Interesante, aunque a veces contradictorio artículo sobre el papel que pueden y deben tener las reservas estratégicas de petróleo (como las que aquí en España gestiona CORES, esas que suponen 90 días de suministro) frente a la volatilidad de los precios del petróleo.
Digo contradictorio porque al principio nos dicen que la volatilidad es mala, para luego decirnos que no interesa mitigarla, para poder transmitir las señales de precio correctas a los consumidores. Vale, la cosa es algo más matizada, y luego además introduce otras razones (como la dificultad de jugar bien este papel), pero la conclusión es que no podemos usar las reservas estratégicas para esto. Bueno, aunque al final dice que sí, pero sólo para los de corto plazo (lo chungo es saber cuáles son, y además movilizarlas a tiempo).
Lo cual me lleva a una pregunta aún más gorda. Si, como bien dice el autor, el problema de seguridad energética no es de cantidad sino de precio...y si la reserva estratégica no se debe usar para controlar este riesgo de precio, entonces, ¿para qué la queremos? Porque se supone (más aún tras leer el artículo) que los mercados gestionan mejor esta protección frente al riesgo de precio, ¿no? Para darle una vuelta al menos.
1 comentario:
Pues si la cantidad disminuye mucho y el precio se dispara al doble, la industria no tiene la capacidad de respuesta para aumentar el suministro de manera rápida y eficiente. El sistema es duro, no tiene mucha elisticidad. Si la economía ve precios altísimos entonces se altera el comportamiento de la gente, y eso jode la economía.
Un tema que los modelos no amarran bien es el cuello de botella que tenemos en la industria petrolera en cuanto a personal, equipo, y materiales. Si el precio sube vamos a imponer una demanda sobre estos tres, y los precios de nuestros insumos se disparan. El sistema funciona como si quisiéramos pasar aire por una restricción, y alcanzamos la velocidad del sonido. No importa lo que hagamos, tenemos un limite y la ineficiencia se dispara de manera exponencial. Y esto incluye derrames, y accidentes mortales. Yo tuve que dedicar mucho tiempo a frenar gerentes que querían actuar como unos locos porque pensaban que ganarían mucha plata pero no veían que estaban entrando en un mundo súper ineficiente y muy peligroso (BP aprendió esa lección a palos con Macondo).
¿Entonces que se puede hacer? Imponer un impuesto a combustibles líquidos que se puede rebajar cuando los precios suben, y viceversa, para que le den una señal débil al mercado al principio, pero que permita que la señal sea más fuerte con el tiempo. Esto por supuesto reduce entradas al gobierno, que debe recortar gastos o tener una reserva monetaria.
Guardar el petróleo físicamente para jugar el mercado es usar fuerza bruta. A largo plazo sale mejor aumentar la seguridad energética. Y para mí eso quiere decir vehículos híbridos con "plug in" para una batería que permita viajar 40 km. Y la electricidad debe ser suministrada, en el caso de países como España, por plantas nucleares relativamente pequeñas (alrededor de 200 MW), lo cual permite que sean modulares, robustas, y se pueden defender mucho más fácil porque cada decisión de inversión es relativamente pequeña.
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