lunes, 20 de agosto de 2012

Abundance

Este verano me he terminado el libro que me regaló Luis González-Blanch (muchas gracias otra vez, Luis, y más después de terminarlo), y sobre el que ya blogueé algo hace tiempo. El libro curiosamente comienza diciendo que tenemos un sesgo que nos hace preferir las malas noticias. Yo, en cambio, disfruto con las visiones optimistas, pero realistas, que nos prometen un mundo mejor para todos. Y eso es lo que hace este libro.

Al principio tengo que decir que no tenía muchas esperanzas: el libro está escrito de manera muy moderna, léase, como una serie de artículos de revista, con citas de videos de TED, referencias de Bill Gates como gran experto en la relación entre salud y población...vamos, todo lo contrario de un ensayo científico al uso (cuidado, que no digo que no sea inteligente lo que se dice). Así que al principio pensé que sería una colección de lugares e ideas comunes sin tanto valor añadido. Pero luego empecé a engancharme cada vez más. Quizá porque, precisamente por el estilo que usa, defiende más los valores emprendedores que los tradicionales de la academia, y eso tiene su gracia. Los autores saben usar bien ideas conocidas, cifras llamativas, videos y best-sellers, para lanzar sus ideas. Y también usar como inspiración y motivación ejemplos reales de gente que está tratando de cambiar el mundo, aunque se centra (quizá demasiado, no lo sé) en el entorno emprendedor de la costa oeste de EEUU (supongo que los amigos de Diamandis). Y como los temas son los que me interesan en el blog, seguro que a los lectores también resultarán familiares las referencias: Ken Robinson, Kahneman...

Así que, una vez enganchado el lector, el libro empieza a hablar de las revoluciones que llegan: en la energía, en la salud, en las comunicaciones (sobre todo en esta última, ya que es la que canaliza muchas de las otras)

La parte de energía, para mi gusto mucho mejor que la de Ridley, presenta la revolución que podemos esperar en el sector energético en las próximas décadas. No dice nada demasiado nuevo para los que trabajamos en este sector, pero sí es un buen resumen de las principales novedades que están en el horno, y de cómo pueden revolucionar la manera de producir energía (no habla tanto del uso, que también tiene mucha tela que cortar).

La revolución de la salud es apasionante, los avances tecnológicos que presentan son espectaculares, y de hecho me parece muy inspiradora para los ingenieros, por el potencial que alberga. Y también con implicaciones para la universidad: hasta ahora en muchos sitios se ha formado a los médicos como simplemente almacenadores de información. Los más empollones eran los que triunfaban. Pero, ¿tiene esto sentido? Si el almacenamiento de la información es tan barato, ¿qué sentido tiene que lo hagan personas? Los médicos deberían estar para interpretar, para diseñar. Y para eso posiblemente haya que cambiar radicalmente la forma de prepararles, sobre todo en España.

El final en cambio es más flojo de nuevo: las ideas que da para promover la innovación se limitan a los premios (en la línea de los X-Prize que montó el mismo Diamandis), que como ya sabéis me parecen interesantes, pero no pueden cubrir todo. Por cierto, un ejemplo de premios fuera de los X-Prizes: el concurso que ha montado Starbucks entre sus tiendas para ahorrar energía. Eso sí, tiene un par de párrafos muy buenos, como cuando dice que los drivers de la innovación son, por este orden: la curiosidad, el miedo, el dinero, y las ganas de ser alguien. Y que se puede aproximar cómo de importante es el miedo frente a la curiosidad calculando el ratio entre el presupuesto de defensa y el de investigación (en EEUU, 700 frente a 30 billones de dólares).

En todo caso, creo que es un libro muy recomendable e inspirador y que transmite bien (creo) la atmósfera de los emprendedores que quieren cambiar el mundo.




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