Parece que Europa del Este también tiene mucho “aire caliente” para vender, y con ello bajar el precio del permiso de emisión. Por supuesto, esto podría afectar la eficacia de cualquier acuerdo de reducción de emisiones. Solución: o se impide vender este aire caliente, o se hacen más ambiciosos los objetivos de reducción. Si de verdad se quiere hacer algo, no debería ser muy complicado adoptarla…
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