martes, 17 de mayo de 2016

Cómo dar una gran charla

Chris Anderson, el responsable de las charlasTED, acaba de publicar la suya propia, en la que nos cuenta cómo mejorar nuestra comunicación verbal, cómo dar una gran charla TED. No creo que muchos de los que leen este blog vayan a dar una charla TED en el futuro (ojalá me equivoque), pero seguro que sí van a dar alguna clase...y los consejos de Anderson valen para las dos cosas, de hecho muchos me recuerdan a los que da Ken Bain. Aquí van los cuatro elementos fundamentales, según Anderson:

- Una idea y sólo una cada vez. Que sea el hilo conductor de toda la charla. Aunque seguramente no venga mal complementar esto con lo que decía Gardner: contada de varias maneras para que llegue a los distintos tipos de inteligencia.

- Crea interés, curiosidad, en el público. Dale una razón para escucharte, para usar su tiempo escaso en atenderte. Hazle preguntas provocadoras. Como decía Bain, rompe sus esquemas mentales, demuestra que no necesariamente son correctos.

- Construye tu idea poco a poco, utilizando conceptos ya existentes en su cabeza. Usa ejemplos y metáforas. Apela al entorno cultural de tu público, que no tiene por qué ser el tuyo (incluso en el mismo país, yo no creo que tenga el mismo lenguaje y referencias que mis alumnos, que ya me miran raro cuando hablo de Siniestro Total...).

- Pregúntate si tu idea vale la pena para los demás, no sólo para ti. Otra forma de ver esto es mi segunda regla para dar clase, la que cuento a mis alumnos el primer día. Todos tienen derecho a preguntarme en cualquier momento para qué sirve eso que les estoy contando. Y si no soy capaz de convencerles, no entra en el examen.

Y Tim Harford, otro orador excepcional, nos da su versión resumida, pero igualmente valiosa (aquí va también el texto que acompaña al video)

ADD: Y, para compensar, y para reír un rato, una estupenda charla TED en la que no nos cuentan absolutamente nada, pero eso sí, muy bien contado :)

1 comentario:

Fernando Leanme dijo...

Yo puedo escribir un resumen de errores y malas prácticas. Desde llenarse los bolsillos de monedas a utilizar laminas repletas de información con letras ilegibles.