Un tema apasionante en mi opinión, y al fin y al cabo, en la base de la teoría de la decisión. ¿Tenemos libre voluntad, o estamos programados directa o indirectamente (como defiende Harari por ejemplo)? En esta entrevista Christian List ofrece algunas respuestas defendiendo la libre voluntad...aunque a mí no me parecen particularmente convincentes. Habrá que seguir buscando...porque mi lado científico me lleva más a pensar que los deterministas parecen tener las de ganar...pero mi lado humanista se entristece y busca algún hueco...entre otras cosas para que tenga sentido seguir trabajando en teoría de la decisión :).
Relacionado, este otro artículo sobre qué es la razón, también interesante. Y también este libro, que estoy comenzando ahora, y que tiene bastante buena pinta.
ADD: Muy interesantes como siempre los comentarios de Vintage Rocker, que tienen mucho más valor que la entrada original.
ADD II: Ya terminé el libro de Horgan, y la verdad es que es una lectura muy amena, e interesante. Creo que refleja bien la diversidad de un campo como este, y la dificultad intrínseca de llegar a alguna conclusión más sólida. Además, por supuesto, del valor humano de las historias personales en las que basa el libro. Eso sí, no estoy demasiado de acuerdo con él en su conclusión. En mi modesta opinión, concluir que la dificultad de llegar a descubrir cómo funcionamos es insuperable, y que eso lleva a que cada cual puede pensar lo que le dé la gana creo que es bastante poco científico, la verdad. El que algo sea tan difícil de entender no quiere decir que existan verdades múltiples: lo más probable es que haya sólo una verdad (aunque quizá con distintas formas de explicarla), al menos en este universo, otra cosa es que no seamos capaces de alcanzarla. Si hubieramos aplicado esa misma regla a muchos otros avances científicos mal nos hubiera ido...y de hecho mal nos va, como con la gente que prefiere creer en chamanes que en soluciones probadas para curar la diarrea (como nos cuentan Banerjee y Duflo en Poor Economics).
Por supuesto, mientras que no encontramos la respuesta correcta, cada cual puede creer la historia que le parezca más apropiada, y seguirla siempre que no haga daño a los demás...pero eso no puede ser nunca ni el fin de este proceso ni algo que nos deje tranquilos.
3 comentarios:
Los proponentes de esa visión supuestamente tan científica sobre la ausencia de libre voluntad suelen fracasar estrepitosamente a la hora de predecir las acciones fruto de la voluntad, tanto de individuos como de grupos. Generalmente se debe a que carecen siquiera de un modelo teórico para identificar los elementos causales de las decisiones que conducen a dichas acciones (que, para facilitar las cosas, se toman en un ambiente de incertidumbre, y en parte de forma inconsciente).
Si rascas un poco, acabas llegando a la conclusión de que esos elementos son poco menos que la historia completa del universo (y por lo tanto el único escenario en que podríamos predecir las acciones de los agentes, solos o en grupo, es si conociésemos todo lo que ha pasado en todas partes desde el big bang, el famoso demonio de Laplace, pero el demonio de Laplace requeriría una capacidad de cálculo superior a la que proporcionaría toda la materia del universo transformada en transistores)...
La pregunta entonces es ¿si no sabes (ni puedes llegar a saber) lo suficiente poder llegar nunca a predecir las acciones de alguien, en qué se diferencia empíricamente tu posición de la de un firme creyente en la libre voluntad? Lo que era una cuestión ontológica, o metafísica (si existe o no existe esa extraña criatura, sobre cuya definición es tan difícil ponerse de acuerdo) se convierte en una cuestión epistemológica (si podemos tener conocimiento fundado de lo que la ausencia de libre voluntad supone). Al margen de mis compromisos metafísicos previos, que ya conoces, la cuestión epistemológica me parece clarísima: no hay como reconocer la no-libre voluntad, luego todos lo que postulan que no hay libre voluntad son unos farsantes (y lo hacen por joder, por epatar, y porque sospechan, no enteramente sin razón, que aceptar la libre voluntad es inconsistente con el reduccionismo materialista que Tom Nagel -entre otros, y le menciono sólo porque es bastante reciente- llama despectivamente "ciencismo" que para tales negacionistas es parte y parcela irrenunciable de su visión del mundo).
Una visión del mundo que no hay por qué compartir. Es más elegante, más racional y más coherente aceptar que hay o libre voluntad, o un límite a lo que podemos conocer y, basado en ese conocimiento, predecir que es esencialmente indistinguible de la libre voluntad.
Welcome back, Vintage Rocker! Qué bueno verte de vuelta, tras la temporada de estudios. Y con un comentario muy oportuno, y sensato como siempre.
Dices que qué más dará si tenemos libre voluntad o no, si nunca seremos capaces de saberlo...o más bien, si nunca seremos capaces de predecir comportamientos. Y efectivamente es un argumento de mucho peso. Pero yo creo que hay cuestiones quizá menos ambiciosas, pero que también, de una forma u otra, pueden requerir algún supuesto sobre si hay libre voluntad o no. Porque, independientemente de si alguna vez sabremos predecir el comportamiento o no (voto más por lo segundo, como tú) el hecho de que exista o no la libre voluntad tiene muchas implicaciones sobre la teoría de la decisión, sobre la moral, o sobre el código penal. Por ejemplo, y sin entrar en más extremos: si es cierto que estamos, de alguna forma, predeterminados biológicamente (y, repito, yo no estoy convencido de ello por muchas razones que otro día explicaré con más calma, pero que básicamente tienen que ver con la plasticidad neuronal frente a estímulos exteriores, y no necesariamente por la existencia de elementos sobrenaturales...)...¿qué sentido tiene que alguien se esfuerce en que sus estudiantes aprendan ética, o teoría de la decisión? En ambos casos, lo único a lo que estaremos enseñando es a racionalizar comportamientos o decisiones, pero no a mejorarlas...y al menos para mí, esto es importante tenerlo claro...
Un placer (aunque mi temporada de estudios no termina hasta el martes que viene, pero voy encontrando huecos para los viejos vicios, como mirar los blogs de los colegas, y dejar algún comentario de cuando en cuando).
Lo de las implicaciones de la existencia o no de la LV en teoría de decisión, moral y código penal tiene su gracia. En un libro reciente de un firme proponente de la inexistencia de la misma ("Behave", de Robert Sapolsky, puedes encontrar mi comentario al mismo aquí: http://purebarbell.blogspot.com/2017/11/neuroscience-monism-for-xxth-century-or.html) el autor defendía que la "revolución en la comprensión del comportamiento humano que está posiblitando la neurociencia" nos debería obligar a rehacer todo el código penal, eliminando conceptos como culpa, dolo, intención, la diferencia entre homicidio voluntario e involuntario... para terminar reconociendo que el actual sistema de castigos y recompensas, lo que se considera una prueba válida y lo que no, y la publicidad a dar a las deliberaciones y sentencias de los jueces, no cambiarían prácticamente en nada.
Algo parecido pasa con la moral, e imagino que con la teoría de la decisión. Si las personas no fuesen libres (un concepto que cada vez me inclino más a considerar internamente inconsistente, contradictorio, lógicamente insostenible) al mismo tiempo a) perderían su fundamento y b) no cambiarían en nada (seguirían recomendando los mismos comportamientos y decisiones).
¿Qué sentido tiene entonces que alguien se esfuerce en que sus estudiantes los aprendan? Ninguno. Pero es que en un universo estrictamente materialista/ determinista nada tiene ningún sentido, el mismo concepto de "tener sentido" no aplica: ¿Qué sentido tiene que un electrón tenga carga eléctrica negativa? ¿Qué sentido tiene que la constante de gravitación universal cause en la superficie de nuestro planeta una aceleración de 9,81 m/s2? ¿Qué sentido tiene que haciendo una fuerza de 10 N en un extremo de una palanca se pueda mover una resistencia de 20 N si el fulcro está al doble de distancia del punto de aplicación de la primera que de la segunda? En un mundo sin agentes, y sin libre voluntad, todo sucede como sucede, porque no puede suceder de otra forma. La pregunta por el sentido... no tiene sentido.
Pero (¿afortunadamente? ésa ya es otra cuestión) no es ese el universo en el que vivimos ;-)
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