Hay otra manera de proporcionar estímulos fiscales y reducir las emisiones de CO2 con una medida que, además, disminuiría la desigualdad de renta. Se trata de combinar un impuesto global sobre las emisiones de CO2 con un programa de transferencias directas a los ciudadanos que les devolviera los recursos necesarios para inversiones en transición energética como, por ejemplo, la rehabilitación de edificios, la implantación de energías renovables o la renovación de automóviles por otros menos contaminantes (de forma parecida a lo que hemos propuesto para la implementación de las políticas supranacionales de empleo). Estas transferencias, además de compensar a los ciudadanos por el coste de la imposición, tendrían efectos positivos sobre la actividad económica al tratarse de inversiones muy intensivas en mano de obra, especialmente necesarias en un momento de desaceleración económica. Y siendo de una cantidad igual para todos los hogares (y mediante un cheque transferible entre ellos) tendría un fuerte carácter progresivo.En términos macro, esto seguramente funcione, como ya han demostrado los estudios de Xaquín y Mikel, o los nuestros. La gran pregunta es si las familias harían estas inversiones en rehabilitación o renovación simplemente por recibir este cheque. Seguramente, como menciona Jimeno, habría que condicionar la recepción a estas inversiones...pero esto hace la medida mucho más compleja. Una idea sería complementar esto con medidas de financiación que, junto con el cheque, hagan posible que las familias se gasten el dinero en esto y no en otras cosas...
lunes, 27 de enero de 2020
Una propuesta sensata de cheque verde
Juan Francisco Jimeno propone el cheque verde como política sensata para luchar simultáneamente contra el estancamiento, las emisiones, y la desigualdad. Y la cosa tiene sentido, claro:
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