bastante corta y ligera. Otra vez sorprendentemente (van tres, lo cual yo creo que ya demuestra algo preocupante) no cita todo lo que ha hecho Laura Díaz Anadón en este campo. Y creo que cae en algunos errores evidentes, como el asociar el despliegue tecnológico local con la innovación y el crecimiento. No hace falta ser el líder en eólica instalada para ser el líder en valor añadido en la tecnología. Sinceramente, aquí creo que vale mucho más la pena leer la tesis de Adela, mucho más completa, inteligente, y propositiva.
  • Aunque decía que estaba de acuerdo con lo de que hay que compartir los beneficios de la innovación, no tengo claro que los ejemplos que plantea sean argumentos válidos. Como ella dice muy bien: 
In theory, the effects of succesful innovation, which leads to a superior outcome, should be seen and experienced within the wider economy. As superior outcomes lead to new products and/or services that, in turn, improve the quality of lives, create new employment opportunities for the able workforce, significantly increase the nation’s foreign export and competitiveness and then lead to significant increase in tax revenues, it is often believed that investments in innovation would eventually be re-invested in the nation tangible and intangible assets. 
Por tanto, ¿qué sentido tiene mirar los beneficios individuales de Apple o su generación de empleo? Lo que de verdad mediría el impacto de la inversión pública en Apple (directa o indirecta) sería el crecimiento global de la economía, o los empleos creados, no sólo en Apple. Otra cosa, por supuesto, es quien se queda con los beneficios de la innovación (véase arriba), o cómo se reparten los beneficios de las empresas, o si evaden impuestos o no (algo que evidentemente va mucho más allá de lo que cubre este libro)
En todo caso, y si habéis llegado hasta aquí, habréis podido comprobar que el libro de para mucho pensar y mucho actuar. Recomendable por tanto leer esos capítulos que menciono, y complementar con la tesis de Adela. Y ojalá aplicar todo lo aprendido a todas las estrategias ahora mismo en marcha para la transición energética.

NOTA: Si queréis una versión resumida, aquí tenéis una.
NOTA 2: Según parece, Mazzucato elabora y da más solidez a algunas de estas ideas en su siguiente libro, que todavía estoy esperando me llegue desde Amazon...Cuando lo consiga colgaré la reseña correspondiente.
NOTA3: Recomendable también la discusión con Russ Roberts de la que ya hablé hace tiempo.

jueves, 9 de mayo de 2019

Knittel y Keith sobre la transición en el transporte

David Keith y Chris Knittel, de MIT, nos dan su opinión sobre lo difícil que será hacer la transición en el transporte. En alguna cosa estoy de acuerdo con ellos: principalmente, en que la clave es la rotación de los vehículos. O, dicho de otra forma, que todo pasa por achatarrar los vehículos antiguos lo antes posible, y no tanto por subsidiar los vehículos eléctricos.

En lo que no estoy de acuerdo es en que esto se solucione con un impuesto al carbono (salvo que se traslade al impuesto de matriculación, por ejemplo). Y tampoco estoy de acuerdo en que lo que hay que hacer es subsidiar híbridos enchufables, que luego no reducen tanto sus emisiones como esperamos. Salvo que nos aseguremos, claro, de que realmente utilizan electricidad....Yo creo que lo que habría que hacer es, y como ya he contado en ocasiones: por un lado, subsidiar el cambio de vehículo a las familias más necesitadas, un cambio hacia un vehículo no necesariamente eléctrico o híbrido, pero sí más pequeño y por tanto menos contaminante; y por otro lado, invertir en el avance tecnológico de las baterías o de los vehículos eléctricos, si queremos capturar alguna de las rentas de la innovación que puedan quedar.

miércoles, 8 de mayo de 2019

Los rebotes de la justicia medioambiental

Interesante reflexión de Cathy Wolfram sobre algunos de los problemas que se plantean cuando uno trata de resolver problemas de justicia medioambiental. Yo por ejemplo no conocía el término de gentrificación ambiental, pero claramente tiene sentido. Y es que, como en otros casos, el problema no es tanto de justicia medioambiental, sino de justicia global, y de desigualdad de renta. Si no se arregla esto, difícilmente podremos arreglar lo anterior. Y mientras tanto, una buena opción es la que se propone al final de incluir a los colectivos vulnerables en las instituciones (algo que tampoco es nunca sencillo).

martes, 7 de mayo de 2019

Sin buenos datos no hay buena regulación. El ejemplo del transporte.

Hace unos meses blogueaba un enlace que me pasaba Checa sobre las mentiras detrás de las etiquetas ambientales de los vehículos. Aquí hay fundamentalmente dos problemas:

- Uno, la falta de correspondencia entre las emisiones medidas y las reales. Como indican aquí, pueden llegar a ser hasta de un 60% (por encima, claro).
- Dos, el caso de los híbridos, donde ya no sólo es un tema de emisiones medidas, sino que se asume, por defecto, que el coche (incluso aunque sea un SUV enorme) tiene bajas emisiones sólo por ser híbrido.

Estos dos problemas hacen que la gente, que no es tonta, reaccione a medidas como Madrid central aumentando la compra de híbridos, que como ya hemos visto no necesariamente reduce emisiones. El resultado: que los posibles beneficios de la regulación pública terminan yéndose por la válvula de escape, el loophole que dicen los anglosajones, y que desgraciadamente siempre termina estando presente en cualquier regulación.

NOTA: No entro aquí en los beneficios reales de Madrid Central, y en si se reducen las emisiones o no. Porque para ello, más allá de ver si se ha reducido el tráfico en la zona regulada, habría que ver qué ha pasado con el tráfico y las emisiones fuera de esa zona (donde lo normal es que hayan aumentado simplemente por el efecto desplazamiento).

lunes, 6 de mayo de 2019

El descubrimiento de la doble hélice del ADN: una buena lección para investigadores

Matt Ridley reseña un libro de Gareth Williams en el que nos cuenta la apasionante historia del descubrimiento (o casi) de la estructura del ADN. Y Ridley resume los elementos más importantes, que muestran lo importante que son la suerte, la curiosidad, y la honestidad, en esto de la investigación. Una lección muy buena.

viernes, 3 de mayo de 2019

The Fourth Industrial Revolution, de Klaus Schwab

Tenía curiosidad por ver si este libro, escrito por el organizador de Davos y líder del World Economic Forum, me ayudaría a entender mejor eso que se llama Industria 4.0, sobre la que de hecho tenemos una Cátedra en Comillas. Pero, desgraciadamente, he de decir que no demasiado.

Primero, porque la mayor parte del libro cuenta cosas que ya sabía y de las que ya he blogueado muchas veces. Cosas interesantes, por supuesto, acerca de la evolución del trabajo, o de la economía en general; o sobre nuevos modelos de negocio; o sobre avances de la biomedicina o la neurociencia. Si acaso, me ha parecido algo más interesante personalmente la parte final, en la que reflexiona sobre el papel de los gobiernos (ver más abajo).

Segundo, porque el ejercicio de equilibrismo (que Schwab llama optimismo pragmático) que supone tratar de casar datos muy negativos que ya estamos viendo sobre las consecuencias de la cuarta revolución industrial con el panorama optimista para el trabajo, el bienestar, o la justicia, que Schwab quiere plantear es demasiado forzado y en ocasiones difícil de aceptar. Quizá sea por haber leído este libro después del espléndidamente objetivo Factfulness. Pero lo de que esta vez es la buena suena en cambio demasiado wishful thinking, demasiado parecido todo al greenwashing empresarial que nos vende siempre el beneficio para el consumidor que luego no se materializa (los beneficios para las empresas sí, claro). Sobre todo si, además, lo que nos vende como bueno para el consumidor es que seamos más productivos. Ya hemos tenido bastante de carrera de ratas y adicción a lo digital, creo yo….curioso que no explote como corresponde la cita de Pico Iyer del final del libro:
In an age of acceleration, nothing can be more exhilarating than going slow. And in an age of distraction, nothing is so luxurious as paying attention. And in an age of constant movement, nothing is so urgent as sitting still.
La tabla 1 es un buen ejemplo de ese bullshit al que estamos demasiado acostumbrados, y que seguro que a Santi haría escandalizarse. Muestra un resumen de los Deep Shifts para 2025 que elaboró el WEF en 2015: por ejemplo, un 78% de los entrevistados creen que tendremos un 10% de vehículos autónomos, y un 84% el primer coche fabricado por técnicas 3D. Muy optimista, en mi opinión, y a veces un poco contradictorio: un 90% creen que un 90% de la población tendrá acceso a almacenamiento digital ilimitado y gratuito en la nube, pero sólo un 78% cree que habrá un 90% de población con acceso regular a internet. Y fuera de la tabla, lo de que esta revolución nos permitirá cargarnos las externalidades medioambientales negativas casi mágicamente, o de que el CCS en el marco de la economía circular convertirá al CO2 en un activo valioso, más de lo mismo.

Schwab además parte de un planteamiento más o menos explícito de que la tecnología siempre es buena. Y claro, es difícil estar de acuerdo con eso. Porque sí, hay infinita capacidad y posibilidades tecnológicas….pero primero deberíamos tener claro para qué las queremos. Ni siquiera comparto la idea de que ese tenerlo claro requiere compartir entendimiento y valores. Porque cuando eso se combina con un cierto tufo tecnocrático top-down, eso de los valores compartidos y un bien común único da un poco de miedo. ¿Dónde está el valor de la diversidad cultural y de las comunidades? Por supuesto hace falta un acuerdo mínimo sobre valores éticos irrenunciables, pero a partir de ahí…

Por último, tampoco tengo claro que realmente estemos frente a una situación totalmente distinta a las anteriores. Sí, es cierto que esta revolución es mucho más rápida, y por tanto más peligrosa si no la gestionamos bien. Pero no me parece ni tan amplia ni tan poderosa como otras…al menos por ahora, y mientras todo se quede en digitalización que es en lo que estamos. Hasta que no llegue la verdadera inteligencia artificial, y los verdaderos avances de la medicina, no veo la revolución todavía.

Pero bueno, no todo es negativo. Decía al principio que me había parecido interesante la reflexión sobre el papel de los gobiernos. Y es que, en más allá de si 3.0 o 4.0, lo cierto es que la aceleración y la incertidumbre son una combinación muy potente que hace cada vez más inútiles y contraproducentes las políticas gubernamentales clásicas: el mandato y control, el querer dirigir el desarrollo económico con mano de hierro, creyéndose que son capaces de saber cuáles van a ser las tecnologías ganadoras o los comportamientos de los consumidores. Hacen falta administraciones (centrales y locales) mucho más ágiles, adaptativas y flexibles. Y para eso evidentemente hará falta un cierto reciclaje después de tantos años en que lo que se valoraba era la solidez mal entendida. Porque no se trata de impulsar políticas menos estables o predecibles…sino que estas políticas sean inherentemente flexibles.

También muy relacionado con ese proceso de transición no sólo energética en el que nos encontramos, otra idea muy interesante es la posibilidad que se abre de reshoring. En lugar de deslocalizar las grandes manufacturas, quizá este momento que viene en el que lo que se valorará será el talento y la creatividad será el de recuperar el valor añadido en países como España. Pero de nuevo, eso no es dar subvenciones a las empresas para que se queden, o garantizar el empleo antiguo con contratos sociales…hace falta creatividad bien dirigida, tal como defiende Mazzucato (cuyo primer libro espero reseñar la próxima semana).

En todo caso, lo que sí creo que es importante, y ahí estoy de acuerdo con la conclusión de Schwab, es que hace falta más reflexión sobre esto que se nos viene, si no queramos que nos coma.Y que aprovechar la oportunidad está en nuestras manos.

jueves, 2 de mayo de 2019

Opinión pública sobre la transición energética

Dos cosas muy tristes de la pasada campaña electoral española (no las únicas, desgraciadamente): el desastre de regulación de encuestas de opinión, incluido el triste papel del CIS (incluso aunque acertara, eso no significa que su método de decisión fuera bueno, y eso es lo que importa en las decisiones); y la ausencia en la campaña de los temas energético-ambientales. Para tratar de compensarlo, ahí va una encuesta muy interesante que se ha publicado en EEUU, que, aunque lo parezca, no está tan lejos de España en la opinión pública sobre estos temas y en su adscripción política. Los mensajes que me han parecido más reseñables:

- Hay un consenso bastante importante sobre el futuro renovable. Y el apoyo aumenta cuando, en lugar de "renovable", se habla de "energía limpia", algo que además tiene sentido.
- En EEUU hay mucha polarización sobre los impuestos al CO2. Creo que aquí en España hay bastante más consenso, aunque también, como siempre, y más aún en campaña, hay pavor a todo lo que incluya la palabra impuesto.
- Respecto a la nuclear hay muchas más posturas tibias de las que parecen reflejar las propuestas políticas: no hay tanta gente ni totalmente en contra ni totalmente a favor.

El mensaje final de Roberts es bastante positivo, y similar al que hemos dado nosotros en otras ocasiones: Una vez nos salimos de las demagogias electorales, hay un consenso muy grande sobre la dirección y las principales opciones en la transición energética. Ojalá el nuevo gobierno pueda catalizarlo.

NOTA: Meredith Fowlie comenta otra encuesta similar, y saca conclusiones sobre políticas factibles y second-best. Muy complementario a lo anterior.