Estos días ha continuado la conversación sobre cómo utilizar el estímulo financiero asignado a la recuperación de la economía. Yo ya dí mi opinión sobre esto la semana pasada, pero en los últimos días, hablando con periodistas y conocidos, he seguido refinando un poco más mi posición, o al menos, siendo capaz de resumirla mejor. Así que ahí va:
- Creo que las inversiones necesarias para la transición hacia una economía más sostenible, como las apuntadas en el PNIEC o la estrategia de largo plazo de España o de Europa, son un buen mapa de navegación para utilizar los fondos de reconstrucción. Estos fondos vendrán muy bien para financiar aquellas actividades en las que será más difícil que haya financiación privada, o para las que hubiera costado reunir financiación.
- Pero también creo que no necesariamente deben ser las únicas actividades financiadas por estos fondos. Puede haber otros sectores donde también convenga invertir para recuperar empleo, y estimular el desarrollo. Eso sí, lo que no puede ser es que las inversiones en esos sectores sean incompatibles con la transición energética y la lucha contra el cambio climático. No tiene ningún sentido invertir en actividades intensivas en energía, o que requieran más transporte basado en fósiles, por ejemplo. Pero sí puede tener mucho sentido invertir en biotecnología, o en conocimiento (innovación, investigación de alto nivel, universidades de prestigio, formación profesional de calidad...). O luchar contra la pobreza extrema (algo que además no requiere mucho dinero). Todas ellas pueden contribuir a la sostenibilidad (entendida como la entendemos nosotros, en sentido amplio) igual o más que las inversiones en renovables, por ejemplo.
- Por tanto, esta insistencia (o, en algunos casos, este arrimar el ascua a su sardina) en pedir que todos los fondos vayan con carácter prioritario a las renovables (curiosamente se habla mucho menos de eficiencia energética) me parece peligrosa y potencialmente contraproducente. Igual que lo de exigir que los fondos vayan destinados a aumentar la velocidad de la transición, como parece pedir la carta de la Alianza para la Recuperación Verde. De nuevo, no necesariamente serán el mejor uso de los fondos, en términos de sostenibilidad bien entendida.
David Roberts ha hecho una propuesta que ilustra muy bien esta discusión: hacer eléctricos todos los camiones de reparto de correos en USA. Esto, que puede parecer una chorrada, tiene sentido en sus circunstancias: los camiones que tienen ahora hay que cambiarlos. Por tanto, es perfectamente razonable, incluso aunque fueran más caros en términos de coste total de uso (que tampoco), gastarse un poco más en la inversión en camiones eléctricos, porque esta mayor inversión es precisamente lo que genera empleo. Y además resulta en menos emisiones. Un perfecto ejemplo de win-win ¿Estaría igual de acuerdo con él si los camiones actuales fueran casi nuevos? Pues seguramente no, porque sería muy fácil encontrar medidas mucho más rentables en todos los aspectos.
En fin, seguro que con esto seguiré perdiendo "amigos" en el sector renovable...pero ya se sabe que quien bien te quiere te hará llorar :)
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