Hoy casi se me va sin entrada....y no quiero que se me corte la racha :) Así que más vale tarde que nunca.
Y aprovecho para volver a uno de los temas divertidos (por no llorar) del mundo científico, lo de las publicaciones predadoras, que, a pesar de que creo que cada vez hay más información, sigue creciendo. En parte por la presión por publicar, lo sé...pero es que hay que darse cuenta de que esto puede ser contraproducente.
El otro día recibí (un poco de rebote) un CV de un joven investigador interesado en becas. Cuando lo leí, encontré que casi todas sus publicaciones eran en revistas de MDPI o Hindawi. No me hacía falta mirar más, todas open access y de criterios de revisión ciertamente relajados. Si este CV me llega a mí para evaluar, claramente no le daría ni una media beca, porque lo que demuestra es falta de criterio por su parte (y sobre todo por parte de sus tutores académicos), y lo que no demuestra es la calidad de su trabajo. Así trabajo y dinero perdido, en mi opinión.
Pero perdón, que me despisto. Hoy lo que quería bloguear era este experimento tragicómico, en el que un investigador ficticio y con ninguna cualificación consigue que le admitan en el consejo editorial de un chorro de revistas predadoras. Afortunadamente, eso no pasó en ninguna de las revistas JCR con las que lo intentaron. Pero cuidado, que hay unas cuantas predadoras que ya están entrando en JCR...
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