martes, 4 de enero de 2022

Las biografías y textos de A. O. Hirschman

Había siempre leído muchas cosas buenas de A. O. Hirschman, fundamentalmente a Dani Rodrik, así que siempre había tenido ganas de conocerle mejor. Y este verano me líe la manta a la cabeza y compré tres libros: la biografía, reciente, de Michele Alacevic, la clásica de Adelman, y una compilación de ensayos de Hirschman. Los ensayos sólo los he podido leer ahora en Navidad, de ahí el retraso en publicar esta reseña.

El resumen: la biografía de Alacevic me parece excelente. La de Adelman no tanto: si no hay otra cosa, vale; pero mucho mejor irse directamente a la de Alacevic (aunque aquí por supuesto puede influir el orden de lectura, yo leí primero la de Alacevic). Y los ensayos: pues quizá por tener tantas expectativas puestas en ellos (Adelman pone a Hirschman como uno de los grandes escritores académicos del s.XX), no me han gustado tanto, seguramente por reflejar demasiado bien la actitud de Hirschman hacia el conocimiento científico, una actitud de cuestionamiento permanente que le hace difícil formular propuestas concretas, y que por tanto resulta en unos textos que, aunque bien construidos, llenos de sentido común y erudición, no enganchan por ser demasiado difusos.

En cualquier caso, tras leer todo esto, mi conclusión es que Hirschman, tal como defiende Rodrik, debería ser una de las referencias de cualquier investigador en economía o ciencias sociales. Por su capacidad para generar ideas transversales y brillantes; por su heterodoxia, su amplio espectro, y su voluntad de cuestionar todo; por su insistencia en que no hay nada nuevo bajo el sol, que casi todo está ya inventado; y por su voluntad de asumir el conflicto, la complejidad y la incertidumbre como elementos positivos de la sociedad (aun a costa por ejemplo de que perdamos poder explicativo o predictivo). Una figura admirable por su valía académica y su compromiso personal.

De todas las ideas que planteó, las que me parecen más interesantes son:

- La introducción de variables como la salida (exit) o la queja (voice) en el funcionamiento de los mercados (o incluso de los estados), que permiten explicar mucho mejor el comportamiento de los consumidores o de los ciudadanos, y que también le llevan a concluir que la competencia no es necesariamente la mejor solución para mercados de servicios "universales" (como la comercialización eléctrica), porque puede resultar en una carrera hacia el fondo. De hecho, va más allá y dice que cuando hay un número de proveedores pequeños frente a grandes, el daño que puede hacer la salida en la calidad del servicio es mayor. En estos casos, la competencia no afecta al monopolista, y además le quita de en medio a los consumidores más problemáticos. Hirschman concluye que esta estructura de mercado "es una opresión de los débiles por los incompetentes, y una explotación de los pobres por los vagos, que es tan duradera y dañina como poco ambiciosa y evitable".

- El planteamiento de las políticas públicas en forma de secuencia, de forma que los primeros pasos vayan cambiando las percepciones de los agentes, e induciendo los cambios posteriores. Esto le hace descartar las políticas óptimas: "In many situations, it may be possible to define optimality only with respect to the width and frequency of periodically needed reversals of policies and changes in institutions."

- El efecto túnel, por el cual las mejoras de otros, en lugar de inducir envidia, producen esperanza de que pronto llegará también nuestro turno de mejora. Esto explica la tolerancia a la desigualdad de renta, salvo cuando se llega al punto de frustración, o salvo cuando la situación es de suma cero (por recursos limitados), como en las sociedades agrarias.

- Una de las ideas más conocidas de Hirschman es la de los encadenamientos hacia delante y hacia atrás como criterios para impulsar el desarrollo de distintas industrias. Esto es una de las bases del análisis input-output. Ahora bien, Hirschman nos recuerda que debemos tener cuidado con estos análisis, porque tendemos a aplicarlos de forma sincrónica, mientras que realmente, los encadenamientos necesitan tiempo para desarrollarse: es decir, que el análisis debe ser dinámico, y si lo hacemos estático podemos estarnos equivocando de sector.

- También particularmente interesante para el diseño de políticas (él usa el ejemplo de políticas ambientales) es su reflexión de que el objetivo de la regulación no es sólo incentivar o desincentivar, sino también tratar de influir y cambiar los valores sociales y códigos de comportamiento. En su ejemplo, un impuesto a la contaminación no permite cambiar estos valores (al dejar que los contaminadores se escapen pagando), mientras que las restricciones sí ayudan a cambiar estos valores. Sería muy interesante evaluar esta hipótesis por ejemplo en la comparación entre peajes de entrada a las ciudades y zonas de bajas emisiones, o entre impuestos ambientales y cuotas de contaminación...


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