Una reflexión muy oportuna sobre la compatibilidad de las subastas renovables no tecnológicamente neutras con las ayudas de estado europeas. Y es que, efectivamente, no tiene demasiado sentido que la norma europea exija en principio que las subastas sean tecnológicamente neutras cuando eso muchas veces no tiene sentido, dependiendo del objetivo final perseguido.
Si se trata de aumentar la participación renovable en el sistema, asegurando los ingresos de estas tecnologías, lo mejor efectivamente es tener una subasta neutra, que habrá que complementar con otros mercados en los que se remunere la flexibilidad, capacidad firme, u otras características requeridas por el sistema para las distintas tecnologías que participen en él. Pero esto es algo que realmente sucede cuando las tecnologías ya son competitivas (como pasa con la eólica y la solar en gran medida).
Pero si lo que queremos es crear una demanda para el desarrollo tecnológico (el objetivo inicial de los mecanismos de apoyo a las renovables), entonces sí puede tener sentido hacer subastas específicas, porque el nivel de apoyo que pueden requerir unas u otras tecnologías no será el mismo.
En todo caso, lo fundamental es que el diseño de la subasta sea acertado, un tema que se ha vuelto a poner de moda al hilo de la futura Ley, y en el que Pablo del Río y un servidor ya participamos hace tiempo. David Matthaus e IRENA han publicado documentos recientes al respecto. Y hay un proyecto europeo actualmente en curso, AURES II, en el que participa Pablo, que está produciendo también materiales interesantes (incluido un sistema de ayuda al diseño de subastas).
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