lunes, 11 de mayo de 2015

Pobreza energética y racionalidad económica

El próximo día 28 presentamos el informe de Economics for Energy de este año, que esta vez analiza la pobreza energética en España y propone alternativas de solución.

Uno de los temas más controvertidos alrededor de la pobreza energética es que, si es un componente más de la pobreza general (algo que parece razonable, aunque no termina de estar totalmente claro), ¿para qué hacen falta medidas específicas? Utilicemos políticas que reduzcan la pobreza general y listo, ¿no?

Desde un punto de vista de racionalidad económica esto tiene sentido, sí. Hacemos una transferencia a las familias, y que ellas se apañen. Pero desgraciadamente esto sólo pasa en un mundo ideal. En el mundo real en el que estamos las cosas no son tan bonitas, y la gente no se comporta de acuerdo como indica la teoría racional del consumo (eso no quiere decir que no sean racionales, a veces la teoría falla). Un caso particular, y que resulta especialmente aplicable a nuestro problema de pobreza energética, es esto en lo que investiga Sendhil Mullainathan: cómo la escasez/pobreza afecta a nuestras decisiones económicas, haciéndonos "más tontos". Es decir, que aunque hagamos una transferencia a las familias, no está garantizado que la vayan a usar racionalmente, a lo mejor la usan para tapar agujeros previos que no son necesariamente los óptimos, pero sí los más urgentes.

También me ha parecido interesante del artículo cómo Mullainathan responde a la crítica de "paternalismo" tan habitual en este tipo de aproximaciones:
Although this type of accommodating approach is often criticized as coddling or paternalistic, Mullainathan and Shafir argue that it’s just the opposite. This is not a substitute for personal responsibility, the authors claim; rather, “fault tolerance is a way to ensure that when the poor do take on [responsibility] themselves, they can improve—as many do. It is a way to ensure that small slipups—an inevitable consequence of bandwidth [depletion]—do not undo hard work.”
La conclusión, a mi modo de ver, está clara: incluso aunque consideremos que la pobreza energética es simplemente un componente más de la pobreza general, los fallos de racionalidad tan masivos, sobre todo entre los más pobres, requieren políticas específicas. De hecho, esto ya lo defendía alguien tan poco sospechoso de intervencionista como Friedman para la educación...Otra cosa, por supuesto, es que estas políticas deban ser coste-efectivas, claro, porque los fallos de racionalidad no pueden ser utilizados para amparar cualquier cosa.

ADD: Richard Thaler acaba de publicar este artículo en el NYTimes en el que, evidentemente, defiende tesis similares a las de Mullainathan.

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