Acaban de salir los resultados de una consulta pública que ha realizado la Comisión Europea sobre el futuro de la educación superior. La verdad es que a mí al menos no me aporta demasiado, cada parte cuenta su versión, y las propuestas no son ni mucho menos revolucionarias. Para empezar, porque no he sido capaz de encontrar ninguna referencia a la autonomía de gestión y la consiguiente responsabilidad que deberían tener las universidades. Si no cambiamos eso, lo demás va a servir para bien poco.
De hecho, y en esta línea, lo más divertido del informe ha sido constatar la diferencia entre la percepción de los estudiantes y la de los responsables de las universidades acerca de cómo adaptados están los programas al mercado, de cómo están de preparados para la digitalización, de cómo se les apoya para decidir razonablemente sobre qué estudiar, de si se incentiva la creatividad…
Esto no pasaría en ningún mercado, ¿no? ¿Qué empresa sobreviviría sin tener en cuenta la percepción de sus clientes? Sólo una en la que no hay exigencia a sus gestores de que se adapten al mercado…
Claro, también hay que tener en cuenta que los alumnos/clientes tampoco pagan el coste del producto, ni generalmente deciden en función de la calidad de las universidades (sobre todo en España), así que tampoco es de extrañar que a veces pidan cosas peculiares…
1 comentario:
Un alumno comprando material de enseñanza es como un viejito de 75 años comprando un ordenador portátil, su sistema operativo y el resto de los peroles que lleva.
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