jueves, 8 de noviembre de 2018

Objective vs Subjective fuel poverty and self-assessed health, de Llorca et al, 2018

Este paper analiza la relación entre la pobreza energética y la salud. Este efecto, que parece intuitivo, no había sido cuantificado de manera fiable hasta ahora. Para ello los autores estudian la correlación entre la salud reportada en la Encuesta de Condiciones de Vida, e indicadores objetivos y subjetivos de pobreza energética.

El indicador subjetivo es el mismo que aparece en la ECV, la capacidad de mantener el hogar a una temperatura adecuada. Como indicador objetivo utilizan un MIS, aunque dividido por la renta disponible (en lugar de restado). Además, también tienen en cuenta indicadores de pobreza en general, y la humedad en la vivienda.

Los resultados son bastante interesantes. Básicamente, encuentran que, si no controlan/separan la muestra en función del indicador subjetivo de pobreza, no hay relación entre el indicador objetivo de pobreza y la salud. Y, de hecho, tampoco encuentran relación para aquellos hogares que declaran tener problemas para mantener una temperatura adecuada...En cambio, sí encuentran relación con la renta en el modelo agregado, pero no cuando separan.

Quizá un posible efecto que esté apareciendo aquí es la confusión entre estas dos variables, que por construcción están muy relacionadas, y que no tengo claro que se estén separando bien. De hecho, el efecto observado de la renta es siempre mayor que el del indicador de pobreza (algo que por otra parte confirmaría el hecho, ya sugerido por nuestro estudio, de que la pobreza energética es, esencialmente, pobreza económica). Otra posible razón es que sus resultados muestran que el indicador objetivo no necesariamente está asociado a familias con baja renta y el indicador subjetivo (de alguna forma señalando los falsos positivos que generan estos indicadores)

También me resulta curioso que los efectos marginales no sean proporcionales al nivel de salud: son más fuertes para la categoría de salud "normal" que para la categoría "mala".

En todo caso, su conclusión es que necesitamos tener en cuenta los dos tipos de indicadores para poder establecer una relación entre salud y pobreza energética. Y que los indicadores objetivos no son demasiado buenos para recoger estos problemas. Yo, a la vista de algunos resultados extraños, y sobre todo de la relación entre renta y el indicador objetivo, no tengo claro si la conclusión es esa, o más bien que hay que seguir investigando el asunto, tratando de separar mejor los efectos de la renta y de los otros indicadores.

Porque, para empezar, el problema es que ni siquiera tenemos claro si los indicadores subjetivos y objetivos de pobreza están midiendo con precisión el problema...por ejemplo, como ya decíamos en nuestro paper, el MIS está muy afectado por los gastos en vivienda. Hubiera sido interesante comprobar la robustez de estos indicadores a la situación de la familia en este respecto, o incluir este parámetro en el modelo explicativo.

En todo caso, un trabajo bienvenido, y que creo que ayuda a seguir tratando de entender las causas de este problema complejo.



1 comentario:

Fernando Leanme dijo...

El término "pobreza energética" es algo asi como "pobreza de agua" o "pobreza de comida". No hay que hacer muchos estudios para saber que la gente que está corta de plata no tiene como llegar a fin de mes. Yo he sido pobre, y cuando las cosas están asi, uno decide si compra pan o pasta de dientes, porque no tiene como pagar las dos. Normalmente no dejas de pagar la luz y el gas porque te la cortan, lo que haces es no encender luces, comprar bombillos debiles, dejar la casa fria, bañarte mucho menos, y cocinar la comida un poco cruda para usar menos gas. O comer galletas untadas con mermelada para la cena, porque eso ahorra energia. Otro truco muy bueno es pegar papeles a las ventanas para que no se congelen por dentro, lo cual te deja en la oscuridad y puede ser deprimente. En ese caso tienes que pegar las partes del diario que tengan fotos de algo interesante, que parezca decoración.