La verdad es que las conclusiones de este reciente paper no parecen demasiado revolucionarias: dado que la estructura de costes de las renovables es la que es, con la mayor parte enterrada en costes fijos, los tipos de interés son fundamentales para su rentabilidad. Pues claro! Precisamente esa ha sido una de las razones del éxito de las FIT: que permitían lograr financiaciones muy ventajosas, y por tanto, reducir el coste.
Lo curioso es que, cuando nos hemos puesto a investigar sobre el impacto de los tipos de interés en la instalación de renovables en distintas partes del mundo (en breve contaré más en detalle el estudio), no hemos sido capaces de encontrar ninguna relación. Una posible explicación es que, al requerir subsidios, el extracoste de un tipo de interés alto se internalizaba en el subsidio, y por tanto se apantallaba la inversión. Esto, evidentemente, cambiaría si las renovables tuvieran que desarrollarse sin ningún tipo de subsidio, porque ahí el tipo de interés sí afecta a la rentabilidad.
Lo que no me convence es la novedad de la solución propuesta: una política que compensa las variaciones del tipo de interés. Esto es lo que ya han hecho otras políticas previas. Además, la gran pregunta es cómo, y si realmente hace falta, proteger a las renovables en el mercado. Porque, al fin y al cabo, este impacto de los tipos de interés no es nuevo, es de hecho la razón de que los ciclos combinados tuvieran tanto éxito frente a otras tecnologías fósiles (al tener un coste de inversión bajo estaban protegidos). Y hasta ahora no he visto razones para intervenir por un problema de tipos de interés. ¿No bastaría, una vez lograda la competitividad, asegurarse de que las fósiles pagan un precio suficiente por el CO2, y dejar al mercado funcionar?
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