viernes, 16 de mayo de 2014

A Borenstein no le gustan los sistemas de gestión de la demanda de EEUU

Y en realidad no sólo a él (Hobbs o Hogan opinan igual): es cierto que los sistemas que han aprobado bastantes comisiones reguladoras en EEUU son un desastre, porque lo de pagar por reducir el consumo genera muchos incentivos perversos. En realidad el problema no está sólo en lo de pagar por reducir, sino en determinar la línea de base. Por eso quizá estos sistemas sólo tengan sentido para actuaciones casi instantáneas, como planteaba el proyecto ADDRESS, o a lo mejor ni siquiera para eso.

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