miércoles, 24 de diciembre de 2008
La importancia de tener en cuenta la ciencia
lunes, 22 de diciembre de 2008
Teresa Ribera sobre Keynes
domingo, 21 de diciembre de 2008
Lomborg vs Obama
En cualquier caso, tiendo a estar más cerca de lo primero, fundamentalmente por temas de riesgo y sus consecuencias: el cambio climático extremo puede ser catastrófico para la vida del hombre en la tierra, mientras que el hambre, o los desastres naturales son asuntos terribles, pero puntuales y que no van a hacer que desaparezcamos. Desde ese punto de vista, y siguiendo el análisis de Weitzman, parece más defendible la postura de Obama que la de Lomborg. Repito, sin que eso justifique cualquier política.
sábado, 20 de diciembre de 2008
Barquín sobre el uso de las subastas de derechos de emisión
Sin embargo, es cierto que a los gobiernos esto no les gusta mucho (véase por ejemplo el caso del cheque escolar), así que, en la práctica, hay que plantearse cuál es el mejor uso de los fondos. Y aquí parece razonable, más que dedicarlo a acciones de reducción de emisiones (lo que supone en la práctica subsidiarlas, que nunca es bueno, además del doble pago que comenta Julián), reducir el volumen de otros impuestos distorsionadores de la economía, como el del trabajo. Esto es lo que se llama la "reforma fiscal verde" que ha tenido evaluaciones tibias en los países europeos donde se ha aplicado, pero que en todo caso parece mejor que lo anterior.
jueves, 18 de diciembre de 2008
Holdren, futuro asesor científico de Obama
Lo único que no me gusta de todos estos nombramientos de Obama es la envidia que dan: sólo hay que mirar luego a España y ver cómo aquí no pasa lo mismo...¿será porque no hay expertos de este calibre, o porque los políticos no se fían de ellos?
lunes, 15 de diciembre de 2008
Análisis de ciclo de vida de las tecnologías energéticas
domingo, 14 de diciembre de 2008
La UE y el cambio climático
Creo que efectivamente es un acuerdo descafeinado por el tema de la asignación gratuita. Realmente, la mejor manera de compensar a los países e industrias sería subastando los permisos, y haciendo transferencias a tanto alzado a los perdedores, para solucionar el problema de la equidad. Pero ésta es una de esas estupideces que hay que tolerar en política por el desastre de organización europea: como no hay política fiscal común, la única manera de dar ayudas es repartiendo permisos gratuitos.
Y, en todo caso, recordemos que la asignación gratuita no implica precio cero por el permiso, ni falta de reducciones. El dar permisos gratuitos puede ser una transferencia a tanto alzado, si se hace bien. Otra cosa es si los emisores perciben que la asignación va a ser siempre gratuita, y además dependiente de sus emisiones históricas, entonces no tendrán incentivo a reducir, o si hay efecto endowment. Pero si, como digo, se hace bien, lo único importante para la reducción es el tope total a las emisiones, y el precio del permiso de emisión, que genera un coste de oportunidad y por tanto promueve las reducciones.
En todo caso, y volviendo a las dos maneras de ver la noticia: para mí lo más importante de esta nueva propuesta europea es el establecimiento de objetivos vinculantes para los sectores difusos (y también para los demás, claro), y eso parece que no cambia.
viernes, 12 de diciembre de 2008
Más sobre las ideas de Chu
jueves, 11 de diciembre de 2008
Un Nobel, Ministro de Energía
Carbón limpio y empleos verdes
El valor de la pedagogía
miércoles, 10 de diciembre de 2008
Para los profesores que buscaban trabajo en Harvard
martes, 9 de diciembre de 2008
El futuro de la nuclear
Redes inteligentes
Sueldos de titulados en EEUU
Cómo tener a los mejores profesores
In teaching, the implications are even more profound. They suggest that we shouldn’t be raising standards. We should be lowering them, because there is no point in raising standards if standards don’t track with what we care about. Teaching should be open to anyone with a pulse and a college degree—and teachers should be judged after they have started their jobs, not before. That means that the profession needs to start the equivalent of Ed Deutschlander’s training camp. It needs an apprenticeship system that allows candidates to be rigorously evaluated. Kane and Staiger have calculated that, given the enormous differences between the top and the bottom of the profession, you’d probably have to try out four candidates to find one good teacher. That means tenure can’t be routinely awarded, the way it is now. Currently, the salary structure of the teaching profession is highly rigid, and that would also have to change in a world where we want to rate teachers on their actual performance. An apprentice should get apprentice wages. But if we find eighty-fifth-percentile teachers who can teach a year and a half’s material in one year, we’re going to have to pay them a lot—both because we want them to stay and because the only way to get people to try out for what will suddenly be a high-risk profession is to offer those who survive the winnowing a healthy reward.
domingo, 7 de diciembre de 2008
Friedman sobre el estímulo verde
Harford sobre microcrédito
viernes, 5 de diciembre de 2008
Enciclopedia de las aves
jueves, 4 de diciembre de 2008
Los precios del carbón
Estímulo verde en EEUU
miércoles, 3 de diciembre de 2008
Impuestos "ambientales" en Galicia
El problema es que las CCAA quieren más dinero, pero la competencia de los impuestos "normales" la tiene el Estado. Así que recurren a sus competencias en gestión ambiental para esto, y claro, pues da lugar a cosas como éstas.
PS: Por supuesto, no digo nada de los comentarios del portavoz de Industria del PP...
NOTA: Leyendo un artículo (Bye y Bruvoll, 2008: Multiple instruments to change energy behaviour: The emperor's new clothes?, Energy Efficiency 1: 373-386) creo que el siguiente texto viene al pelo:
...Other primary resources, such as hydropower, face decreasing returns to scale. Both resources then enjoy scarcity rents and are perfect tax bases (Hotelling, 1931; Kemp and Long, 1980; Karp and Newbery, 1991). However, a tax on scarcity rent does not cause inefficiency (with respect to either operating costs or investments in new capacity), nor does it correct for any externality. Hence, we must not confuse scarcity rent taxation with environmental taxes.
El debate energético de CONAMA (II)
- como era de esperar, salvo Ladislao, nadie ha debatido sobre objetivos e instrumentos. Los políticos han hablado de lo bien que lo están haciendo y de lo que van a hacer, y el resto han defendido sus tecnologías particulares. Y sobre las tecnologías, cada cual ha dicho lo que le parece, de nuevo sin pedir que haya una evaluación independiente y objetiva, no sea que diga lo que no queremos...
- me ha llamado la atención también la repetición de palabras como: planificación, estrategia, etc.. Pero...¿no estamos, o vamos, hacia un mercado libre de la energía? Ladislao ha dicho incluso, a respuestas de una pregunta, que el sector energético debe tener mucha mayor participación pública...Sí, la planificación tiene un papel que jugar, pero el mercado también, y las señales para ese mercado son fundamentales.
- y por supuesto, me han parecido curiosos los argumentos de los consejeros autonómicos (por otra parte, bastante sensatos) cuando han empezado a hacer cuentas sobre la autosuficiencia energética de sus comunidades. Pero...¿qué sentido tiene la autosuficiencia energética a nivel regional? Que conste que me parece que el sistema autonómico tiene muchas ventajas, pero no las acabo de ver en la planificación energética...y menos en la de la oferta.
En resumen: que no ha habido debate, ha habido lo de siempre. Así no vamos a ningún sitio...
El debate energético de CONAMA (I)
1. La encrucijada energética
Creo que no somos pocos en la sociedad española los que compartimos la idea de que, como en los años 70, el sector energético global y español se encuentran ahora en una encrucijada. De hecho, así comienza el último World Energy Outlook 2008 publicado por la Agencia Internacional de la Energía.
Entonces la subida de los precios del petróleo obedeció a un nuevo planteamiento estratégico de los países suministradores. Ahora la situación es mucho más compleja, pues de lo que realmente se trata es de que nos estamos topando con los síntomas de la falta de sostenibilidad de nuestro actual modelo energético: agotamiento de las reservas de combustibles fósiles a precios asequibles, impacto intolerable sobre el medio ambiente y muy en particular sobre el calentamiento global, y crecimiento desaforado, y por otro lado muy justificado, de la demanda de energía de los países en vías de desarrollo, donde además todavía viven 1.600 millones de personas sin acceso a formas avanzadas de energía. La insostenibilidad del modelo energético mundial se manifiesta pues en sus vertientes económica, medioambiental y social. España, como decía, es un buen ejemplo de esta situación, tal como por ejemplo se muestra en los informes anuales del Observatorio de la Sostenibilidad en España.
Es ineludible modificar esta tendencia de insostenibilidad, aunque ello vaya a suponer costes significativos para nuestra economía, que habría que comparar por supuesto con los costes de la inacción. La Unión Europea ya es consciente de esta situación, y ésta es de hecho la razón fundamental de su reciente ofensiva en el marco del programa Climate Action, el famoso 20-20 para 2020. Ahora lo que nos toca por tanto es debatir cómo vamos a tratar de responder a este reto que nos llega, no sólo desde Europa, sino desde el entorno global.
Es en este contexto en el que se plantea este debate energético, que, aunque el título limita al horizonte del 2020, quizá debería, al menos en una segunda etapa, abarcar un horizonte temporal mucho mayor: dados los plazos y tiempos de las actuaciones en materia de oferta y demanda energética, las decisiones que se adopten ahora tendrá consecuencias durante muchos más años. Si bien para 2020 trabajaremos sólo con alternativas tecnológicas ya existentes, a más largo plazo tendremos que incluir opciones aún no comercialmente disponibles. Por tanto, esto requiere mucho más cuidado a la hora de tomar estas decisiones, algo a lo que me referiré posteriormente.
Pero este largo plazo no debe ocultar que, también precisamente por ello, no queda mucho tiempo para perder en dar vueltas y vueltas a este tema. Como también dice la AIE, el tiempo de pensar se va acabando, hay que tomar decisiones ahora.
2. Consideraciones generales para el debate energético
Al día siguiente de ser elegido Barack Obama, el NYTimes entrevistó a varios expertos energéticos acerca de las perspectivas y prioridades del sector energético en EEUU tras el cambio de gobierno. Y lo interesante era leer lo diversas de las opiniones, agendas y criterios de cada uno de los expertos. Así parece difícil lograr un consenso…pero ese debe ser el objetivo de un debate como el de hoy, avanzar hacia el consenso, y no atrincherarse en las posiciones de cada uno, porque sólo desde el consenso pueden definirse las políticas energéticas: los largos plazos implicados, las numerosas ramificaciones económicas, energéticas, de seguridad, hacen que esta definición deba tener el mayor apoyo posible por parte de toda la sociedad. Es un tema de estado.
Y, en ese sentido, mi primera consideración para el debate sería una clásica en los procesos de negociación: tratemos de huir del debate sobre posiciones, y debatamos sobre objetivos finales (coste, seguridad energética, impacto ambiental, sin que el orden de este texto implique ninguna prioridad) y no sobre medios (tecnologías). Hasta ahora, todo el debate se centra en las alternativas – nuclear vs renovables vs eficiencia – pero lo primero que hay que hacer es definir los fines, los objetivos del modelo energético en términos de reducción de emisiones, seguridad energética, o impacto económico. Luego ya vendrán los medios.
La segunda consideración general, también habitual en los procesos de negociación: tratemos de utilizar medidas objetivas para discutir sobre cada uno de los fines: no puede ser que los costes, o las implicaciones sobre seguridad energética, cambien según quién los calcule, hacen falta análisis independientes y rigurosos de todas las alternativas y de cómo contribuyen a alcanzar los fines.
Una vez establecidas estas consideraciones generales, voy a dar mi visión de los elementos sobre los que parece necesario debatir.
3. Elementos a debatir
Creo que podemos distinguir tres niveles para el debate: los objetivos de nuestro modelo energético, las alternativas tecnológicas, y los instrumentos de regulación.
En primer lugar, y como ya he mencionado, debemos ponernos de acuerdo sobre los objetivos a satisfacer con nuestro modelo energético. Parece evidente que los tres objetivos fundamentales deben ser la reducción de emisiones de CO2, el impacto económico (tanto en términos de volumen total como de su distribución), y la seguridad energética a corto y largo plazo. Pero también debemos considerar otros impactos ambientales, el desarrollo industrial y tecnológico, la generación de empleo inducido, o la reducción de la pobreza energética en los países en desarrollo. Y no sólo debemos acordar los objetivos, sino también el peso que le damos a cada uno.
En cualquier caso, hay tantos imponderables a futuro que la decisión hay que tomarla en condiciones de incertidumbre. Estamos sobre todo ante una decisión estratégica y política, no ante una mera optimización de los criterios considerados.
En segundo lugar, una vez definidos los objetivos hay que evaluar las alternativas tecnológicas existentes para lograrlos. Así, deberíamos caracterizar adecuadamente aquellas que parecen más prometedoras. Dado que la decisión debe tener carácter estratégico, en nuestra evaluación debemos determinar, de la manera más rigurosa posible, su potencial, sus costes actuales y futuros, y en general sus requerimientos y su contribución a los objetivos definidos; pero también aspectos como nuestra capacidad de liderazgo tecnológico e industrial, el ejemplo para países menos desarrollados de nuestro entorno, el potencial de crecimiento, empleo o seguridad, etc.
A este respecto me gustaría subrayar que, si bien habitualmente el debate se suele centrar en las tecnologías o alternativas de oferta (posiblemente por inercia, porque las conocemos mejor, porque son más fáciles de gestionar…), en todos los estudios se señala que el mayor potencial, la mayor rentabilidad, y la mayor sostenibilidad no corresponde a ellas, sino a las políticas de demanda: sin reducción de demanda no podemos avanzar hacia un modelo sostenible. Por ello, y más aún teniendo en cuenta el contexto de nuestro país, en primer lugar debemos centrar nuestro análisis en el ahorro y la eficiencia energética en todos los sectores, y en especial en la edificación y el transporte, como nuestra primera apuesta estratégica. Después, las energías renovables, en las que somos líderes mundiales y podemos seguirlo siendo. Y finalmente, otras tecnologías que quizá puedan ser necesarias como la nuclear, o la captura y secuestro de carbono.
Por último, debemos acordar cuáles deben ser los instrumentos mediante los cuales materializar las alternativas y empujarlas hacia el cumplimiento de los objetivos establecidos. De nuevo, aquí tenemos distintas opciones, desde las basadas en la regulación tradicional (como los estándares, obligaciones y prohibiciones) a las orientadas hacia el mercado (como las señales de precios o los mercados de permisos o certificados), pasando por la tan necesaria sensibilización de todos los agentes, o por la definición de las políticas adecuadas de I+D. Posiblemente debamos usar todos ellos, según el tipo de tecnología o de fin perseguido, pero, como siempre, debemos recordar que el mercado, bien regulado, es la herramienta más apropiada y eficiente para asignar nuestros escasos recursos. Y que los precios son habitualmente la herramienta más poderosa para cambiar comportamientos, aunque a veces no sean suficientes.
Llegados a este punto me gustaría recordar que, al definir nuestras políticas energéticas, no debemos olvidar la interrelación con otras políticas como las urbanísticas, las medioambientales o las tecnológicas. Si no modificamos algunas de ellas – y la urbanística es un ejemplo preclaro – no seremos capaces de lograr nuestros objetivos.
4. Conclusiones
Aunque realmente las conclusiones del debate serán las que ofrezcan los panelistas, no me resigno a no avanzar algunas de las que yo considero deberían figurar en ese primer esbozo de un modelo energético sostenible para España, como primera contribución al debate:
- En primer lugar, debemos poner en marcha ya un ejercicio de análisis que combine la visión integral a largo plazo con la evaluación de acciones concretas a corto plazo, centrado en los objetivos y no en las alternativas tecnológicas.
- En segundo lugar, debemos garantizar un estudio riguroso de dichas alternativas, y de sus distintas consecuencias para los objetivos acordados.
- Tercero, tanto la definición de objetivos como el estudio de las alternativas deben ser comunicados de manera que la sociedad posea información veraz y equilibrada, para garantizar un debate serio y una verdadera solución de consenso, bien informada y estable.
- Esto nos debería permitir hacer consciente a la sociedad del esfuerzo requerido. No bastarán las declaraciones de buenas intenciones o las medidas fáciles, si de verdad queremos cambiar nuestro modelo. Debemos cambiar el peso de las políticas de oferta, quizá más fáciles, a las políticas de demanda. E incluir políticas no directamente energéticas, como las urbanísticas o ambientales.
- Y, en esta línea, deberíamos empezar a considerar de una vez instrumentos como los precios de la energía, cuya subida es tan denostada, pero que es clave para lograr un modelo sostenible. Cuando no sean suficientes, habrá que combinarlos con otras políticas.
- Finalmente, y aunque el debate esté centrado en España, no debemos olvidar sus ramificaciones globales, tanto en lo que tiene que ver con las consecuencias de las negociaciones internacionales y europeas en materia de energía y cambio climático, como en las de nuestras acciones y políticas sobre los países en desarrollo.
martes, 2 de diciembre de 2008
Recomendaciones para las compras navideñas
Más sobre tarifas eléctricas
Lo que más pena me da de todo esto es la irresponsabilidad de los partidos políticos al tomar lo de la tarifa como una cuestión partidista (igual que tantas otras como la nuclear, el cambio climático, etc.) en vez de como una cuestión de Estado, que es lo que debería ser.
¿Es el cambio climático nuestro mayor problema?
My coverage has evolved. Climate change is not the story of our time. Climate change is a subset of the story of our time, which is that we are coming of age on a finite planet and only just now recognizing that it is finite. So how we mesh infinite aspirations of a species that’s been on this explosive trajectory — not just of population growth but of consumptive appetite — how can we make a transition to a sort of stabilized and still prosperous relationship with the Earth and each other is the story of our time.And it’s a story about conflict. It’s a story about the fact that there are a billion teenagers on planet earth right now. A hundred thirty years ago there were only a billion people altogether — grandparents, kids. Now there are a billion teenagers and they could just as easily become child soldiers and drug dealers as innovators and the owners of small companies in favelas in Brazil. And little tweaks in their prospects, a little bit of education, a little bit of opportunity, a micro loan or something, something that gets girls into schools, those things — that’s the story of our time. And climate change is like a symptom of the story of our time, meaning our energy choices right now come with a lot of emissions of greenhouse gases and if we don’t have a lot of new [choices] we’re going to have a lot of warming.
lunes, 1 de diciembre de 2008
Nueva wiki de Real Climate
domingo, 30 de noviembre de 2008
El efecto rebote
Siempre que se discute sobre políticas de eficiencia energética, como en el pasado debate de GTPES, hay un tema recurrente: el efecto rebote y su repercusión. En este artículo pretendo aclarar estos dos aspectos: ¿qué es el efecto rebote?, y ¿por qué y cuando es importante tenerlo en cuenta?
El efecto rebote es aquel por el cual, ante una mejora en la eficiencia energética, el consumo energético global no disminuye proporcionalmente a esta mejora, al contrario de lo que cabría esperar, sino que incluso podría aumentar. Por decirlo así, el efecto rebote mide de alguna forma la diferencia entre el ahorro energético y eficiencia energética. El ahorro mide las reducciones en términos absolutos, mientras que la eficiencia lo hace en términos relativos. Y el efecto rebote nos dice que estos dos conceptos no están necesariamente relacionados. Esto es muy importante, porque si bien desde el punto de vista del medio ambiente y del consumo de recursos lo que nos importa es el ahorro, las políticas para conseguirlo generalmente van por la vía de la eficiencia.
Hay tres razones para el efecto rebote, y son las que se suelen usar para clasificar sus tres tipos:
- Directo, o efecto precio: cuando mejorarnos la eficiencia energética de un proceso o producto, lo que estamos haciendo es implícitamente bajar el coste de su uso, su precio efectivo. Por ejemplo, cuando nos compramos un coche que consume menos, nos cuesta menos la gasolina necesaria para hacer un determinado viaje. Y como todos sabemos, en general, cuando baja el precio de algo, consumimos más de él. Siguiendo con el ejemplo, en este caso al costarnos menos la gasolina para hacer un viaje, podemos pensar en hacer más viajes. Así que una bajada en el precio efectivo de la energía puede suponer un aumento de su consumo. Esto ya lo propuso Jevons en 1865, y de hecho se conoce como la paradoja de Jevons.
- Indirecto, o efecto renta: si baja el precio efectivo del uso de la energía (por la mejora en eficiencia), y no consumimos más energía (porque nuestro consumo es muy inelástico), lo que pasa es que nos estamos gastando menos dinero de nuestro presupuesto, y por tanto tenemos más dinero disponible para otras cosas. Y estas otras cosas generalmente gastarán también energía. De nuevo, la mejora de eficiencia puede resultar en un aumento del consumo energético. Volviendo al ejemplo anterior: si con mi coche más eficiente me gasto menos en gasolina para hacer los mismos viajes que antes, al llegar a final de mes tendré más dinero disponible, y parte de este dinero quizá me lo gaste en hacer un viajecito en avión (que también gasta energía) que no hubiera hecho si no hubiera tenido este dinero.
De hecho, este efecto indirecto se puede producir incluso ante un aumento en el precio de la energía: si sube el precio de la energía, bajaremos su consumo. Dependiendo de la elasticidad, puede ser que al final estemos gastando menos en energía que antes, y que por tanto también tengamos más renta disponible para gastar en otras cosas, incluyendo energía. Aquí la clave es si el aumento del precio de la energía es generalizado, o sólo para unos productos y no para otros. Si es generalizado, este efecto no se produce. Pero si no, lo que estaremos haciendo será desplazar nuestro consumo energético de unos combustibles a otros, o de unos sectores a otros, sin reducir el consumo total.
- Macroeconómico: cuando cambian los precios efectivos de la energía, también cambian los precios relativos de los factores productivos de la economía, y cambia por tanto la utilización de estos factores (favoreciendo por ejemplo los sectores más intensivos en el uso de la energía). Según las circunstancias, también puede resultar en un mayor uso de la energía en una economía.
Así pues, como vemos hay razones objetivas para esperar un efecto rebote ante acciones que mejoren la eficiencia energética. Sin embargo, lo importante no es tanto la existencia teórica del efecto rebote, sino su validez práctica. Como hemos visto, el efecto rebote depende de cuánto baje el precio, de la elasticidad del consumo ante los cambios de precio y de renta, de la posible sustitución entre combustibles, o de las relaciones productivas en la economía. Así que, aunque en teoría siempre se podría esperar un cierto efecto rebote, en la práctica hay situaciones donde sí es significativo y otras donde no. De hecho, las estimaciones realizadas por muchos investigadores apuntan a valores muy variables. M. Grubb y otros autores consideran que el efecto rebote directo está habitualmente entre un 5 y un 15% para el sector energético, y por tanto en la práctica se puede considerar despreciable. En cambio, otros autores han estimado el rebote para sectores específicos, como el transporte, y han encontrado valores de hasta el 60% para Alemania, o del 25% en EEUU (lo que también nos indica las posibles diferencias entre países a este respecto). A nivel macroeconómico también se han hecho estimaciones, y así Barker y otros han estimado un efecto rebote macroeconómico del 19%. Es decir, que a veces el rebote no es despreciable, y puede hacer casi inútil una mejora de la eficiencia. Si resulta que esa mejora ha tenido un determinado coste, uno se puede plantear si no se está tirando el dinero.
Por tanto, como vemos, el conocer cómo funciona el efecto rebote y cuál es su magnitud es importante por dos cosas. Primero, para entender que no todas las mejoras en eficiencia energética se traducen en un ahorro de energía; segundo, para entender también que importa mucho el modo de promover la eficiencia. Porque lo que queremos es ahorrar energía, y no tirar nuestro dinero.
A este respecto, me gustaría a modo de ejemplo comparar dos posibles modos de reducir el consumo de combustible en el transporte privado: uno, dar incentivos para la compra de coches más eficientes; otro, dejar que suba el precio del combustible.
En el primer caso, si subsidiamos la compra de un coche que consuma menos (por ejemplo bajando el impuesto de matriculación) seguramente conseguiremos que la gente compre este coche más eficiente. Al usuario no le ha costado más esta mejora de eficiencia, y ahora se encuentra con que usar el coche le cuesta menos que antes. Puede ser que siga usando el coche igual que antes, pero también puede ser que, ahora que le sale más barato, lo use más (tal como se ve en Alemania, y como es fácil observar si uno pregunta a su alrededor). Si subimos el precio del combustible, por un lado estamos desincentivando a usar el coche (como también se ha podido ver en estos últimos tiempos), y por otro estamos dando señales a comprar coches más eficientes. E, incluso si compramos un coche más eficiente, como el precio del combustible ha subido, no nos resulta más barato que antes usar el coche, así que no hay razones para que lo usemos más.
¿Qué política resultará en un mayor ahorro en el uso del combustible? Evidentemente, la segunda. Y, ¿cuál costará menos al bolsillo del usuario? Aunque parezca que la primera, esto no es así necesariamente: como hemos visto, el bajar el precio efectivo del combustible hace que se consuma más, y al final posiblemente el gasto sea similar (aunque también será mayor el grado de disfrute, y eso también hay que tenerlo en cuenta); pero además, el subsidio para la compra de coches más eficientes lo pagamos todos, via impuestos, con lo cual también hay que sumárselo al coste de la política. Es decir, que posiblemente las dos políticas nos cuesten parecido (en términos económicos, no en términos de bienestar), pero una resultará en un ahorro efectivo de combustible mayor que otra.
¿Qué conclusión práctica podemos sacar de todo esto? Si de verdad queremos reducir nuestro consumo energético (por razones medioambientales, o de seguridad energética, o de agotamiento de recursos), lo más efectivo es actuar directamente sobre el consumo en términos absolutos. Si esto es complicado (que lo es) y tenemos que actuar a través de la eficiencia energética, debemos ser conscientes de que puede haber un efecto rebote, especialmente en algunos sectores, y por tanto debemos usar las políticas que lo mitiguen lo más posible, que las hay.
50% renovables en 2050
Más evidencia contra el cambio de hora
Several countries are considering using daylight saving time (DST) as a tool for energy conservation and reduction of greenhouse gas emissions, and the United States extended DST in 2007 with the goal of reducing electricity consumption. This paper assesses DST's impact on electricity demand by examining a quasi-experiment in which parts of Australia extended DST in 2000 to facilitate the Sydney Olympics. Using detailed panel data and a difference-in-difference-in-difference framework, we show that the extension did not reduce overall electricity consumption, but did cause a substantial intraday shift in demand consistent with activity patterns that are tied to the clock rather than sunrise and sunset.Y aquí mientras seguimos escuchando los mismos rollos de siempre. Lo peor de todo no es que nos los cuenten, sino que siga sin haber una evaluación seria de los efectos del cambio de hora...
jueves, 27 de noviembre de 2008
R. Edward Freeman
(3) Cómo serían nuestras escuelas y universidades si:
• Cada escuela tuviera un propósito claro y comprometido.
• La educación fuera para toda la vida.
• Cualquiera pudiera ir a la escuela en cualquier momento de su vida.
• Cualquiera pudiera impartir un curso a los demás en las escuelas.
• Las escuelas estuvieran abiertas 24 horas al día, 7 días a la semana, 365 días al año.
• Las escuelas fueran tecnológicamente sofisticadas.
• Las escuelas no dependieran de una ubicación geográfica, es decir, si hubiera escuelas virtuales.
• La asistencia no fuera obligatoria.
• Tuvieras que estar comprometido con aprender; si no, tendrías que dejarlo.
• Hubiera guarderías que no estuvieran mezcladas con el sistema escolar.
• Elimináramos la competencia con los demás e instauráramos la competencia con nosotros mismos para mejorar y aprender más.
• Valores como la amabilidad, integridad, perseverancia y responsabilidad cobraran protagonismo.
• Valoráramos a nuestros profesores tanto como valoramos a nuestros héroes deportivos y a las estrellas del rock.
• Nos dedicáramos a inspirar a las personas para que aprendan y se responsabilicen de su propio aprendizaje.
(4) Cómo serían la ciencia y la tecnología si:
• Nos viéramos como pioneros – que tuviéramos que explorar tanto nuestro propio mundo como el próximo, el de nuestros hijos.
• Pudiéramos inventar artilugios ingeniosos que mejoraran el medio ambiente, ayudaran a mejorar la vida de las personas y produjeran beneficios económicos.
• Pudiéramos colocar la exploración del conocimiento humano al mismo nivel de importancia que la “guerra contra el terrorismo o las drogas”.
• Todo el mundo estuviera conectado:
- A los demás.
- Al conocimiento humano.
- A la historia del hombre.
- Por menos de 100 dólares (80 euros) al año.
• Viéramos tanto a la literatura como a la ciencia como dos maneras similares de intentar mejorar nuestras vidas y crear mejores comunidades.
martes, 25 de noviembre de 2008
Dar clase a "todos" los alumnos
Interesante el penúltimo enlace.
lunes, 24 de noviembre de 2008
Hansen, Romm, y los objetivos de concentración de CO2
domingo, 23 de noviembre de 2008
Collapse, de J. Diamond
Sus ideas finales son básicamente las de la escuela de Ehrlich, con algún matiz. De hecho, concluye que los países con problemas político-sociales son aquellos con problemas medioambientales...Vamos, que no me parece demasiado recomendable salvo para el que quiera tener una primera exposición al tema de la sostenibilidad (desde un punto de vista), entonces se pueden leer bien los últimos capítulos. Desde luego, nada que ver con Guns, Germs and Steel, que sí me pareció un gran libro.
Para el que no quiera leerse el libro, hay un video en TED que resume las ideas básicas. Y como otras veces, pongo algún párrafo seleccionado:
Any people can fall into the trap of overexploiting environmental resources, because...resources initially seem inexhaustibly abundant; signs of their incipient depletion become masked by normal fluctuations in resource levels between year or decades; it is difficult to get peope to agree on exercising restraint in harvesting a shared resource; and the complexity of the ecosystems often make the consequences of some human-caused perturbation virtually impossible to predict.Realmente Diamond está hablando de los recursos en general (y especialmente aquellos que permiten la supervivencia, como bosques, suelo, agua y pesca), pero el caso es que cuando leía el párrafo pensaba en lo oportuno de esta reflexión respecto al cambio climático...
Otro párrafo interesante es en el que se refiere a la prioridad de los distintos problemas ambientales (eso sobre lo que discuten por ejemplo Lomborg y Holdren):
What is the single most important environmental/population problema facing the world today? The s.m.i.p. is our misguided focus on identifying the s.m.i.p. We have to solve them all.Y finalmente, acerca de las soluciones. Con esto estoy totalmente de acuerdo:
Two types of choices seem to me to have been crucial in tipping their outcomes towards success or failure: long-term planning, and willingness to reconsider core values.Tal como dice bien Diamond, lo segundo parece muy difícil y doloroso, pero las sociedades que sobrevivieron lo hicieron, así que no es imposible.
viernes, 21 de noviembre de 2008
El Reino Unido y el cambio climático
Las ventajas de las renovables para WalMart
jueves, 20 de noviembre de 2008
La tarifa eléctrica
miércoles, 19 de noviembre de 2008
Obama y los CEOs de EEUU sobre cap-and-trade
- un video de Obama donde defiende el cap-and-trade a nivel federal, y promete mayor liderazgo de EEUU en la lucha contra el cambio climático
- un resumen de WSJ sobre la reunión de CEOs, en la que defienden un cap-and-trade (por supuesto, hay que fijarse de qué empresas vienen, y si les beneficia o no un cap-and-trade, por ejemplo Duke lo quiere, pero sin subasta, con grandfathering...y Renault-Nissan está apostando por los coches eléctricos)
martes, 18 de noviembre de 2008
Una buena teoría resumida de offsets
domingo, 16 de noviembre de 2008
GTPES y los planes de eficiencia energética
Compromisos voluntarios
- para señalar a otros nuestro "ecologismo"
- para ayudar a nuestra fuerza de voluntad
- y para ganar dinero, como en el esquema de Chicago Climate Exchange
En el primero seguro que tiene razón, pero no creo que haya tanta gente interesada en señalar (como en tantos otros esquemas voluntarios como la electricidad verde, por ejemplo).
En el segundo, puede ser, pero supongo que sólo a nivel individual, y en pequeños porcentajes de población, igual que el primero.
Y en el tercer punto no estoy muy de acuerdo, porque no me creo mucho los esquemas como el de la Bolsa de Chicago. Me explico: si yo fuera una empresa, ¿me metería en un esquema como este si no pensara que voy a reducir lo suficiente? Y, si los únicos que entran en el esquema son los que van a reducir más de lo previsto, ¿cuál será el precio del permiso? Pues casi nulo, con lo cual el incentivo a participar por vender los permisos, o incluso el incentivo a reducir para no pagar demasiado no es muy grande...De hecho, si se entra en el CCX, se ve que el precio medio está sobre los 3$/tCO2...
Conclusión: lo del compromiso voluntario puede ser interesante para algunos, pero como instrumento serio para reducir emisiones significativamente, yo no lo veo.
viernes, 14 de noviembre de 2008
World Energy Outlook
- en el escenario tendencial, la demanda de energía crecerá un 45% para 2030, con la mayor parte de este crecimiento soportado por el carbón.
- para eso harán falta unas inversiones de 26 trillones (americanos) de dólares.
- los precios del petróleo seguirán subiendo.
- aunque no parece haber problemas de reservas de petróleo y gas, hacen falta inversiones para movilizarlas.
- hay varios países muy ricos en reservas de petróleo, que mantienen a sus ciudadanos en la pobreza energética. No hay excusa para esto.
- las consecuencias del escenario de referencia sobre las emisiones de CO2 son espectaculares: llevarían a una subida de 6ºC para final de siglo. Por tanto, hace falta una acción fuerte y coordinada, y grandes cambios en los patrones de inversión. Los precios de la emisión de CO2 deberían alcanzar 90 o 180$/t, según se quiera ir a un escenario de 550 ppm o de 450 ppm respectivamente.
- el alcanzar el escenario de 450ppm es un reto formidable. Los costes de alcanzarlo se cifran en un 0.55% del PIB mundial.
- para poder alcanzar estos escenarios, los tecnologías por las que apostar son: la eficiencia energética (más de un 50% de contribución), las renovables, y en menor medida, nuclear y captura y secuestro de carbono.
- para evitar las consecuencias negativas, el tiempo se acaba. Hay que actuar ya.
miércoles, 12 de noviembre de 2008
Stavins sobre el cap-and-trade en EEUU
Sostenibilidad en las aulas
Malcom Gladwell
martes, 11 de noviembre de 2008
La innovación energética
Glaeser y el tabaco
Tarifa ahorro
- si el precio sigue siendo tan bajo (y parece que así seguirá con este Gobierno), ese 40% de descuento supone para los hogares 40 céntimos al día. ¿Vamos a poner la lavadora a las 11 de la noche para ahorrarnos 40 céntimos? Depende de lo fácil que nos resulte (ver más abajo), de nuestra conciencia verde (el desplazamiento de cargas ahorra energía, pero no emisiones...), etc.
- el problema de la vitrocerámica, como bien dice Susana, no se arregla con esto, éste es un problema de inversión, y ahí tenemos temas como el valor de opción, el problema principal-agente, etc. que lo hacen complicado de arreglar.
Quizá en todo caso esto sea un incentivo para la venta de dispositivos de gestión automática de los electrodomésticos, que al fin podrán empezar a ser rentables, y que pueden permitir ese ahorro de manera cómoda. Como ya he comentado alguna vez, todos estos temas de gestión activa de la demanda son muy interesantes, pero necesitan alguna vuelta más para que de verdad sean efectivos, en eso estamos en el proyecto GAD...
Bicicletas
In increasingly green-conscious Europe, there are said to be only two kinds of mayors: those who have a bicycle-sharing program and those who want onePues no será por el alcalde de Madrid...Mi ciudad cada vez se va quedando más sola, y cada vez son más endebles sus razones: que si las cuestas, que si el clima...No hay más que ver este listado de ciudades españolas que promueven de verdad el uso de la bici.
NOTA PERSONAL: Cómo echo de menos mi bici de Cambridge...
Renovables y red eléctrica
domingo, 9 de noviembre de 2008
Más de Glaeser sobre la educación
viernes, 7 de noviembre de 2008
The Economist y los subsidios a las renovables
Debate energético en RFF
jueves, 6 de noviembre de 2008
Los profesores "por horas" y el rendimiento académico
Yo personalmente comparto bastantes de estas apreciaciones, aunque también reconozco el valor de los profesores que aportan conocimiento desde la empresa, y por supuesto también reconozco las dificultades que tienen este tipo de profesores para hacer bien su trabajo (bajos salarios, malos horarios, etc.). Posiblemente la respuesta sea: dejemos este tipo de profesores sólo para las asignaturas más aplicadas y cercanas al mundo real, y en todo caso, incentivémosles adecuadamente.Part-timers’ inability or unwillingness to devote more time to students outside the classroom, the research suggests, results in the denial of important support services to many students—including, often, those who need the most help.
And in a finding that breaks new ground, one of the studies concludes that heavy reliance on part-timers can actually hurt the performance of full-time, tenure-track faculty members. One possible explanation: Full-timers feel less secure at institutions that might replace them with part-time instructors and lecturers, said that study’s author, Paul D. Umbach, an associate professor of adult and higher education at North Carolina State University.
Part-timers are not the ones to blame, Mr. Umbach said: “We are not treating these faculties in a way that they are feeling valued.”
miércoles, 5 de noviembre de 2008
¿Debe ser gratuita la Universidad?
En todo caso, otra cuestión es si, en caso de que el Estado financie, lo debe hacer pagando a las Universidades, o más bien becando a los alumnos y dejando que las Universidades se batan en un terreno competitivo. En el fondo, esta es la idea fundamental de la ponente en contra de la financiación, creo yo...
Expertos energéticos opinan sobre Obama
Los sueldos de los profesores
martes, 4 de noviembre de 2008
lunes, 3 de noviembre de 2008
Eso tan "feo" de copiar
domingo, 2 de noviembre de 2008
Por qué los paneles de expertos no aciertan
ADDENDUM: Leyendo Self-reliance, de Emerson, me encuentro con este pasaje que viene al pelo de la discusión anterior:
Society is a joint-stock company, in which the members agree, for the better securing of his bread to each shareholder, to surrender the liberty and culture of the eater. The virtue in most request is conformity. Self-reliance is its aversion. It loves not realities or creators, but names and customs.
La crisis y la energía
viernes, 31 de octubre de 2008
El Estado y la revolución verde
BBC Wildlife Photographer of the Year
Una visión crítica (mucho) de los liberal art colleges
ADDENDUM: Tyler Cowen también opina sobre el tema, con una reflexión muy apropiada sobre el autoengaño.
jueves, 30 de octubre de 2008
El economista camuflado
Governments can replace markets, but they will often do better to try to fix them.
Exámenes de elección múltiple
La revolución verde
The plan urges world business and political leaders, including a new US president, to help redirect resources away from the speculative financial engineering at the root of today’s market crisis and into more productive, growth-generating, and job-creating investments for the future.Lo de que sean más generadores de empleo puede ser, pero si fueran más productivos y más generadores de crecimiento, esto ya lo habría hecho el mercado por sí mismo, que no deja pasar estas oportunidades...Quizá lo que quiere decir es que son más productivos "socialmente", que los fallos de mercado (como el descuento del futuro, o las externalidades ambientales) lo impiden, y que por tanto hay que ayudar, y en ese caso le doy toda la razón...No sé, creo que hay que tener cuidado con estas cosas. Está bien corregir externalidades y fallos de mercado, tratar de levantar barreras, pero hay que tratar de mantener las intervenciones públicas en el marco de la racionalidad económica.
martes, 28 de octubre de 2008
Mejor, no más, regulación
McKinsey y la eficiencia energética
De la "dirección" de estudiantes de doctorado
Para ahorrar energía en el PC
domingo, 26 de octubre de 2008
Ya tengo una buena excusa para no trabajar demasiado
sábado, 25 de octubre de 2008
Más sobre crisis y medio ambiente
- Los de Climate Progress parece que atacan temas secundarios: yo sí creo que Crutzen tiene razón, aunque el carbono se siga acumulando, siempre es mejor emitir menos que más. Otra cosa es que efectivamente no haya que retirar la normativa de emisiones, pero es que eso parece de perogrullo...Tengo la sensación de que ésta es una entrada de cabreo, pero que realmente no discute si la crisis es buena para el medio ambiente o no, o al menos no lo hace de manera equilibrada.
- En cuanto a Keith, creo que en parte tiene razón y en parte no: el que baje el precio del permiso no es malo de por sí si lo que impone la política, como en el caso del ETS, es el tope de emisiones (otra cosa es que pensemos que el tope no vale para nada, y que en el fondo lo importante es el precio del carbono). Y con la crisis no cambia el tope (bueno, al menos por ahora). Creo que el párrafo central, y que revela el argumento fundamental, es:
This is not what environmentalists had in mind when they backed cap-and-trade as a way to ratchet down greenhouse-gas emissions. For the system to really spur change, the carbon price has to be high enough to give an incentive for polluters to install cleaner technologies or move to cleaner fuels. Capturing carbon emissions from coal plants and sticking them underground, for example, will cut emissions but will be expensive. A carbon price below 40 euros a ton tends to make “clean coal” economically unattractive.Es decir, que el problema efectivamente es que el cap-and-trade se interpreta únicamente como una herramienta para lograr un precio del CO2, no por su valor como tope de emisiones. Si esto es así, entonces es cierto que la crisis, al hacer más fácil cumplir con el tope, no logra un precio lo suficientemente alto, y por tanto, desde ese punto de vista, no parece buena para el medio ambiente. Aunque a este respecto es interesante leer este paper de Heutel, donde nos dice que en una recesión lo óptimo es reducir los impuestos ambientales (o hacer más duro el tope de emisiones, lo que no es exactamente igual...). Vamos, que a lo mejor la bajada de precio del CO2 tampoco es necesariamente mala...
Agua y energía (II)
viernes, 24 de octubre de 2008
Más sobre la paradoja de la elección
Comprensión del riesgo, modelos dinámicos, y cambio climático
Poor understanding of accumulation leads to serious errors in reasoning about climate change (see charts, left, and on page 533). Sterman and Booth Sweeney (14) gave 212 graduate students at the Massachusetts Institute of Technology (MIT) a description of the relationships among GHG emissions, atmospheric concentrations, and global mean temperature. The description was excerpted from the IPCC's "Summary for Policymakers" (SPM), a document intended for nonspecialists (4). Participants were then asked to sketch the emissions trajectory required to stabilize atmospheric CO2. To highlight the stock-flow structure, participants were first directed to estimate future net removal of CO2 from the atmosphere (net CO2 taken up by the oceans and biomass), then draw the emissions path needed to stabilize atmospheric CO2 [the SOM (2) provides details].Knowledge of climatology or calculus is not needed to respond correctly. The dynamics are easily understood using a bathtub analogy in which the water level represents the stock of atmospheric CO2. Like any stock, atmospheric CO2 rises when the inflow to the tub (emissions) exceeds the outflow (net removal), is unchanging when inflow equals outflow, and falls when outflow exceeds inflow. Participants were informed that anthropogenic CO2 emissions are now roughly double net removal, so the tub is filling.
Yet, 84% drew patterns that violated the principles of accumulation. If emissions followed the path in the typical example shown, atmospheric CO2 would continue to rise. Nearly two-thirds of the participants asserted that atmospheric GHGs can stabilize even though emissions continuously exceed removal--analogous to arguing a bathtub continuously filled faster than it drains will never overflow. Most believe that stopping the growth of emissions stops the growth of GHG concentrations. The erroneous belief that stabilizing emissions would quickly stabilize the climate supports wait-and-see policies but violates basic laws of physics.
Training in science does not prevent these errors. Three-fifths of the participants have degrees in science, technology, engineering, or mathematics (STEM); most others were trained in economics. Over 30% hold a prior graduate degree, 70% of these in STEM. These individuals are demographically similar to influential leaders in business, government, and the media, though with more STEM training than most.
It is tempting to respond to these discouraging results by arguing that poor public understanding of climate change is unimportant because policy should be informed by scientific expertise. Many call for a new Manhattan Project to address the challenge (15, 16). The desire for such technical solutions is understandable. In 1939, scientists directly alerted the nation's leaders to developments in atomic physics, then, by focusing enough money and genius in the deserts of New Mexico, created nuclear weapons in just 6 years. Science has arguably never affected geopolitical outcomes more decisively.
But a Manhattan Project cannot solve the climate problem (17). The bomb was developed in secret, with no role for the public. In contrast, reducing GHG emissions requires billions of individuals to cut their carbon footprints by, e.g., buying efficient vehicles, insulating their homes, using public transit, and, crucially, supporting legislation implementing emissions abatement policies. Changes in people's views and votes create the political support elected leaders require to act on the science. Changes in buying behavior create incentives for businesses to transform their products and operations. The public cannot be ignored.
jueves, 23 de octubre de 2008
¿Son las renovables de verdad más caras?
Posiblemente a resultas de la nueva regulación de la energía solar fotovoltaica, se ha reavivado el debate sobre el coste que suponen las energías renovables, sobre todo en lo que respecta a la producción de electricidad. Hay algunos que defienden que las renovables abaratan el coste de la electricidad para el consumidor, mientras que otros dicen que no, que hacen que suba lo que tenemos que pagar por ella. Y el debate no se limita a la esfera “política”, también ha habido recientemente unas cuantas contribuciones al debate desde el punto de vista académico (aquí, aquí o aquí). ¿Quién tiene razón? Vamos a tratar de identificar los elementos que pueden hacer que las renovables suban o bajen el precio de la electricidad, y luego veremos cuáles de ellos están presentes en cada caso y cada tecnología.
En primer lugar, está el coste de las primas que se pagan a las renovables: en España hay un marco de apoyo por el cual a cada kWh generado con energía renovable se le paga una determinada cantidad de dinero o prima, adicional a la que obtiene la venta de ese kWh en el mercado de electricidad. Esta prima depende de la tecnología: la eólica por ejemplo cobra aproximadamente 30 €/MWh (aunque parece que ya hay algunas que renuncian a la prima), mientras que la fotovoltaica cobra entre 240 y 270 €/MWh (si suponemos un precio de la electricidad de 50 €/MWh). Ahora mismo estas primas suponen un sobrecoste de aproximadamente un 7% del total del coste de suministro eléctrico, lo cual no es despreciable, efectivamente.
Otro elemento de coste de las renovables es el asociado a su carácter intermitente. Como la producción de las renovables nunca se puede saber exactamente con antelación (salvo aquellas que pueden regular su producción, como la biomasa o la solar térmica con almacenamiento), y la demanda de electricidad tiene que ser satisfecha en cada instante, cuanta más renovables haya en el sistema, más centrales capaces de producir electricidad rápidamente si las renovables dejan de funcionar harán falta, y más potencia instalada hay que tener. Estas centrales son las hidráulicas (que no es que tengan coste de producción, pero sí de oportunidad), o las térmicas, que para poder hacer eso tienen que estar en marcha, y por tanto consumiendo combustible. El coste obtenido por distintos estudios (por ejemplo éste) oscila entre 4 y 20 €/MWh.
En cuanto a los beneficios, tenemos el efecto de las renovables sobre el precio de la electricidad. Casi todas las renovables, al ser tecnologías con un elevado coste de inversión, pero muy bajo coste de operación, ofertan en el mercado su electricidad a un coste muy bajo. Eso hace que desplacen a casi todas las demás tecnologías, es decir, que ya no hacen falta tanta producción de estas otras fuentes no renovables para satisfacer la demanda de electricidad. Dado que la curva de costes de producción de electricidad es creciente (cuanta más electricidad necesitamos más caro nos cuesta, porque cada vez necesitamos tecnologías más caras, por ejemplo), si necesitamos menos tecnologías convencionales, el coste de producción se reduce, y por tanto también el precio de la electricidad en el mercado. Conclusión, como baja el precio de la electricidad, y este precio se le paga a todos los productores, el precio multiplicado por la cantidad de electricidad es el volumen de dinero ahorrado por la entrada de las renovables en el sistema. Algunos han estimado este dinero entre un 10 y un 15% del volumen total pagado a los generadores.
Pero cuidado, es un beneficio para los consumidores, no para los que producen con tecnologías no renovables, que ven cómo se reducen sus ingresos. Esto puede tener una consecuencia muy importante: si los productores pueden (si tienen poder de mercado), subirán el precio al que ofertan en el mercado, para recuperar estos ingresos; y en todo caso, la reducción de precios hará menos interesante invertir en nuevas centrales, lo que a medio y largo plazo supondrá que, ante aumentos de la demanda, los precios se recuperen. Por tanto, este efecto, aunque puede ser significativo (depende de la curva de costes de producción), es posiblemente temporal.
Otro beneficio de las renovables es que reducen el riesgo de una cartera de inversiones energéticas, tal como propuso Simon Awerbuch. Como su coste no depende de los precios de los combustibles fósiles, ante una subida de estos precios consiguen sujetar el coste del sistema (y también la inflación asociada). Y el menor riesgo se paga (por ejemplo, con costes menores de financiación). Así, a igualdad de coste, preferiremos tener un MWh de eólica (cuyo coste no varía una vez construido) que uno de gas natural (cuyo coste depende del del petróleo, y por tanto puede variar mucho). Eso sí, según esta teoría, las renovables deben constituir un porcentaje determinado del mix de generación, porque si suben de ese porcentaje, entonces el riesgo puede aumentar (por las incertidumbres asociadas a las renovables en sí mismas, y que están asociadas al coste de reservas ya explicado antes).
También relacionado con esto podemos citar la contribución de las renovables a la seguridad energética: las renovables son fuentes autóctonas, y por tanto su suministro no depende de circunstancias políticas (como los apaños de la OPEC) o estratégicas. Por tanto, las renovables también reducen el riesgo de falta de suministro a largo plazo, y además mejoran la balanza comercial.
Y finalmente, también debemos considerar los beneficios de las renovables desde el punto de vista medioambiental y social. Como es bien sabido, las renovables, aunque también tienen algún impacto ambiental, emiten muchos menos contaminantes como el SO2 y el NOx, lo que se traduce en menores daños sobre la salud y el entorno; y también emiten mucho menos CO2. Este último, de hecho, tiene un coste monetario directo (el precio del permiso de emisión), con lo cual no es difícil calcular al menos el límite inferior del ahorro que supone (se puede defender que el beneficio es mayor que este precio del permiso de emisión). En el campo social es más difícil evaluar los beneficios: sí, las renovables pueden generar más empleo que otras tecnologías, pero aquí es importante tener en cuenta si esos empleos están contribuyendo a reducir el desempleo, o si por el contrario están saliendo de otros sectores (que incluso podrían ser más productivos, pero que no están subvencionados). También podríamos citar aquí el efecto positivo sobre la innovación que pueden tener las renovables.
Así pues, vemos que hay efectos positivos y negativos. Los negativos: las primas y las reservas. Los positivos: la posible bajada de precios temporal, la reducción del riesgo, y los beneficios medioambientales, sociales y tecnológicos. Pero además, esto depende mucho del tipo de tecnología renovable: por ejemplo, si comparamos la eólica y la fotovoltaica, el volumen de primas cobrado por una y otra es muy distinto, mientras que el resto de los elementos son muy parecidos. Por tanto, el coste neto para la sociedad de la eólica es posiblemente mucho menor que el de la fotovoltaica (otra cosa es que se incluyan en esta cuenta los posibles beneficios por el desarrollo tecnológico inducido, aunque habría que ver hasta qué punto esto está sucediendo…).
En resumen: ¿son las renovables de verdad más caras? Pues depende de cómo se combinen estos elementos para cada tecnología. Posiblemente, aquellas tecnologías más cercanas a la competitividad como la eólica no sean más caras, sino todo lo contrario, especialmente si tenemos en cuenta los beneficios ambientales. Otras, que deben ser subvencionadas mucho más, seguramente no compensen sus beneficios, y por tanto puede ser que sí estén suponiendo un coste neto para nuestra sociedad. En cualquier caso, y aunque parece que todos los políticos tienen claro que las renovables compensan (es decir, que desde el punto de vista social no son más caras), lo cierto es que sería de agradecer tener un buen análisis riguroso, no tanto para decidir si renovables sí o no, que eso parece que ya no tiene sentido discutirlo, sino cuánta renovable, de qué tipo, y cuál es la mejor manera de promocionarlas (básicamente, primas o apoyo a la I+D).