Es curioso enterarse de que Pigou, el que está detrás del “impuesto pigouviano” que muchos defienden como la manera óptima de compensar las externalidades, en el fondo no confiaba mucho en que fuera posible usar este impuesto óptimo, y más bien entendía perfectamente que estamos en un second-best, creado entre otras cosas por los fallos de gobierno. Una entrada muy interesante de Lynne Kiesling.
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