Justo el día en que Álvaro me mandaba esta entrada (de hace tiempo), que blogueé indirectamente aquí, leía en The Atlantic este artículo, que va sobre la misma cuestión (basado de hecho en la investigación de los autores de la entrada anterior): las limitaciones prácticas de los impuestos, incluso con compensaciones, fundamentalmente en términos de visibilidad (o saliencia, como lo llaman los académicos).
Según parece, en los países donde se han implantado esquemas de fiscalidad con compensaciones, la cosa no ha funcionado demasiado bien: la gente sobreestima el impacto del impuesto, y subestima la compensación, con lo que la aceptabilidad de la medida es menor de lo esperado. Parece que hacen falta medidas más visibles, que trasladen más transparentemente las ventajas, para lograr que el consumidor acepte el impacto negativo del impuesto. Aunque la experiencia francesa no ha sido muy positiva tampoco en esta cuestión. Un tema de gran importancia para la reforma fiscal verde que vendrá próximamente.
El problema, en cualquier caso, es que si no somos capaces de usar instrumentos de mercado, más eficientes, tendremos que recurrir a estándares y otros mecanismos de regulación que supondrán un coste mayor, además de más posibilidades de equivocarnos (porque son los políticos los que deciden, en lugar del mercado, mucho mejor informado). Pero parece que es el precio que habrá que pagar por la falta de comunicación apropiada y la demagogia política...
Eso sí, parece que los estándares tendrían como ventaja el reducir los activos varados.
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