Un proyecto muy interesante, en el que participan buenos amigos, en el que se plantea el enfoque riesgo-oportunidad como alternativa al tradicional coste-beneficio. En octubre publicaron su informe, en el que tratan de extraer lecciones de cómo muchas veces no somos capaces de entender bien las oportunidades que pueden surgir de la innovación cuando uno va más allá del coste-beneficio, y aplican lo aprendido a los coches eléctricos y al acero verde.
Algunas ideas son similares a las de Mazzucato (en cuanto a la necesidad de que el estado corra riesgos), o a las de Hirschman (ir más allá de la mera contabilización de cosas medibles, buscando oportunidades). El problema como siempre de estos análisis es la generalización (contra la que también nos advertía Hirschman). No tanto respecto a los problemas del coste-beneficio, muy evidentes...sino respecto a la alternativa. Porque sí, identificar los riesgos y oportunidades es muy pertinente, pero sigue estando sujeto a muchas incertidumbres. Nadie podía haber esperado las reducciones de costes que se produjeron en la fotovoltaica, que además tuvieron lugar por una combinación de políticas no coordinadas, como bien nos contaba Nemet.
Por tanto, aunque la metodología propuesta es muy sensata y estructurada, no resuelve el problema fundamental: el coste de oportunidad de la actuación pública sigue existiendo, y seguimos sin saber cuál es la política óptima, o qué cosas funcionan, más que ex-post. De nuevo, viene bien volver a Hirschman: prueba y error, y enfoques secuenciales. Y por supuesto, como bien apuntan los autores, coordinación internacional.
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