Una de las grandes ventajas que siempre se han mencionado de los MOOCs es el acceso a una enorme cantidad de datos. Hasta ahora esto se planteaba como la forma de monetizar los cursos, vendiendo la información sobre los alumnos a empresas interesadas en contratarlos. Pero hay otro uso todavía más interesante (al menos desde un punto de vista social), en el que ya están trabajando: en usarlos para aprender sobre la forma en que los estudiantes aprenden. Cierto es que sólo será aplicable a educación a distancia, pero seguro que hay muchos resultados extrapolables a las aulas, especialmente en lo que se refiere a evaluación.
Y relacionado con esto, otra iniciativa muy interesante de educación online (ni masiva, ni abierta): los jesuitas han lanzado un proyecto apasionante, Educación Superior en la Frontera, en el que se ofrecen diplomas y cursos universitarios a campos de refugiados. Un área donde Comillas tiene muchas cosas que hacer, claramente.
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