La de Sapiens y Homo Deus es otra de esas reseñas que tenía pendiente desde había mucho, mucho tiempo. Creo que más de un año, de hecho…Y el caso es que sí tenía ganas de comentar estos libros, porque seguramente muchos ya los habréis leído (y así tenemos ya material para comentar con un café o una cerveza) o estáis pensando leerlos. Lo malo es que ha pasado tanto tiempo que lo mismo alguna idea ya no soy capaz de transmitirla bien… Mis disculpas por ello.
Mi recomendación breve: creo que son libros interesantes, pero también controvertidos (esto no tiene por qué ser malo, por mucho que cabree a veces leer tonterías). Y es que los libros son muy personales, y además transmiten una personalidad muy particular. No sé si será la suya real, o la que desea transmitir Harari. Pero el caso es que el mensaje es inteligente, iconoclasta, provocativo, rompedor, cínico incluso en algunos temas…pero también bastante sesgado, en mi opinión repleto de los propios prejuicios del autor. Esto es particularmente evidente cuando habla de maltrato animal o de religión, que de hecho son temas que aparecen repetidamente en los dos libros. Lo malo es que, quizá su sesgo, y su inteligencia, le hace caer en la soberbia en ocasiones. Y por ejemplo su cuestionamiento de las religiones tiene los mismos problemas que él mismo denuncia: sólo se fija en las jerarquías religiosas, hace interpretaciones literales de los textos antiguos…. El segundo problema es que su obsesión con explicarnos su visión del mundo hace que, realmente, no nos explique ni el mundo ni la historia más que desde su muy particular punto de vista. En todo caso, creo que sí son de lectura recomendable, porque hacen pensar, y mucho. Aunque yo me leería sólo Homo Deus, porque en él repite, de forma resumida, casi todas las ideas de Sapiens.
Si hay que buscar un elemento común, creo que los libros son una diatriba larga contra todo lo que, desde su punto de vista, no funciona bien en el mundo, y sobre los culpables, básicamente, las religiones y el capitalismo, que a su vez han corrompido la ciencia. Algunos ejemplos:
- Sobre la religión (o más bien, la religión organizada):
Religion is any all-encompassing story that confers superhuman legitimacy on human laws, norms and values. It legitimises human social structures by arguing that they reflect superhuman laws…For religions, spirituality is a dangerous threat.
- Sobre el capitalismo (por supuesto, con razón en muchos de sus argumentos):
This is the fly in the ointment of free-market capitalism. It cannot ensure that profits are gained in a fair way, or distributed in a fair manner. On the contrary, the craving to increase profits and production blinds people to anything that might stand in the way.
Fiction isn’t bad. It is vital. Without commonly accepted stories about things like money, states or corporations, no complex human society can function. We can’t play football unless everyone believes in the same made-up rules, and we can’t enjoy the benefits of markets and courts without similar make-believe stories. But the stories are just tools. They should not become our goals or our yardsticks. When we forget that they are mere fiction, we lose touch with reality. Then we begin entire wars ‘to make a lot of money for the corporation’ or ‘to protect the national interest’. Corporations, money and nations exist only in our imagination. We invented them to serve us; why do we find ourselves sacrificing our lives in their service?
- Sobre la relación entre ciencia, capitalismo y religión (quizá donde más agresivo se muestra):
Without the guiding hand of some religion, it is impossible to maintain large-scale social orders. Even universities and laboratories need religious backing. Religion provides the ethical justification for scientific research, and in exchange gets to influence the scientific agenda and the uses of scientific discoveries. Hence you cannot understand the history of science without taking religious beliefs into account. Scientists seldom dwell on this fact, but the Scientific Revolution itself began in one of the most dogmatic, intolerant and religious societies in history.
As collective institutions, science and religion prefer order and power over truth. They therefore make good bedfellows.
In fact, neither science nor religion cares that much about the truth, hence they can easily compromise, coexist and even cooperate.
Más allá de estas ideas comunes, y de los evidentes solapes entre los dos libros, aquí va el resumen de las ideas principales que he extraído yo (evidentemente, también desde mi posición estrictamente personal y sesgada :)).
Sapiens: una breve historia de la humanidad
La idea fundamental del libro es que lo que nos hace humanos es la capacidad de imaginar, de construir historias, convertirlas en mitos, y conseguir que los demás se los crean. Para esto hace falta evidentemente un lenguaje simbólico, capaz de transmitir ideas abstractas. Pero no sólo. Según Harari, el lenguaje se desarrolló básicamente para poder cotillear. Pero el cotilleo sólo permite construir grupos de hasta 150 personas. A partir de ahí, hace falta la segunda parte: lo de convencer a grupos muy grandes de personas de una idea común. Esto es lo que realmente nos permite cooperar de una forma mucho más flexible que como lo hacen los animales, y a una escala mucho mayor. Y, a su vez, este instrumento para la cooperación acaba por convertirse en un fin en sí mismo. Los mitos son lo que explica toda nuestra cultura y nuestras sociedades:
There are no gods in the universe, no nations, no money, no human rights, no laws, and no justice outside the common imagination of human beings.
De hecho, dice que la historia es básicamente cómo hemos sido capaces de convencer a millones de personas para que se creyeran historias sobre dioses, naciones, o sociedades limitadas. Y esto también supone un problema, porque ahora ponemos mucho más peso en la realidad imaginada que hemos construido, que en la realidad objetiva (la natural, lo que puede sufrir). El otro problema es que las sociedades creadas alrededor de estos mitos son siempre jerárquicas, y discriminadoras (no como la sociedad cazadora-recolectora, a la que Harari considera, románticamente, el ideal).
Los mitos además nos han permitido evolucionar mucho más rápidamente de lo que resulta de la genética, mediante la transmisión de nuevos comportamientos a las nuevas generaciones. De hecho, Harari dice que a nivel físico, emocional, o intelectual, somos iguales que nuestros antepasados de hace 30.000 años. Yo no tengo claro que esto sea así, la verdad. Estoy seguro de que nuestra capacidad intelectual ha ido aumentando, aunque sólo sea por la adaptación a los entornos culturales cada vez más complejos. No me imagino a un Sapiens de aquel tiempo siendo capaz de entender un problema de astrofísica, por mucho que lo intentara. Harari en cambio cree que, a nivel individual, somos iguales. Que lo que nos ha hecho evolucionar es la cultura colectiva. Y para eso pone el ejemplo de los “idiotas” que sobreviven en nuestras sociedades apretando tornillos, y que no podrían haber sobrevivido en un entorno tan exigente como el de la edad nómada. Lo que probablemente haya sucedido es que ha aumentado la desigualdad: los listos son más listos y los tontos más tontos (antes los tontos no sobrevivían).
En parte por eso, y a pesar de que nuestras sociedades son seguramente más justas y evolucionadas en muchos aspectos, Harari cree que las sociedades recolectoras eran mucho más atractivas, y mucho más sanas en términos de nutrición (también más justas, ya puestos). Eso sí, no dice nada de la menor esperanza de vida, ni de la mayor posibilidad de sufrir enfermedades, o de la mayor mortalidad infantil…Así, Harari considera que la revolución agraria fue básicamente un desastre, al crear vidas miserables para los agricultores a costa de las élites.
The Agricultural Revolution was history’s biggest fraud
Básicamente porque es la primera manifestación de la cooperación humana a gran escala, algo que requiere jerarquías, y por tanto, discriminación y opresión. Jerarquías, por supuesto, alimentadas por la religión. A partir de aquí, ya todo es un desastre: llega el dinero, el imperialismo, el capitalismo y su obsesión con el crecimiento:
When growth becomes a supreme good, unrestricted by any other ethical considerations, it can easily lead to catastrophe. Some religions, such as Christianity and Nazism, have killed millions out of burning hatred. Capitalism has killed millions out of cold indifference coupled with greed. The Atlantic slave trade did not stem from racist hatred towards Africans. The individuals who bought the shares, the brokers who sold them, and the managers of the slave-trade companies rarely thought about the Africans. Nor did the owners of the sugar plantations. Many owners lived far from their plantations, and the only information they demanded were neat ledgers of profits and losses.
Y finalmente, la captura de la ciencia por parte de la religión y el dinero. De todo esto se derivan todos los males de las sociedades actuales, el maltrato animal, la degradación ambiental, el consumismo, la destrucción de la familia y la comunidad, y, como único punto positivo en el s.XXI, la paz. Todo ello, en su opinión, hace que no podamos decir que seamos más felices que los cazadores-recolectores. Y así Harari termina preguntándose que para qué ha servido toda la historia. Más aún si, como tratará más en detalle en Homo Deus, nuestro poder no para de aumentar, sin que aumente en paralelo nuestra inteligencia, llevándonos por tanto potencialmente hasta el desastre. A mí, en cambio, me surge otra pregunta: si las sociedades “buenas” eran las cazadoras-recolectoras, en la que nos comportábamos de forma poco diferente de los animales, ¿no está diciendo Harari que el ser humano es un desastre?¿Que nada de lo que le hace diferente de los animales ha servido para nada bueno, sino todo lo contrario? Un mensaje bien pesimista, desde luego…
Homo Deus
Lo primero que hay que decir es que en este libro se repiten muchos de los temas del libro anterior (los mitos, las jerarquías, la religión, la revolución agraria, la crueldad con los animales, etc.). Por tanto, como decía al principio, si alguien se lo plantea ahora, quizá ya no le merezca la pena leer Sapiens, porque casi todas sus ideas están resumidas en Homo Deus.
En todo caso, la idea central de Harari en este libro, en mi opinión, es una a la que ya apuntaba en Sapiens: que nuestros cerebros son básicamente los mismos que los de los Sapiens de hace decenas de miles de años. Que todo está biológicamente determinado. Si se combina eso con que, una vez alcanzados niveles nunca vistos de prosperidad, salud y armonía (¿pero no decía en Sapiens que todo es un desastre?), nuestro siguiente objetivo es hacernos inmortales, felices y divinos, nos lleva a que sólo tenemos que replicar totalmente el cerebro humano, y llegar la famosa singularidad.
Esto lo que pasa es que a mí me parece algo incoherente con toda la historia presentada en Sapiens, porque básicamente lo que viene a decir es que la experiencia y la evolución cultural (esa que defendía por encima de la biológica, la alimentada por los mitos) no sirven para nada, porque no hay plasticidad en el cerebro para adquirir estas nuevas habilidades, algo que creo que va en contra de la
evidencia. Más bien al contrario (véase por ejemplo lo que nos cuenta
Hannah Monyer), creo que lo que se nos ha mostrado en abundantes ocasiones es cómo nuestras experiencias determinan qué circuitos neuronales se refuerzan y cuáles no, lo que a su vez
conlleva una dificultad quizá total para llegar a esta singularidad.
También, evidentemente, su planteamiento niega el que haya posibilidad de voluntad autónoma, o libertad. Esta es una cuestión que evidentemente da para mucho, y que yo no soy capaz de responder…aunque me temo que él tampoco, por mucho que se esfuerce. Harari básicamente dice que todo está programado, y que sí, hay comportamientos aleatorios, probabilistas, pero que ninguno es realmente libre. Puedo estar de acuerdo con que esta sea la realidad, pero esto es una definición bastante estrecha de libertad. Y no tengo claro que sus argumentos sobre los comportamientos reflejos, sobre las disonancias cognitivas, o los fallos de decisión, permitan llegar a sus conclusiones y sean prueba del determinismo biológico. Sobre todo, porque en el fondo él a lo que parece querer llegar es a que esta falta de libertad es la que permitirá cargar nuestros cerebros en una máquina. Y eso creo que es una simplificación, que de nuevo olvida la complejidad del cerebro humano, su plasticidad, y por tanto, su infinita variación. Otra vez, creo que sus prejuicios le condicionan en exceso.
En todo caso, y si las cosas son como él dice, todo esto a lo que llevará es a un mundo en el que ya no habrá religiones, ni liberalismo, ni democracia, ni nada que de alguna forma incluya la libertad. De hecho, será un mundo en el que la realidad objetiva y la subjetiva (la imaginada, o inventada) se fusionarán, y como dice Harari, la biología se fusionará con la historia. Todo serán esencialmente datos y algoritmos. Otra vez la paradoja: lo que nos ha hecho humanos, la imaginación y las historias compartidas, y con ello las religiones, los sistemas políticos, etc., dejarán de existir, y pasaremos a ser piezas de una máquina. Habremos completado la evolución desde el reino animal hasta ser simplemente máquinas. Y, de nuevo, sin haber ganado nada en el proceso, sino más bien perdiendo todo lo bueno que teníamos. Otra vez el optimismo de Harari :).
Este año Harari ha sacado otro libro,
21 lecciones para el s. XXI. Y la verdad, me da bastante pereza leerlo…porque me temo que será otra iteración más de las mismas ideas. Aquí va un
resumen, por si no tenéis mucho tiempo :), y aquí
la reseña de Bill Gates.