lunes, 27 de junio de 2011

El Coche y la ciudad, lo que está cambiando en el Viejo Continente y en el nuevo.

Hace poco más de una semana salió un video de Bill Ford en TEDtalks sobre el futuro del coche y como se iba integrando a la ciudad. Uno de los puntos que más me impactó es que el futuro no puede prescindir del coche.
Cosa que sorprende siempre un poco quien el coche no lo tiene ni siente la necesitad de tenerlo.
Según muchos trabajos publicados, la probabilidad de tener un coche por una familia se reduce de la mitad en los entornos urbanos. Esto es un dado muy importante a la hora de implantar políticas de movilidad urbana. Quien tiene la preferencia?
Fomentar la fluidez del tráfico, la rapidez en encontrar parking fomenta el uso, consumo y adquisición del coche. Los problemas de contaminación se pueden reducir con vehículos más limpios, incluso eléctricos y los problemas de atascos se pueden limitar con los coches más inteligentes y conectados. Pero existen siempre soluciones más limpias y con menos impacto.
Bicis y transporte publico son entre las mejores opciones de movilidad urbanas que se puedan considerar.

En un artículo del NYT, Elisabeth Rosenthal subraya como diferentes políticas están diferenciando poco a poco Europa con Estados Unidos en la vida en las ciudades. En Europa (sobre todo central) el diseño de las centros se está convirtiendo en peato-centrico consiguiendo que el coche no sea un alternativa (en términos de rapidez) al bus o a la moto, sino a la misma caminata, con un enfoque en la enorme reducción de las velocidades y a semaforos que duran cada vez menos, facilitando el cruze de peatones más que de los coches. El todo aumentando los carriles de bicis, taxis y bus. Los atascos, es cierto, no desaparecen, pero alternativas 'viables' existen y son fomentadas.

Por otro lado, las ciudades de EEUU apuestan por coches más limpios, carreteras más amplias y inteligentes, pero teniendo poco en cuenta lo que es el efecto rebote, ya que carreteras mejores invitan a los ciudadanos a comprar y usar más el coche, acabando en otros (quizás peores) atascos.