miércoles, 24 de diciembre de 2008
La importancia de tener en cuenta la ciencia
lunes, 22 de diciembre de 2008
Teresa Ribera sobre Keynes
domingo, 21 de diciembre de 2008
Lomborg vs Obama
En cualquier caso, tiendo a estar más cerca de lo primero, fundamentalmente por temas de riesgo y sus consecuencias: el cambio climático extremo puede ser catastrófico para la vida del hombre en la tierra, mientras que el hambre, o los desastres naturales son asuntos terribles, pero puntuales y que no van a hacer que desaparezcamos. Desde ese punto de vista, y siguiendo el análisis de Weitzman, parece más defendible la postura de Obama que la de Lomborg. Repito, sin que eso justifique cualquier política.
sábado, 20 de diciembre de 2008
Barquín sobre el uso de las subastas de derechos de emisión
Sin embargo, es cierto que a los gobiernos esto no les gusta mucho (véase por ejemplo el caso del cheque escolar), así que, en la práctica, hay que plantearse cuál es el mejor uso de los fondos. Y aquí parece razonable, más que dedicarlo a acciones de reducción de emisiones (lo que supone en la práctica subsidiarlas, que nunca es bueno, además del doble pago que comenta Julián), reducir el volumen de otros impuestos distorsionadores de la economía, como el del trabajo. Esto es lo que se llama la "reforma fiscal verde" que ha tenido evaluaciones tibias en los países europeos donde se ha aplicado, pero que en todo caso parece mejor que lo anterior.
jueves, 18 de diciembre de 2008
Holdren, futuro asesor científico de Obama
Lo único que no me gusta de todos estos nombramientos de Obama es la envidia que dan: sólo hay que mirar luego a España y ver cómo aquí no pasa lo mismo...¿será porque no hay expertos de este calibre, o porque los políticos no se fían de ellos?
lunes, 15 de diciembre de 2008
Análisis de ciclo de vida de las tecnologías energéticas
domingo, 14 de diciembre de 2008
La UE y el cambio climático
Creo que efectivamente es un acuerdo descafeinado por el tema de la asignación gratuita. Realmente, la mejor manera de compensar a los países e industrias sería subastando los permisos, y haciendo transferencias a tanto alzado a los perdedores, para solucionar el problema de la equidad. Pero ésta es una de esas estupideces que hay que tolerar en política por el desastre de organización europea: como no hay política fiscal común, la única manera de dar ayudas es repartiendo permisos gratuitos.
Y, en todo caso, recordemos que la asignación gratuita no implica precio cero por el permiso, ni falta de reducciones. El dar permisos gratuitos puede ser una transferencia a tanto alzado, si se hace bien. Otra cosa es si los emisores perciben que la asignación va a ser siempre gratuita, y además dependiente de sus emisiones históricas, entonces no tendrán incentivo a reducir, o si hay efecto endowment. Pero si, como digo, se hace bien, lo único importante para la reducción es el tope total a las emisiones, y el precio del permiso de emisión, que genera un coste de oportunidad y por tanto promueve las reducciones.
En todo caso, y volviendo a las dos maneras de ver la noticia: para mí lo más importante de esta nueva propuesta europea es el establecimiento de objetivos vinculantes para los sectores difusos (y también para los demás, claro), y eso parece que no cambia.
viernes, 12 de diciembre de 2008
Más sobre las ideas de Chu
jueves, 11 de diciembre de 2008
Un Nobel, Ministro de Energía
Carbón limpio y empleos verdes
El valor de la pedagogía
miércoles, 10 de diciembre de 2008
Para los profesores que buscaban trabajo en Harvard
martes, 9 de diciembre de 2008
El futuro de la nuclear
Redes inteligentes
Sueldos de titulados en EEUU
Cómo tener a los mejores profesores
In teaching, the implications are even more profound. They suggest that we shouldn’t be raising standards. We should be lowering them, because there is no point in raising standards if standards don’t track with what we care about. Teaching should be open to anyone with a pulse and a college degree—and teachers should be judged after they have started their jobs, not before. That means that the profession needs to start the equivalent of Ed Deutschlander’s training camp. It needs an apprenticeship system that allows candidates to be rigorously evaluated. Kane and Staiger have calculated that, given the enormous differences between the top and the bottom of the profession, you’d probably have to try out four candidates to find one good teacher. That means tenure can’t be routinely awarded, the way it is now. Currently, the salary structure of the teaching profession is highly rigid, and that would also have to change in a world where we want to rate teachers on their actual performance. An apprentice should get apprentice wages. But if we find eighty-fifth-percentile teachers who can teach a year and a half’s material in one year, we’re going to have to pay them a lot—both because we want them to stay and because the only way to get people to try out for what will suddenly be a high-risk profession is to offer those who survive the winnowing a healthy reward.
domingo, 7 de diciembre de 2008
Friedman sobre el estímulo verde
Harford sobre microcrédito
viernes, 5 de diciembre de 2008
Enciclopedia de las aves
jueves, 4 de diciembre de 2008
Los precios del carbón
Estímulo verde en EEUU
miércoles, 3 de diciembre de 2008
Impuestos "ambientales" en Galicia
El problema es que las CCAA quieren más dinero, pero la competencia de los impuestos "normales" la tiene el Estado. Así que recurren a sus competencias en gestión ambiental para esto, y claro, pues da lugar a cosas como éstas.
PS: Por supuesto, no digo nada de los comentarios del portavoz de Industria del PP...
NOTA: Leyendo un artículo (Bye y Bruvoll, 2008: Multiple instruments to change energy behaviour: The emperor's new clothes?, Energy Efficiency 1: 373-386) creo que el siguiente texto viene al pelo:
...Other primary resources, such as hydropower, face decreasing returns to scale. Both resources then enjoy scarcity rents and are perfect tax bases (Hotelling, 1931; Kemp and Long, 1980; Karp and Newbery, 1991). However, a tax on scarcity rent does not cause inefficiency (with respect to either operating costs or investments in new capacity), nor does it correct for any externality. Hence, we must not confuse scarcity rent taxation with environmental taxes.
El debate energético de CONAMA (II)
- como era de esperar, salvo Ladislao, nadie ha debatido sobre objetivos e instrumentos. Los políticos han hablado de lo bien que lo están haciendo y de lo que van a hacer, y el resto han defendido sus tecnologías particulares. Y sobre las tecnologías, cada cual ha dicho lo que le parece, de nuevo sin pedir que haya una evaluación independiente y objetiva, no sea que diga lo que no queremos...
- me ha llamado la atención también la repetición de palabras como: planificación, estrategia, etc.. Pero...¿no estamos, o vamos, hacia un mercado libre de la energía? Ladislao ha dicho incluso, a respuestas de una pregunta, que el sector energético debe tener mucha mayor participación pública...Sí, la planificación tiene un papel que jugar, pero el mercado también, y las señales para ese mercado son fundamentales.
- y por supuesto, me han parecido curiosos los argumentos de los consejeros autonómicos (por otra parte, bastante sensatos) cuando han empezado a hacer cuentas sobre la autosuficiencia energética de sus comunidades. Pero...¿qué sentido tiene la autosuficiencia energética a nivel regional? Que conste que me parece que el sistema autonómico tiene muchas ventajas, pero no las acabo de ver en la planificación energética...y menos en la de la oferta.
En resumen: que no ha habido debate, ha habido lo de siempre. Así no vamos a ningún sitio...
El debate energético de CONAMA (I)
1. La encrucijada energética
Creo que no somos pocos en la sociedad española los que compartimos la idea de que, como en los años 70, el sector energético global y español se encuentran ahora en una encrucijada. De hecho, así comienza el último World Energy Outlook 2008 publicado por la Agencia Internacional de la Energía.
Entonces la subida de los precios del petróleo obedeció a un nuevo planteamiento estratégico de los países suministradores. Ahora la situación es mucho más compleja, pues de lo que realmente se trata es de que nos estamos topando con los síntomas de la falta de sostenibilidad de nuestro actual modelo energético: agotamiento de las reservas de combustibles fósiles a precios asequibles, impacto intolerable sobre el medio ambiente y muy en particular sobre el calentamiento global, y crecimiento desaforado, y por otro lado muy justificado, de la demanda de energía de los países en vías de desarrollo, donde además todavía viven 1.600 millones de personas sin acceso a formas avanzadas de energía. La insostenibilidad del modelo energético mundial se manifiesta pues en sus vertientes económica, medioambiental y social. España, como decía, es un buen ejemplo de esta situación, tal como por ejemplo se muestra en los informes anuales del Observatorio de la Sostenibilidad en España.
Es ineludible modificar esta tendencia de insostenibilidad, aunque ello vaya a suponer costes significativos para nuestra economía, que habría que comparar por supuesto con los costes de la inacción. La Unión Europea ya es consciente de esta situación, y ésta es de hecho la razón fundamental de su reciente ofensiva en el marco del programa Climate Action, el famoso 20-20 para 2020. Ahora lo que nos toca por tanto es debatir cómo vamos a tratar de responder a este reto que nos llega, no sólo desde Europa, sino desde el entorno global.
Es en este contexto en el que se plantea este debate energético, que, aunque el título limita al horizonte del 2020, quizá debería, al menos en una segunda etapa, abarcar un horizonte temporal mucho mayor: dados los plazos y tiempos de las actuaciones en materia de oferta y demanda energética, las decisiones que se adopten ahora tendrá consecuencias durante muchos más años. Si bien para 2020 trabajaremos sólo con alternativas tecnológicas ya existentes, a más largo plazo tendremos que incluir opciones aún no comercialmente disponibles. Por tanto, esto requiere mucho más cuidado a la hora de tomar estas decisiones, algo a lo que me referiré posteriormente.
Pero este largo plazo no debe ocultar que, también precisamente por ello, no queda mucho tiempo para perder en dar vueltas y vueltas a este tema. Como también dice la AIE, el tiempo de pensar se va acabando, hay que tomar decisiones ahora.
2. Consideraciones generales para el debate energético
Al día siguiente de ser elegido Barack Obama, el NYTimes entrevistó a varios expertos energéticos acerca de las perspectivas y prioridades del sector energético en EEUU tras el cambio de gobierno. Y lo interesante era leer lo diversas de las opiniones, agendas y criterios de cada uno de los expertos. Así parece difícil lograr un consenso…pero ese debe ser el objetivo de un debate como el de hoy, avanzar hacia el consenso, y no atrincherarse en las posiciones de cada uno, porque sólo desde el consenso pueden definirse las políticas energéticas: los largos plazos implicados, las numerosas ramificaciones económicas, energéticas, de seguridad, hacen que esta definición deba tener el mayor apoyo posible por parte de toda la sociedad. Es un tema de estado.
Y, en ese sentido, mi primera consideración para el debate sería una clásica en los procesos de negociación: tratemos de huir del debate sobre posiciones, y debatamos sobre objetivos finales (coste, seguridad energética, impacto ambiental, sin que el orden de este texto implique ninguna prioridad) y no sobre medios (tecnologías). Hasta ahora, todo el debate se centra en las alternativas – nuclear vs renovables vs eficiencia – pero lo primero que hay que hacer es definir los fines, los objetivos del modelo energético en términos de reducción de emisiones, seguridad energética, o impacto económico. Luego ya vendrán los medios.
La segunda consideración general, también habitual en los procesos de negociación: tratemos de utilizar medidas objetivas para discutir sobre cada uno de los fines: no puede ser que los costes, o las implicaciones sobre seguridad energética, cambien según quién los calcule, hacen falta análisis independientes y rigurosos de todas las alternativas y de cómo contribuyen a alcanzar los fines.
Una vez establecidas estas consideraciones generales, voy a dar mi visión de los elementos sobre los que parece necesario debatir.
3. Elementos a debatir
Creo que podemos distinguir tres niveles para el debate: los objetivos de nuestro modelo energético, las alternativas tecnológicas, y los instrumentos de regulación.
En primer lugar, y como ya he mencionado, debemos ponernos de acuerdo sobre los objetivos a satisfacer con nuestro modelo energético. Parece evidente que los tres objetivos fundamentales deben ser la reducción de emisiones de CO2, el impacto económico (tanto en términos de volumen total como de su distribución), y la seguridad energética a corto y largo plazo. Pero también debemos considerar otros impactos ambientales, el desarrollo industrial y tecnológico, la generación de empleo inducido, o la reducción de la pobreza energética en los países en desarrollo. Y no sólo debemos acordar los objetivos, sino también el peso que le damos a cada uno.
En cualquier caso, hay tantos imponderables a futuro que la decisión hay que tomarla en condiciones de incertidumbre. Estamos sobre todo ante una decisión estratégica y política, no ante una mera optimización de los criterios considerados.
En segundo lugar, una vez definidos los objetivos hay que evaluar las alternativas tecnológicas existentes para lograrlos. Así, deberíamos caracterizar adecuadamente aquellas que parecen más prometedoras. Dado que la decisión debe tener carácter estratégico, en nuestra evaluación debemos determinar, de la manera más rigurosa posible, su potencial, sus costes actuales y futuros, y en general sus requerimientos y su contribución a los objetivos definidos; pero también aspectos como nuestra capacidad de liderazgo tecnológico e industrial, el ejemplo para países menos desarrollados de nuestro entorno, el potencial de crecimiento, empleo o seguridad, etc.
A este respecto me gustaría subrayar que, si bien habitualmente el debate se suele centrar en las tecnologías o alternativas de oferta (posiblemente por inercia, porque las conocemos mejor, porque son más fáciles de gestionar…), en todos los estudios se señala que el mayor potencial, la mayor rentabilidad, y la mayor sostenibilidad no corresponde a ellas, sino a las políticas de demanda: sin reducción de demanda no podemos avanzar hacia un modelo sostenible. Por ello, y más aún teniendo en cuenta el contexto de nuestro país, en primer lugar debemos centrar nuestro análisis en el ahorro y la eficiencia energética en todos los sectores, y en especial en la edificación y el transporte, como nuestra primera apuesta estratégica. Después, las energías renovables, en las que somos líderes mundiales y podemos seguirlo siendo. Y finalmente, otras tecnologías que quizá puedan ser necesarias como la nuclear, o la captura y secuestro de carbono.
Por último, debemos acordar cuáles deben ser los instrumentos mediante los cuales materializar las alternativas y empujarlas hacia el cumplimiento de los objetivos establecidos. De nuevo, aquí tenemos distintas opciones, desde las basadas en la regulación tradicional (como los estándares, obligaciones y prohibiciones) a las orientadas hacia el mercado (como las señales de precios o los mercados de permisos o certificados), pasando por la tan necesaria sensibilización de todos los agentes, o por la definición de las políticas adecuadas de I+D. Posiblemente debamos usar todos ellos, según el tipo de tecnología o de fin perseguido, pero, como siempre, debemos recordar que el mercado, bien regulado, es la herramienta más apropiada y eficiente para asignar nuestros escasos recursos. Y que los precios son habitualmente la herramienta más poderosa para cambiar comportamientos, aunque a veces no sean suficientes.
Llegados a este punto me gustaría recordar que, al definir nuestras políticas energéticas, no debemos olvidar la interrelación con otras políticas como las urbanísticas, las medioambientales o las tecnológicas. Si no modificamos algunas de ellas – y la urbanística es un ejemplo preclaro – no seremos capaces de lograr nuestros objetivos.
4. Conclusiones
Aunque realmente las conclusiones del debate serán las que ofrezcan los panelistas, no me resigno a no avanzar algunas de las que yo considero deberían figurar en ese primer esbozo de un modelo energético sostenible para España, como primera contribución al debate:
- En primer lugar, debemos poner en marcha ya un ejercicio de análisis que combine la visión integral a largo plazo con la evaluación de acciones concretas a corto plazo, centrado en los objetivos y no en las alternativas tecnológicas.
- En segundo lugar, debemos garantizar un estudio riguroso de dichas alternativas, y de sus distintas consecuencias para los objetivos acordados.
- Tercero, tanto la definición de objetivos como el estudio de las alternativas deben ser comunicados de manera que la sociedad posea información veraz y equilibrada, para garantizar un debate serio y una verdadera solución de consenso, bien informada y estable.
- Esto nos debería permitir hacer consciente a la sociedad del esfuerzo requerido. No bastarán las declaraciones de buenas intenciones o las medidas fáciles, si de verdad queremos cambiar nuestro modelo. Debemos cambiar el peso de las políticas de oferta, quizá más fáciles, a las políticas de demanda. E incluir políticas no directamente energéticas, como las urbanísticas o ambientales.
- Y, en esta línea, deberíamos empezar a considerar de una vez instrumentos como los precios de la energía, cuya subida es tan denostada, pero que es clave para lograr un modelo sostenible. Cuando no sean suficientes, habrá que combinarlos con otras políticas.
- Finalmente, y aunque el debate esté centrado en España, no debemos olvidar sus ramificaciones globales, tanto en lo que tiene que ver con las consecuencias de las negociaciones internacionales y europeas en materia de energía y cambio climático, como en las de nuestras acciones y políticas sobre los países en desarrollo.
martes, 2 de diciembre de 2008
Recomendaciones para las compras navideñas
Más sobre tarifas eléctricas
Lo que más pena me da de todo esto es la irresponsabilidad de los partidos políticos al tomar lo de la tarifa como una cuestión partidista (igual que tantas otras como la nuclear, el cambio climático, etc.) en vez de como una cuestión de Estado, que es lo que debería ser.
¿Es el cambio climático nuestro mayor problema?
My coverage has evolved. Climate change is not the story of our time. Climate change is a subset of the story of our time, which is that we are coming of age on a finite planet and only just now recognizing that it is finite. So how we mesh infinite aspirations of a species that’s been on this explosive trajectory — not just of population growth but of consumptive appetite — how can we make a transition to a sort of stabilized and still prosperous relationship with the Earth and each other is the story of our time.And it’s a story about conflict. It’s a story about the fact that there are a billion teenagers on planet earth right now. A hundred thirty years ago there were only a billion people altogether — grandparents, kids. Now there are a billion teenagers and they could just as easily become child soldiers and drug dealers as innovators and the owners of small companies in favelas in Brazil. And little tweaks in their prospects, a little bit of education, a little bit of opportunity, a micro loan or something, something that gets girls into schools, those things — that’s the story of our time. And climate change is like a symptom of the story of our time, meaning our energy choices right now come with a lot of emissions of greenhouse gases and if we don’t have a lot of new [choices] we’re going to have a lot of warming.