martes, 4 de noviembre de 2014

Qué pasa con los precios del petróleo?

A petición de la audiencia, y reflejando la repercusión que está teniendo este tema, algunos comentarios sobre la evolución reciente de los precios del petróleo, o más precisamente, su significativa bajada.

En primer lugar, creo que esto puede entrar dentro de la normalidad de un mercado razonablemente funcional, que se va ajustando (y no instantáneamente) a los movimientos de la demanda y la oferta. En este caso, el aumento de la oferta en EEUU, y la reducción de la demanda a nivel global (no sólo debidas a la economía, sino también a políticas climáticas que desincentivan el uso de fósiles), además del tipo de cambio euro-dólar, son razones para explicar una bajada de este tipo. Y eso sin entrar en el tamaño de la bajada en términos reales, porque ahí también los bajos niveles de inflación podrían decirnos algo.

Y estos movimientos no tienen por qué constituirse en una tendencia a medio plazo. Como decía antes, el mercado, por naturaleza, se va ajustando, y por tanto la respuesta a una bajada en el precio podría ser un aumento de la demanda que haga que el precio vuelva a repuntar. Tampoco, necesariamente, indica un nuevo orden mundial. Sí es cierto que, al contrario que en otras ocasiones, puede ser que la OPEP tenga más difícil controlar el mercado, en vista del aumento de la producción en EEUU. En todo caso, todas las estimaciones dicen que es Arabia Saudí quien tiene los recursos a largo plazo, y por tanto quien controlará eventualmente su precio. Algunos también hablan de que Arabia Saudí puede estar interesada en que el precio baje ahora, precisamente para eliminar competidores (aunque según parece hay debate interno sobre esto).

¿Y a largo plazo? Cuando me pasaba la noticia, me decía Checa "yo que daba por hecho que el crecimiento del precio del barril sería una constante que traería consigo el incremento de renovables en energía final, los combustibles alternativos en transporte, etc.". Teóricamente, o si suavizamos las oscilaciones, puede que sí. Y, sobre todo, si usamos modelos estáticos que no tienen en cuenta la innovación (como The limits to growth). Si incluimos en los modelos los avances tecnológicos en la producción o en la demanda la cosa ya no está tan clara a largo plazo. Ya desde los tiempos del primer Foro BP (2002) se hablaba de que el petróleo se iría quedando relegado a un combustible únicamente para transporte. Si además baja la demanda de transporte en los países desarrollados, y aumenta la eficiencia en los vehículos (todavía hay mucho margen), y se abarata (o al menos no aumenta tanto) el coste de extracción, no está claro que el precio del petróleo tenga que seguir subiendo imparablemente, sino que más bien podríamos llegar a un nivel más o menos estable, que irá oscilando a corto plazo en función de las variaciones del mercado. En este sentido, no está claro si será el precio del petróleo el que aumente, o el de las tecnologías limpias el que se reduzca más. Tampoco es fácil predecir el momento en que tendrá lugar el cambio: puede haber momentos en que las energías alternativas sean más baratas, lo que reducirá la demanda de petróleo y por tanto su precio, volviendo a hacerse competitivo en algunos usos, al menos temporalmente. Lo que sí está claro es que eventualmente se producirá la sustitución, pero no porque el precio del petróleo se vuelva infinito (que es el supuesto asociado a un escenario de agotamiento del petróleo, y en el que no creo por las razones que ya he explicado).

¿Es esto bueno para España? Pues sí, claro. Una bajada del precio de los recursos, si no viene derivada de un aumento de las subvenciones, siempre es buena. Pero, ¿esto no es malo para la eficiencia energética? Pues depende qué entendamos por eso. Sí, una reducción de precios supone una menor señal de ahorro. Pero la clave es si la señal anterior era eficiente o no. Si el precio recoge todos sus costes, la eficiencia energética resultante será la adecuada. O dicho de otra forma, la eficiencia energética que resulta de un precio artificialmente alto puede ser excesiva. Por supuesto, esto no quiere decir que la situación sea óptima, hay muchas barreras y fallos de mercado que tener en cuenta, pero aquí simplemente estoy analizando la comparación. Por ejemplo, algo a tener en cuenta también es que una mayor volatilidad del precio siempre va a detraer más las inversiones en eficiencia, por la aversión al riesgo de los consumidores. En este sentido, subidas y bajadas frecuentes del precio no serán buenas para la eficiencia.

Para los países productores esta bajada puede ser buena (aunque duela): les da menos margen para subvencionar el consumo de energía (algo que, al contrario que en España, es bueno) y también para financiar actividades cuestionables en la región. Además, les puede incentivar a diversificar sus economías. Aunque la falta de fondos para contentar a las masas puede aumentar la inestabilidad social en estas regiones, algo siempre preocupante...

ADD:  Michael Levi no detecta ningún cambio de paradigma en las actuaciones de la OPEC.
ADD2: Mariano Marzo también cree que esto es sólo una cuestión temporal y no de largo plazo.

1 comentario:

Checa dijo...

Gracias, Pedro, por darnos una visión tan lúcida de este asunto.
Aunque la incertidumbre sobre el futuro es máxima, la "docta ignorancia" que nos transmites ayuda a afrontarlo con mayor serenidad.