miércoles, 25 de mayo de 2016

Gestionando la transición energética

Leyendo cosas varias estos días, fundamentalmente sobre la discusión entre defensores del shale gas/oil y las renovables, me viene a la cabeza una pregunta que siempre me hacen los alumnos de economía: si en el corto plazo no tenemos en cuenta los costes fijos y en el largo sí, y por tanto la decisión óptima de producción es distinta...¿cuándo cambiamos de una a otra? Y es que, en el fondo, aunque no sólo por cuestiones económicas, esta es la clave de las discusiones que deberíamos estar teniendo en casi todos los países estos días en materia de política energética.

Porque a corto plazo, sí, nuestras infraestructuras de transporte de energía convencional ya están construidas, y sus costes hundidos. Tal como nos recuerdan, sobre todo desde posiciones de la industria o de los conservadores americanos, el shale gas y el tight oil nos permiten disponer de energía abundante y a buen precio, imprescindible ahora mismo si queremos mantener unas determinadas condiciones de vida y de producción económica. Imprescindibles también, como señalan aquí, (o también Vaclav Smil) para poder fabricar las instalaciones renovables que necesitamos desplegar a medio plazo. Incluso el carbón puede ser esencial ahora mismo sitios como la India para dar acceso a la energía a algunos segmentos de su población.

Pero a largo plazo creo que también está claro que, si queremos evitar un cambio climático, no podemos utilizar los fósiles más allá de unos años. Salvo que encontremos una forma factible y económica de capturar el CO2 (y no sólo reciclarlo), no podemos permitirnos un futuro fósil. Y entonces, ¿cuándo paramos de invertir en ellos? ¿Cuándo pasamos de la visión de corto a la visión de largo? Como decía el otro día, ¿tiene sentido seguir invirtiendo en infraestructuras fósiles cuando para 2040-2050 tendrán que estar abandonadas, al menos en los países desarrollados?

Por eso la clave es gestionar la transición, dar ya las señales de largo plazo correctas para que las decisiones de corto ya las tengan en cuenta. Hace falta romper la tendencia, romper ese lock-in tecnológico y de negocio (y de intereses) tan habitual en el sector energético. Nótese que esto no necesariamente significa volver a un sector energético totalmente regulado. Yo al menos tengo más esperanzas a veces en el mercado que en la regulación. Pero sí que claramente necesitamos enviar señales fuertes al mercado para marcarle bien el camino. Como decía Ignacio hace unos años: "loud, long, and legal".


1 comentario:

Fernando Leanme dijo...

La premisa de que los combustibles fósiles tendrán que ser abandonados para el 2050 es falsa. No está apoyada por ningún tipo de cálculo sensible.

Déjame explicar: cuando uno considera opciones, esto se debe hacer sobre un punto de partida, considerando que en realidad no sabemos las respuestas muy bien (por ejemplo, no sabemos la sensibilidad del clima, como aumentará la población, como y cuánto subirá el nivel del mar, que tecnologías serán desarrolladas, etc.

La gran mayoría de los cálculos que se han hecho, y se publican, para estimar el beneficio económico de abandonar los combustibles fósiles, utilizan el infame RCP8,5 o algo aún peor (por ejemplo, la agencia del ambiente de EEUU utiliza un caso aún más exagerado, una chapuceria política realizada para satisfacer las necesidades políticas de Obama).

Si uno utiliza ese rcp8.5 con una sensibilidad al clima fija, y después corre un solo caso, como por ejemplo uno absurdo que asume vamos a dejar de utilizar combustibles fósiles en el 2050, el análisis es insensato.

Yo he trabajado este problema. Por años, y estoy convencido que un programa de análisis de sistemas dinámicos es la mejor herramienta que se puede utilizar. Pero el cerebro del ser humano no se puede programar, por lo tanto el sistema dinámico debe correrse por un periodo de tiempo, digamos 5 años, y las condiciones deben ser descritas a un foro de individuos que representen los poderes políticos que toman decisiones. Estos a su vez indicarían cuáles serían sus decisiones, y eso a su vez se introduce en la herramienta, que correría por 5 años más. Lo puedes llamar una simulación del futuro que utiliza un cyborg.

Cuando haces esto, debes incorporar entes políticos, por ejemplo los chinos, EEUU, la Unión Europea, etc. Y el modelo dinámico le debe entregar a estos entes políticos las condiciones regionales del clima, y los supuestos impactos que sufren. Complicado.

Yo intenté algo así para modelar qué pasaría después de la caída de la URSS, y por supuesto no teníamos ni la menor idea de que Clinton se pondría hostil con la Federación Rusa, ni de que Yeltsin permitiría a los oligarcas a tomar tanto que llevaría a Putin y su nacionalismo fascista. Y por supuesto la invasión de Iraq por el imbécil de Bush no la vimos ni de lejos.

Este s el mundo donde tienen que estar para de verdad estimar que decisiones pueden tomar. Cuando más, Uds pueden influenciar a España y la Unión Europea un poquitín. Si desarrollan un sistema mucho más sofisticado, puede ser que lleguen a influenciar a EEUU. Los chinos, India, y otros países no se pueden influenciar como lo hacen ustedes. Y eso deben saberlo. Por lo tanto deben tener un estimado del impacto de acciones que controlan (por ejemplo lo que haría la UE), y eso ls llevaría a concluir que la gran mayoría de lo que se proponen no tiene ningún impacto.

Sin embargo, si introducen la variable de que los combustibles fósiles se están agotando, y la posibilidad de que el precio subirá mucho más rápido que la inflación, y si introducen el concepto de la seguridad energética, y el hecho de que el 25 % del petróleo se produce en países que son una bomba de tiempo, entonces tendrán un resultado que, puede ser, lo escuchen un poco más.