jueves, 17 de julio de 2008

Vino bueno y vino caro

Tengo que reconocer que a mí me pasa como a Levitt (bueno, quizá no tanto, pero...). Lo que es interesante es ver cómo en este tipo de situación aparecen dos cosas de las que me interesa investigar: uno, la falta de consistencia en las decisiones; y dos, la aparente irracionalidad de los sabios que preferían seguir usando vino bueno a pagar algo al que no lo consumiera. Incluso podemos considerar como irracionalidad económica lo último que dice: es mejor ser ignorante (no invertir en educación) porque así gastarás menos en vino. Todo muy divertido. Por cierto, dedicado a mi amigo Eduá.

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