Hace unos días comentaba que cada vez es más habitual plantear la sustitución del análisis coste-beneficio por un enfoque riesgo-oportunidad. Pero también señalaba yo entonces que esto no resuelve los problemas. Tim Harford coincide en que, seguramente, lo más sensato sea, por un lado, tratar de mejorar el análisis coste-beneficio, y por otro lado, conocer bien sus limitaciones. Me gusta su analogía del ACB como un algoritmo (como un modelo): debe servir para informar las decisiones públicas y el debate social, no para sustituirlos.
lunes, 24 de enero de 2022
Tim Harford, sobre el análisis coste-beneficio
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