En estos tiempos que vivimos hay un rechazo absoluto de la tecnocracia. Los movimientos populistas nos piden rechazar a los tecnócratas, y en cambio que los ciudadanos nos involucremos en las decisiones cotidianas. Hay partes que me parecen correctas: está bien que los ciudadanos nos involucremos en la Política (con mayúsculas), que nos mojemos, que la sociedad civil tenga cada vez más fuerza.
Pero por otro lado, no sé si por mi orientación académica, a mí el rechazo me lo genera la idea de querer prescindir de la tecnocracia. No hay más que ver cómo alguno de los nuevos gobiernos populistas están gestionando: con los pies, dejándose llevar por las ideologías. Las ideologías están muy bien para hacer política. Pero es que la política no tiene por qué bajar hasta la gestión detallada de los asuntos. La política debe dar las orientaciones, pero luego son los tecnócratas (en sentido positivo), los que conocen bien el tema y todas sus implicaciones, los que tienen que proponer las soluciones concretas. Por eso me gusta tanto lo que ha escrito Tim Harford.
En materia energética, esto es lo que llevamos repitiendo mucho tiempo: los ciudadanos debemos decir qué criterios nos parecen más importantes, conociendo bien los trade-offs. Pero las propuestas y los análisis, e incluso la ejecución y vigilancia, deben hacerlos los expertos, para evitar que la conversación se llene de verdades alternativas. Ahí por ejemplo es donde el papel de un regulador independiente es fundamental.
3 comentarios:
El escrito referenciado está muy bueno. Yo diria qué la vigilancia tambien debe ser responsabilidad de la ciudadanía.
Por ejemplo, el proyecto que menciona, del submarino robótico Boaty Macboatface, tiene un problema técnico: los modelos de reanalisis de la temperatura del mar ignoran el flujo geotérmico (aproximadamente 0,1 watt por m2). Esto quiere decir que el mar recibe energía por debajo, y los modelos no lo reflejan. En realidad deberían también considerar que el flujo es heterogéneo, mucho más alto en las cordilleras midoceanicas. Este tema fue discutido en una charla que vi hace unos cuatro años, y que yo sepa no se hace mucho al respecto. Esto quiere decir que yo, miembro de la ciudadanía, tengo que mirar con ojos críticos por qué se ha aceptado una propuesta que no incorpora el desarrollo de un reanalisis de la temperatura del mar que incluye el tal flujo geotérmico, y que tengo la obligación de describir mi preocupación sobre el tema, porque eventualmente van a tener que presupuestar un proyecto para hacerlo como es debido.
De acuerdo, en parte, y echando de menos a un regulador que por lo menos tenía algunos Consejeros no sólo técnicos (científicos, diría), sino además independientes. Me salen dos, aunque es posible que haya habido más.
No obstante, la misma existencia del regulador es cuestionada por algunos, ya que la propia Administración pública tiene un mandato constitucional de servir con objetividad a los intereses generales. Claro que entonces la Administración tendría que tener cuerpos más especializados, e independientes. En los años 80, por ejemplo, fracasó un proyecto de crear cuerpos de funcionarios que exigían el título de doctor. Esto no empece, claro, que esa Administración "objetiva" creara órganos mixtos con expertos (tecnócratas) en el sector que se regule, o que se contrataran análisis o herramientas. El regulador actual ya lo hace.
Totalmente de acuerdo, Alfredo. Los cuerpos de funcionarios (a los que de hecho se refiere Harford) son los que pueden proporcionar esta capa de tecnocracia. Lo malo es que, al menos en nuestra cultura, no son todo lo independientes que nos gustaría (y seguramente de lo que les gustaría a ellos), y por eso lo de proponer la figura del regulador.
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