Más leña para el debate nuclear, aunque esta vez, afortunadamente, desde un punto de vista bastante equilibrado (o al menos eso me parece). Lo que pasa es que, por mucho que quieras ser equilibrado, para poder llegar a conclusiones razonables, hace falta tener buenos números, tanto de costes como de emisiones. Y de esos no hay muchos por ahí, desgraciadamente. Hay que leer el paper de Gib Metcalf pronto...
En cualquier caso, lo que sí es cierto es que esto es un problema de riesgo e incertidumbre (de la nuclear y del cambio climático, y también de seguridad energética) y como tal habría que tratarlo, más que como un dogma de fe.
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