En la versión larga de su video (del que hablaba el otro día), Frédéric Laloux dice que hay algo roto en la forma en la que gestionamos nuestras organizaciones. Una de las que creo que están fundamentalmente rota es la desigualdad en la remuneración.
Un ejemplo, este informe en el que se recogen los 100 CEOs más "sobrepagados". Pero, sinceramente, creo que ni siquiera los que no salen en este informe reciben una remuneración justa, y compatible con la dignidad de todos los que tienen por debajo. De hecho, ni siquiera creo que estas elevadas remuneraciones de los CEOs sean eficientes.
Aunque hay investigaciones que sí asocian una contribución del CEO al valor de las empresas, muchas veces se ha visto que la productividad de los CEOs es más que cuestionable (más allá de casos excepcionales). De hecho, su remuneración se explica mejor por su control del consejo de administración, y los intereses cruzados (y perversos) entre los accionistas mayoritarios y los CEOs. O incluso por la NFL.
Y no, ni siquiera comparto la idea de que estos sueldos tan elevados son buenos porque promueven el interés de los subalternos por hacer un buen trabajo y llegar a ser CEOs. En primer lugar, porque no creo que haga falta tanto incentivo monetario para hacer un buen trabajo (véase lo que decía el otro día). En segundo lugar, porque creo que este enorme incentivo corrompe, y si acaso lo que produce es que los que quieren llegar estén dispuestos a pisar cabezas, y a cruzar barreras éticas, con tal de llevarse esa pasta. ¿Es esto lo que realmente queremos?
1 comentario:
Tienes muchísima razón. Y lo digo porque lo he visto muy de cerca. La mayoría de esos ejecutivos sufren del Principio de Pedro (Peter's Principle). La solución es un gran misterio.
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