jueves, 30 de abril de 2020

Decisiones en tiempos de incertidumbre

Estos tiempos que nos están tocando vivir nos recuerdan lo importante que es saber tomar decisiones en un contexto de incertidumbre. Por ejemplo, Mario Castro et al nos demuestran en este paper reciente cómo es imposible predecir ni el pico ni el final de la pandemia, porque las dinámicas de crecimiento exponencial son inherentemente impredecibles, por muy complejo que sea el modelo que utilicemos. Algo similar podríamos decir de muchos fenómenos que están teniendo lugar estos días, como la caída de los precios del petróleo, que se podría predecir hasta un cierto grado con un análisis fundamental, pero que siempre se complica por la casuística del comportamiento humano.

¿Y entonces, si todo es incierto, significa esto que no podemos decidir, o que cualquier decisión que tomemos va a ser mala? ¿Significa que, por ejemplo, todos los gobiernos lo harán igual de mal, porque al fin y al cabo nadie tiene ni idea de lo que puede pasar? Pues no. Lo que significa, evidentemente, es que tomar decisiones va a ser más complicado. Pero hacerlo bien siempre será recomendable, porque, si realmente nos aplicamos podremos, por un lado, entender mejor el proceso sobre el que tomamos decisiones, sus causas y consecuencias (y eso siempre es bueno); y por otro lado, tendremos muchas más posibilidades de acertar con nuestra decisión (porque, como bien dice Mario en su paper, esto va de probabilidades y posibilidades, no de certidumbres).

Eso sí, en esto siempre hay que tener en cuenta dos cuestiones fundamentales:

- Primero, que que la calidad de la decisión en un contexto de incertidumbre no se puede evaluar por sus resultados. Es decir, una decisión no es buena o mala porque haya acertado en predecir las consecuencias (algo que, como digo arriba, es imposible). Una decisión será buena si ha aumentado las posibilidades de acertar, y si se ha elegido con un proceso lo más formal, sólido y coherente posible.
- Segundo, que en estas condiciones, más que acertar, lo interesante es buscar que la decisión sea suficientemente robusta, es decir, que, ocurra lo que ocurra, el resultado siga siendo razonablemente bueno (o no catastrófico) aunque no sea lo mejor. Por ejemplo, ante un día en el que puede que llueva, llevar un paraguas pequeño seguramente sea una decisión robusta...y no lo serán ni ir a cuerpo gentil (porque si llueve nos calamos), ni ponernos dos chubasqueros (porque si no llueve morimos de un soponcio).

Claro, para que los que no toman la decisión entiendan si era buena o no, hay que explicar el proceso seguido con transparencia, no comunicarlo como si fuera un dogma de fe. Y evidentemente, también hace falta, en el caso de los gobiernos, tomar decisiones pensando en el bien común, y no en el tacticismo político o en la ideología...pero eso parece ya una batalla perdida en algunos sitios.

miércoles, 29 de abril de 2020

Más sobre el uso del estímulo financiero: las renovables no son lo único

Estos días ha continuado la conversación sobre cómo utilizar el estímulo financiero asignado a la recuperación de la economía. Yo ya dí mi opinión sobre esto la semana pasada, pero en los últimos días, hablando con periodistas y conocidos, he seguido refinando un poco más mi posición, o al menos, siendo capaz de resumirla mejor. Así que ahí va:

- Creo que las inversiones necesarias para la transición hacia una economía más sostenible, como las apuntadas en el PNIEC o la estrategia de largo plazo de España o de Europa, son un buen mapa de navegación para utilizar los fondos de reconstrucción. Estos fondos vendrán muy bien para financiar aquellas actividades en las que será más difícil que haya financiación privada, o para las que hubiera costado reunir financiación.
- Pero también creo que no necesariamente deben ser las únicas actividades financiadas por estos fondos. Puede haber otros sectores donde también convenga invertir para recuperar empleo, y estimular el desarrollo. Eso sí, lo que no puede ser es que las inversiones en esos sectores sean incompatibles con la transición energética y la lucha contra el cambio climático. No tiene ningún sentido invertir en actividades intensivas en energía, o que requieran más transporte basado en fósiles, por ejemplo. Pero sí puede tener mucho sentido invertir en biotecnología, o en conocimiento (innovación, investigación de alto nivel, universidades de prestigio, formación profesional de calidad...). O luchar contra la pobreza extrema (algo que además no requiere mucho dinero). Todas ellas pueden contribuir a la sostenibilidad (entendida como la entendemos nosotros, en sentido amplio) igual o más que las inversiones en renovables, por ejemplo.
- Por tanto, esta insistencia (o, en algunos casos, este arrimar el ascua a su sardina) en pedir que todos los fondos vayan con carácter prioritario a las renovables (curiosamente se habla mucho menos de eficiencia energética) me parece peligrosa y potencialmente contraproducente. Igual que lo de exigir que los fondos vayan destinados a aumentar la velocidad de la transición, como parece pedir la carta de la Alianza para la Recuperación Verde. De nuevo, no necesariamente serán el mejor uso de los fondos, en términos de sostenibilidad bien entendida.

David Roberts ha hecho una propuesta que ilustra muy bien esta discusión: hacer eléctricos todos los camiones de reparto de correos en USA. Esto, que puede parecer una chorrada, tiene sentido en sus circunstancias: los camiones que tienen ahora hay que cambiarlos. Por tanto, es perfectamente razonable, incluso aunque fueran más caros en términos de coste total de uso (que tampoco), gastarse un poco más en la inversión en camiones eléctricos, porque esta mayor inversión es precisamente lo que genera empleo. Y además resulta en menos emisiones. Un perfecto ejemplo de win-win ¿Estaría igual de acuerdo con él si los camiones actuales fueran casi nuevos? Pues seguramente no, porque sería muy fácil encontrar medidas mucho más rentables en todos los aspectos.

En fin, seguro que con esto seguiré perdiendo "amigos" en el sector renovable...pero ya se sabe que quien bien te quiere te hará llorar :)

martes, 28 de abril de 2020

Los efectos del cambio de hora en la demanda eléctrica en España

Al fin, un estudio profundo y riguroso sobre los efectos del cambio de hora en el consumo de electricidad en España. Sus conclusiones principales:
  • Que los efectos son muy poco relevantes: cambios entre 0,1 y 0,4% del consumo anual. Espero que al menos con esto ya las noticias dejen de contarnos el rollo habitual de ese ahorro del 3-5% estimado no se sabe cómo.
  • Que, desde el punto de vista del consumo eléctrico, lo que más energía ahorra es pasar a un horario de verano permanente (UTC+2).
Eso sí, el estudio, aunque muy bienvenido, tiene un par de limitaciones que deben tenerse en cuenta a la hora de sacar conclusiones más definitivas respecto al consumo de energía:
  • Una, porque sólo mira electricidad y también, como sabemos, puede haber un efecto sobre el consumo de calefacción, que también puede ser asimétrico. Igual que el efecto sobre el consumo de electricidad de un atardecer más tardío es mayor que el del amanecer, también puede ser que el efecto de la necesidad de calefacción sea mayor por la mañana que por la tarde. Esto podría cambiar los resultados en la dirección opuesta.
  • Dos, que no tengo nada claro cómo tiene en cuenta el posible cambio de comportamientos: si la gente cambia su horario al cambiar la luz solar (por ejemplo, cenando antes), puede ser que los resultados no se mantengan. Sería interesante ver en qué medida podría afectar esto.
Y por supuesto, el consumo de energía no es la única variable que habría que considerar. Pero al menos esto ya permite cuantificar el ahorro de energía eléctrica. Algo que nuestros políticos habían prometido hacer hace ya mucho tiempo...pero que se ve, igual que pasa ahora, no les pareció muy importante encargar estudios rigurosos o consultar con buenos expertos.

lunes, 27 de abril de 2020

Máscaras para reducir las emisiones de metano de la ganadería

Una idea curiosa para reducir el metano emitido por las vacas: capturarlo cuando sale por la nariz y convertirlo en CO2. Habrá que seguir el desarrollo...

viernes, 24 de abril de 2020

Una visión pesimista del coche eléctrico, y sus problemas

No estoy de acuerdo con sus conclusiones, pero resultan interesantes las cuentas de Schalk Cloete sobre el coche eléctrico en California y Noruega. Resultan interesantes porque sitúan bien en contexto el valor de los subsidios públicos en estos países. Ya sabíamos que eran elevados, pero, yo al menos, no pensaba que lo fueran tanto en Noruega, incluso sin contar cosas que suma Cloete y que no están nada claras (como los impuestos a las gasolinas, que no se pueden quitar sin comparar con el impuesto a la electricidad)

Y por supuesto, en lo que sí estoy de acuerdo en que, actualmente, los subsidios al coche eléctrico, ni son rentables socialmente, ni son justos, porque se van predominantemente a las rentas más altas. De hecho, siempre me ha parecido difícil de entender el caso noruego, por su falta de equidad en una sociedad aparentemente tan igualitaria como la escandinava...Es muy llamativo lo de que la mitad de los coches eléctricos en Noruega sean coches de lujo...aunque por otra parte entendible por cómo se estructuran los incentivos.

Ahora bien, como decía antes, no estoy de acuerdo en sus conclusión principal: que para lograr cuotas de mercado como en Noruega habrá que subsidiar continuamente a niveles similares.

- Primero, porque los vehículos eléctricos que se venden actualemnte son en general muy caros (independientemente del coste de la batería). Si ese coste cero de la batería o negativo estuviera disponible para un utilitario o coche familiar mediano (algo que no pasa en California o en Noruega), las ventas se dispararían. Las ventas son bajas porque ese segmento de vehículos tiene ventas bajas, como ilustra bien Cloete al compararlo con vehículos de alta gama.
- Y precisamente por esa razón, no creo, como el dice, que los costes de las baterías deban bajar hasta límites infactibles. De hecho, en algún estudio nuestro hemos encontrado que el punto de equilibrio (en ausencia de impuestos) podría estar sobre los 100€/kWh.
- Cuando se llegue a ese punto, ¿qué impedirá que, como en cualquier curva en S de penetración tecnológica, exploten las ventas de eléctricos? La recarga, citado por algunos como un elemento crítico, a mí no me lo parece tanto: las estaciones de recarga surgirán como setas una vez que aumente la cuota. 

Por supuesto, independientemente de esto, cabe cuestionarse si la matriculación obligatoria de vehículos eléctricos que está teniendo lugar como consecuencia de la normativa europea de emisiones de los coches nuevos es socialmente rentable...aunque en este caso creo que es un incentivo claro para que los fabricantes se pongan las pilas para reducir las emisiones de los vehículos convenicionales, o los costes de los vehículos eléctricos. Y esto es una cosa distinta que el subsidio noruego o californiano...



jueves, 23 de abril de 2020

Feliz día de la Tierra (con retraso)

Sí, ya sé que era ayer, pero esto da para lo que da...:)

En todo caso, para celebrarlo, enlaces varios (muchos de ellos sacados de El País) para disfrutar de paseos virtuales:

- Una expedición a un volcán activo
- Ordesa y Monte Perdido
- La cueva Son Doong, en Vietnam, en 360º
- Viaje a la Patagonia
- La calzada de los gigantes, en Irlanda
- Los acantilados de Moher, también en Irlanda
- Auroras boreales en Abisko
- Y un paseo virtual por Acadia (que no me funciona en alta resolución)

Y para los que tengáis Mac, este salvapantallas es fantástico.



martes, 21 de abril de 2020

El plan nuclear polaco

Curioso cuando menos. No me extraña que la compañía eléctrica se tiente la ropa...Con este coste, muy bajo tiene que ser el recurso renovable para que no sea claramente competitivo con la nueva nuclear...¿Seguro que no hay alternativas?

lunes, 20 de abril de 2020

Lecciones del coronavirus para la ayuda contra la pobreza

El otro día hablaba de las lecciones del coronavirus para el medio ambiente....pero estos días he leído The life you can save, de Singer...y me doy cuenta de que donde realmente podemos sacar lecciones, y muchas, es sobre nuestra actitud hacia la pobreza extrema. Una pobreza que mata igual, o mucho más, que el coronavirus.

Como decía al hablar del valor de la vida estadística, en esta crisis no tiene sentido hacer análisis coste-beneficio...pero sí creo que tiene sentido reflexionar sobre lo que estamos dispuestos a hacer por salvar vidas humanas. Estamos dispuestos a parar la economía, a perder ingresos, a arriesgarnos a una grave crisis económica...porque consideramos inaceptable perder la cantidad de vidas que perderíamos si no lo hiciéramos. Todas vidas valiosas, sean de mayores o de menos mayores. Y por supuesto vale la pena hacerlo.

Pero claro, la pregunta que surge inmediatamente es: ¿y por qué no estamos dispuestos a hacer sacrificios de mucha, mucha menor magnitud, para salvar las vidas de otra gente que muere en otros países, en muchos casos niños?¿Es que sus vidas valen tanto menos?¿Es porque no los vemos cerca?

Igual que esta crisis está haciendo surgir un importante movimiento de solidaridad, ojalá también seamos capaces de extenderla a los que están mucho peor que nosotros, y más sabiendo que realmente nos va a costar mucho, mucho menos.

viernes, 17 de abril de 2020

Viajes virtuales para el finde

Para todos los que no tenemos la suerte de poder salir a pasear por el campo o por el jardín estos días, algunas cosas interesantes que he encontrado en la web:

The life you can save, de Singer

La verdad es que me cuesta trabajo recomendar este libro (disponible gratuitamente). No porque no sea interesante todo lo que dice...ni porque no sea ameno. Ni mucho menos porque el tema no lo merezca.

Me cuesta recomendarlo porque, realmente, no debería hacer falta leerlo para saber lo que nos dice, ni para saber lo que tenemos que hacer: Tenemos que ayudar más a los que más lo necesitan, en lugar de darnos lujos innecesarios. Debemos vivir con lo que necesitemos razonablemente, y lo que nos sobre, dárselo a todos aquellos que viven en pobreza extrema, para ayudarles a salir de ella, y sobre todo, a salvar sus vidas. Y, lo que demos, debemos tratar de que haga el mayor bien posible.

Pero es cierto que esto, que como digo debería ser evidente, no es tan sencillo en la práctica:

- Primero, no es fácil saber cuánto necesitamos para vivir razonablemente, sobre todo cuando hay hijos de por medio, y apreturas económicas, e incertidumbres sobre el futuro (esta época es un buen ejemplo). ¿Debemos guardar el dinero que nos sobra por si acaso nosotros o nuestros hijos lo necesitan?¿Debemos invertir en una educación más cara para ellos, o mejor donar ese dinero?
- Segundo, incluso aunque sepamos cuánto debemos dar, a veces no es tan fácil darlo, por muchas razones, a veces justificadas y a veces no tanto;
- Tercero, tampoco es tan fácil saber a quién debemos dárselo para lograr el mayor bien posible.

Así que Singer trata de darnos argumentos para responder a las tres preguntas, a veces con más éxito, y otras con menos. En cualquier caso, como contaré luego, creo que su propuesta final es bastante sensata y útil.

Los tres ámbitos en los que Singer basa su propuesta son:

- El ético, que al fin y al cabo es su especialidad, y donde es más sólido. Aunque, claro, eso no significa que la cosa sea sencilla...Singer además utiliza ejemplos difíciles de aplicar a condiciones reales. ¿Que un señor que tiene 45 millones de capital ahorrado se pone a donar como un loco y además dona un riñón? ¿Que un chaval que trabaja en banca de inversión y no tiene familia dona casi todo lo que ingresa? Pues muy bien...pero la gran mayoría no estamos ahí...menos aún por supuesto si pensamos en los Gates o en Buffett. El ejemplo de Paul Farmer tampoco me parece demasiado útil, la verdad (algo que él reconoce implícitamente). Alguien que considera que debe poner a todos por delante de su familia no es muy normal, la verdad...Por supuesto, no es que sean malas personas...pero tampoco estoy de acuerdo que sean padres modélicos. De hecho, el caso de Farmer es uno de esos que haces que te expliques por qué el celibato puede ser bueno para los sacerdotes...porque les da la libertad suficiente como para poder poner a todo el mundo por delante de sus afectos... si realmente quieres ser como Farmer, a lo mejor no deberías casarte ni tener hijos...

- El económico, con dos partes muy claras. La primera, que no me ha gustado mucho, sobre la utilidad de la ayuda al desarrollo. Yo, la verdad, no veo necesidad de meterse en este jardín, tan complicado, como ya he discutido en este blog unas cuantas veces, y además mucho más amplio que lo que interesa aquí, que es ayudar a los que están en pobreza extrema, y en riesgo de perder la vida. Y ahí el análisis es más sencillo: siempre es conveniente ayudar. Otra cosa, claro, es cómo, y esa es la segunda parte, que es mucho mejor, porque se apoya bastante en gente como Duflo et al, que han producido análisis muy directamente aplicables a lo que queremos. De hecho, esta sección me parece la más recomendable del libro...

- Y el psicológico, que utiliza fundamentalmente para tratar de explicar por qué a veces, aunque sepamos lo que hay que hacer, no lo hacemos, y también para buscar recetas para ayudarnos. Este argumento tiene por supuesto base, pero también tiene mucho riesgo, como es el de caer en todo el pantano de experimentos psicológicos difícilmente replicables. Una cosa es Schelling y su estrategia para comprometernos, o incluso el opt-in o el poder de las normas sociales, bastante demostrados, y otra todo el blablabla, que desgraciadamente también utiliza Singer, acerca de cuestiones bastante más peregrinas. Afortunadamente, este creo que es el que menos hace falta, porque con los dos primeros sería suficiente.

El problema de a quién dar está bastante resuelto con gente como GiveWell (nosotros lo hemos usado y funciona muy bien). Y el tema ético, a pesar de esos ejemplos tan extremos, creo que Singer lo termina resolviendo bien: reconoce la tensión que hay en esta cuestión (ilustrada por el caso de los kibbutzim) y la soluciona diciendo que una cosa es el estándar (muy alto) que uno se puede exigir a sí mismo, y otro el que se puede exigir a los demás. Y termina planteando algo que a mí me parece muy razonable, quizá porque, casualmente, es donde está mi familia, en algo más de un 1% de la renta anual para rentas como las nuestras.

Aunque al final se quedan algunos flecos pendientes. Por ejemplo, una buena pregunta relacionada (que ya traté hace poco) es si es moral dejar herencias a los hijos. O si, precisamente, lo más ético es no hacerlo, precisamente porque les queremos, y no queremos que sean unos malcriados, y queremos que se ganen la vida como todo el mundo, sin empujoncitos innecesarios. De nuevo, la pregunta clave es: ¿sin esa herencia, serían unos desgraciados? Por ejemplo, si no ayudamos a nuestros hijos, y con ellos llevan la vida de un mileurista o peor, sin poder tener una casa...como tanta gente en nuestros países...¿es esto éticamente aceptable? Porque claro, siempre estarán mucho mejor que mucha gente en pobreza extrema...Lo que sí está claro es que la herencia no debe servir para irte a esquiar a los Alpes todos los años...Otro tema también muy interesante es la moralidad de las donaciones para cuestiones culturales....que como dice Singer serían aceptables en un mundo sin pobreza extrema, pero no tanto en uno en el que hay tanta...

En fin, como dice Singer, lo más importante de leer el libro es que no sientas complacencia con lo que haces. Y eso desde luego lo logra. Así que, para todos los que creen que ya lo hacen guay, el libro es recomendable.

Termino con una cita de Henry Spira con la que también termina Singer,  y que me ha gustado mucho:
I guess basically one wants to feel that one’s life has amounted to more than just consuming products and generating garbage. I think that one likes to look back and say that one’s done the best one can to make this a better place for others.

jueves, 16 de abril de 2020

El valor de la vida humana y el coronavirus

Hace justo unas semanas les hablaba yo a mis alumnos del MEPI sobre el valor de la vida estadística, y en general, sobre métodos de evaluación económica de los impactos ambientales. Todo muy rápido, por supuesto, porque no hay tiempo para más. En este podcast de Resources Radio, Alan Krupnick, uno de los popes del asunto, sí tiene tiempo para contarnos tranquila y muy pedagógicamente acerca de los distintos métodos para determinar el valor de una vida estadística, de la historia del término (acuñado, como no podía ser de otra forma, por un genio como Tom Schelling), de todas las cuestiones éticas que aparecen...y por supuesto, sobre cómo utilizarla en el contexto del COVID-19.

Una discusión así es tremendamente pertinente en estos días en los que algunos dicen tantas tonterías. Y ahí Krupnick hace un punto fundamental, y que comparto totalmente: no tiene ningún sentido hablar de coste-beneficio en crisis como ésta.

Krupnick lo justifica diciendo que, realmente, ahora no hay ningún trade-off que evaluar (que es donde tiene sentido aplicar el coste-beneficio): no hay trade-off, es decir, no hay coste de oportunidad, porque realmente no hay ninguna opción distinta de parar todo o casi todo para parar la epidemia, si no queremos colapsar nuestros sistemas sanitarios. Parece que la evidencia respalda esto. Yo, personalmente, creo que hay un argumento también muy importante para no utilizar, por ahora, el coste-beneficio: el análisis coste-beneficio, y el valor de la vida estadística, están construidos sobre un supuesto marginal. Es decir, sólo tienen sentido para evaluar cambios marginales, relativamente pequeños. Ahora mismo, y por lo que entendemos de los modelos más valiosos , el impacto en términos de mortalidad de no aislarnos sería tan enorme que nunca podríamos considerarlo marginal.

Donde sí puede tener sentido aplicar el coste-beneficio es a la hora de determinar las medidas que se instalen con carácter más permanente, o la velocidad a la hora de volver a la normalidad. Porque ahí sí podemos considerar que sí hay cierto trade-off asumible, y por tanto, que podemos estar hablando en términos marginales, que es donde realmente tiene sentido una medida como esta.

Ojalá que nuestros políticos, igual que deberían estar usando información de modelos científicos para dirigir sus actuaciones en estos momentos, utilicen también la ciencia (no sólo, por supuesto, por las evidentes implicaciones éticas y morales de las que he hablado) para decidir la mejor senda para salir de esto.

PS: Lo único que echo de menos en el podcast de Krupnick es alguna referencia a algunos conceptos relacionados que también pueden ser relevantes en este contexto, o incluso más apropiados teniendo en cuenta lo asimétrica que es la distribución del impacto del COVID-19 (pero con más problemas éticos):
- YOLL (years of life-lost), que se "inventaron" Anil Markandya y otros justo cuando yo estaba trabajando en el proyecto ExternE con ellos: el valor de un año de vida perdido por una muerte prematura.
- QALY, curiosamente también propuesto por otro genio como Dick Zeckhauser (además uno de los profesores más magistrales que he tenido). El DALY es similar. Ajustan el YOLL para recoger además la calidad de vida.

ADD: Tim Harford también ha opinado sobre el asunto.


martes, 14 de abril de 2020

Blogs vs Twitter

Espero que hayáis pasado una buena Semana Santa, dentro de las circunstancias. Y que sigáis todos sanos y animados. Yo, tras el parón relativo que he tratado de hacer en estos días, vuelvo también al blog, esta vez para reflexionar sobre su mismo objetivo, aprovechando esta entrada del 1 de abril de Andrew Gelman.

Era su forma de celebrar el April Fools Day, el día de los inocentes anglosajón. Pero como todas las buenas bromas, tiene mucho de serio y de verdad detrás. Y es que, efectivamente, desde hace tiempo, las conversaciones interesantes se han ido a Twitter (por no decir a Instagram, etc)...donde además parece que, en gran parte por su propia naturaleza, hay mucha más actualidad, viveza y animación de la que hubo nunca en nuestros blogs nuestros. Una sola entrada de Twitter, reenviada automáticamente desde el blog, genera más respuestas que cualquiera de las entradas del blog. Por tanto, la pregunta de si vale la pena irse a Twitter y dejar de bloguear es perfectamente legítima, y muy justificada.

Pero me temo que (igual que Gelman) yo creo que no voy a hacer ese cambio. No por temas de patrocinio, que no tengo (ya me gustaría). Sino por dos razones, una positiva y otra negativa:

- La positiva es que sigo creyendo que, en esta era de aceleración creciente, hay que seguir manteniendo espacios de conversación sosegada, civilizada, e informada, y los blogs son la mejor plataforma online para ello. Incluso aunque casi nadie los utilice. O aunque casi nadie converse realmente (seguramente esto sea un problema fundamentalmente de este blog, quizá por combinar la cultura española con temas que le interesan a poca gente). Gracias por supuesto a todos los que sí leéis y comentáis.
- La negativa es que, sinceramente, creo que yo no valgo para Twitter. No estoy dispuesto a dedicar mi tiempo (escaso, como el de todos) a alimentar conversaciones que generalmente mueren sepultadas en un par de días (salvo que se generen de forma automática, como ahora), ni a seguir la avalancha de información a la que se enfrenta uno cuando se mete en ese océano que es Twitter. Mucho menos a tratar de competir por la visibilidad o la viralidad, como hacen muchos. La atención, como siempre nos recuerda Cal Newport (o Herbert Simon antes de él), es un bien muy escaso, y debemos darle el mejor uso posible. Para mí, eso significa escribir con espacio y tranquilidad.

Así que muchas gracias a los que estáis dispuestos a seguir leyendo este blog.

PS: Un par de semanas después de publicar esto, Cal Newport hace un argumento similar, en el contexto del coronavirus, pero creo que extrapolable a otras situaciones.

martes, 7 de abril de 2020

Feliz Semana Santa confinada

Aunque realmente el blog sigue mañana, con una entrada programada común con el de Economics for Energy, hoy quería desearos una buena Semana Santa, aunque sea en estas circunstancias, o precisamente por eso mismo.

Y, por si no los conocéis, os mando un par de sitios para que podáis viajar desde el sillón:

Aventuras de Google Maps

Parques Nacionales de USA, con Google

AirPano

Ah, y por si alguien quiere una visión optimista del p*** virus este, aquí tenéis la de Mr. Money Mustache.




lunes, 6 de abril de 2020

Come On!, de Von Weizsacker y Wijkman

Hace unos meses tuve el honor de intervenir en una jornada organizada por el Capítulo Español del Club de Roma. En la jornada me regalaron este libro, que hasta ahora no había podido leer.

El libro no dice nada nuevo para los que seguís este blog…pero creo que es muy recomendable para todos aquellos que quieran estar al tanto de los retos para la sostenibilidad, y sus posibles soluciones. Es bastante introductorio, y no dedica mucho espacio a casi nada, pero sí apunta a bastante bibliografía interesante donde se puede ampliar.

La parte que me ha parecido más floja es la de las soluciones: presentan ideas interesantes, pero muchas de ellas muy difíciles de escalar. Y su propuesta de reforma del sistema económico se queda bastante corta, y se limita a repetir propuestas existentes (como la del donut) que no consiguen cerrar el círculo de forma adecuada. Dado que esta es la clave de toda la transformación, echo de menos más espacio para reflexionar acerca de la cuestión. Porque, si no cambiamos el modelo económico, mucho de lo demás que se cuenta no tiene demasiado futuro.

En cambio, el apartado sobre Sociedad civil, capital social y liderazgo colectivo me ha gustado mucho, igual que el planteamiento sobre la educación.

Como digo: un buen libro para recomendar a alguien que quiera introducirse en este tema (estoy pensando en mis hijas, por ejemplo…)

viernes, 3 de abril de 2020

jueves, 2 de abril de 2020

Preguntas fundamentales

Una recopilación de las preguntas esenciales de 284 científicos. Para los que nos gustan las preguntas más incluso que las respuestas, fascinante. Aunque algunas, muchas, claramente mejores que otras (por ejemplo, la de Ariely me ha parecido decepcionante, y unas cuantas más no demasiado "fundamentales"...). Pero vale la pena recorrerlas todas. Incluso hay una de energía (baterías) :)