viernes, 23 de noviembre de 2018

Economics rules, de Rodrik

Si, como hubiera debido, hubiera leído este libro cuando se publicó (2015), me habría ahorrado cantidad de texto. Y es que Rodrik dice maravillosamente lo que yo sólo consigo balbucear. Incluida, por supuesto, parte de mi reseña al libro de Raworth. De hecho, me pregunto qué hubiera dicho Raworth si también hubiera leído el libro de Rodrik (que no creo, no lo cita). Pero claro, entonces a lo mejor se quedaba sin medio libro...:).

En todo caso, y tras la frustración de leer la crítica de Raworth a la economía pero sin proponer ninguna alternativa razonable, Rodrik plantea una crítica realista bien hecha, la propia de alguien que conoce del derecho y del revés la economía, y capaz de plantear pues alternativas y cómo hacer que la economía ayude de verdad a mejorar el mundo Por eso creo que este libro debería ser una compra obligada para todos los que trabajen en algo relacionado con la economía. Y, por supuesto, lectura obligada para todos los estudiantes de la disciplina. Rodrik sitúa espléndidamente el contexto de la misma, sus limitaciones, y sus aportaciones.

Quizá el punto central por el que conviene comenzar es que Rodrik piensa que la economía no puede buscar explicaciones ni teorías universales, por la diversidad de las situaciones sociales.
Economics is a social science, and society does not have fundamental laws - at least, not in quite the same way that nature does
Eso no significa que entonces no sirva para nada: a través de los modelos parciales, nos ayuda a entender el mundo. Los modelos son como mapas locales, que iluminan una parte del terreno. Y cuando se consideran como elementos de una gran librería, los modelos económicos son nuestra mejor guía de las "colinas y valles" que constituyen la experiencia social. De hecho, los modelos, según Rodrik, son los que hacen que la economía sea una ciencia, al clarificar las hipótesis de partida, al permitir acumular el conocimiento, y al utilizar métodos empíricos para evaluar cuándo aplican las distintas hipótesis y explicaciones.

Eso sí, estos modelos deben ser sencillos, porque son los que permiten analizar la sociedad. Y recuerda que analizar significa descomponer en elementos más sencillos, precisamente lo que tratan de hacer los modelos buenos, o los experimentos de laboratorio en los que se basan muchas otras disciplinas científicas, sin que nadie las ataque por ello. Por eso, y como con los experimentos, el valor de los modelos reside en ser capaces de aislar e identificar mecanismos causales específicos, uno cada vez. Los modelos no tienen por qué ser matemáticos, por supuesto. Y el ejemplo de Schelling es uno de los que usa. Pero las matemáticas ayudan a dar claridad y coherencia a los modelos.

Y entonces, ¿los modelos más complejos como los de equilibrio general, los de data mining? Rodrik dice que tengamos cuidado con ellos. Sí, los primeros nos pueden dar órdenes de magnitud de los efectos asociados a una decisión. Pero sólo son creíbles si sus resultados pueden ser explicados con modelos sencillos:
Unless the underlying explanation is transparent and intuitive -- unless there exists a simpler model that generates a similar result -- complexity on its own buys us nothing other than perhaps a bit more detail.
Rodrik es aún más crítico respecto a los de data mining. Sí, pueden valer para hacer predicciones, pero no nos aportan conocimiento, porque no nos permiten entender los mecanismos que causan los resultados.

Todo esto lo deberían tener en cuenta los economistas. Y es que, según él, lo único que un economista debería hacer es opinar sobre cómo mejorar la asignación de recursos, que al fin y al cabo, es el objeto de la economía. Y los modelos nos ayudan a identificar las condiciones en las que una conclusión o la opuesta son correctas. Nótese por supuesto que esto requiere mucha humildad y honestidad científica, algo a veces difícil de compatibilizar con el ego académico...
All that an economist can claim about a market -- and one that works well, without the frequent imperfections -- is that it yields an efficient allocation of resources in a precise sense: there is no feasible way to make some people richer without making others poorer. Any economist who makes a broader argument about the fairness, justice, or moral worth of markets that is based on economics proper is simply engaged in malpractice.
El problema, por tanto, no es tanto de la economía, sino de los economistas que exceden los límites de la disciplina.
The bottom line is that there is much to complain about in the practices and professional biases of economists. But are these shortcomings fundamental problems that render the entire discipline an inherently flawed approach to social reality? I do not think so.
Por ejemplo, Rodrik no está de acuerdo con los que, como Sandel, piensan que el mercado corrompe todo. O lo de que el dinero necesariamente corrompe la motivación intrínseca. Rodrik cree que la exhortación moral está bien, pero que, cuando no funciona (y pone el ejemplo de las empresas contaminantes), lo que hay que hacer es aprovechar el poder de los incentivos. Y que esto, por supuesto, dependerá de las circunstancias. De hecho, Rodrik nos recuerda cómo, en sus orígenes (y aquí recupera ideas de Hirschman, a quien, tras leer este libro, también dan muchas ganas de leer por el entusiasmo con el que lo cita Rodrik), el mercado se utilizó precisamente para alcanzar una sociedad más ética:
These early philosophers (Montesquieu, Ricardo) encouraged the spread of markets not for reasons of efficiency or for the expansion of material resources, but because they thought it would produce a more ethical, more harmonious society. It is ironic that three centuries later, markets have come to be associated in the eyes of many with moral corruption.
Rodrik sí da la razón a los críticos en que hay muchos economistas que predican soluciones universales o fundamentalismo de mercado. Pero lo que dice Rodrik que los críticos deben entender es que los economistas que hacen esto no son fieles a su disciplina. Y el problema es que estos economistas, los que tienen creencias más fuertes, o menos interés en mirar la letra pequeña de sus resultados, son los que más voz tienen en el debate público (quizá precisamente por eso).

¿Significa esto que los economistas deben renunciar a su papel como intelectuales, o reformadores sociales? Rodrik cree que no:
Economists still can aspire to greater ambition as public intellectuals or social reformers. They can be advocates of specific policies and institutions on many fronts -- to improve the allocation of resources, unleash entrepreneurial energies, foster economic growth, and enhance equity and inclusion. They have much to contribute to the public debate in all these areas.
Lo que pasa es que, como ya he dicho, deben tener cuidado con excederse en su papel:
But they need to be aware that when they move into this role, they are inevitably stepping outside the well-defined scientific boundaries of their discipline. And they need to be explicit about this. Otherwise, they open themselves to the criticism that they are pushing beyond their expertise and passing off their own value judgments as science.
Creo que, por tanto, Rodrik y yo estamos de acuerdo en el papel de los economistas (o de los académicos en general). Debemos ser honestos acerca de lo que podemos opinar o no, de las limitaciones de nuestros análisis, y no tratar de ser los vendemotos/tertulianos que andan por ahí, que ponen sus creencias e intereses por encima de los resultados académicos.

Para terminar, os dejo con los 10 mandamientos que resumen las enseñanzas del libro, tanto para economistas como para no economistas:
Ten Commandments for Economists

1. Economics is a collection of models; cherish their diversity
2. It's a model, not the model
3. Make your model simple enough to isolate specific causes and how they work, but not so simple that it leaves out key interactions among causes.
4. Unrealistic assumptions are Ok; unrealistic critical assumptions are not OK.
5. The world is (almost) always second best.
6. To map a model to the real world you need explicit empirical diagnostics, which is more craft than science.
7. Do not confuse agreement among economists for certainty about how the world works.
8. It's OK to say "I don't know" when asked about the economy or policy.
9. Efficiency is not everything.
10. Substituting your values for the public's is an abuse of your expertise.

Ten Commandments for Noneconomists

1. Economics is a collection of models with no predetermined conclusions; reject any arguments otherwise.
2. Do not criticize an economist's model because of its assumptions: ask how the results would change if certain problematic assumptions were more realistic.
3. Analysis requires simplicity; beware of incoherence that passes itself as off as complexity.
4. Do not leave math scare you; economists use math not because they're smart, but because they're not smart enough.
5. When an economist makes a recommendation, ask what makes him/her sure the underlying model applies to the case at hand.
6. When an economist uses the term "economic welfare" ask what he/she means by it.
7. Beware that an economist may speak differently in public than in the seminar room.
8. Economists don't (all) worship markets, but they know better how they work than you do.
9. If you think all economists think alike, attend one of their seminars.
10. If you think economists are specially rude to noneconomists, attend one of their seminars.

1 comentario:

Ender dijo...

Muy interesante y, desde luego, Rodrik es uno de esos tipos a los que acudir cuando uno duda de todo.

Me surge algún problema con esta recomendación para no-economistas:

"Do not leave math scare you; economists use math not because they're smart, but because they're not smart enough."

Entiendo por qué lo dice: la matemática ayuda a dar coherencia a un modelo o a partes de un modelo, y de hecho algunos piensan que ésa ayuda es lo único que importa para hacer coherente la conclusión o el resultado, lo cual es ir demasiado lejos. Pero también es cierto que ser capaz de utilizar las matemáticas requiere un mínimo de "smartness" (inteligencia+preparación/conocimientos), y la afirmación de Rodrik podría servir de justificación a los economistas que o pseudoeconomistas que no quieren hacer ese esfuerzo, que no se molestan en buscar esa coherencia y robustez, y sólo hacen "literatura".