Zapatero, que desautorizó en su día a su ministro Joan Clos cuando propuso la subida del recibo de la luz, tiene ahora la oportunidad de demostrar dos cosas: que no lo hizo por electoralismo y que antepone los intereses de los ciudadanos a los de las eléctricas. La explicación la tiene fácil: ese incremento llega en el peor momento, con un mermadísimo poder adquisitivo de las familias, y con unas empresas eléctricas que siguen operando en régimen de cuasi monopolio y que muestran año tras año unos resultados espectaculares y grandísimos beneficios.Que no, que la subida de tarifas no va a aumentar los beneficios de las eléctricas ni va a mermar nuestro poder adquisitivo (a medio plazo). Lo único que va a hacer es eliminar el déficit de tarifa, ese que pagaremos dentro de unos años (mermando entonces nuestro poder adquisitivo), y que ya se están embolsando las eléctricas. Hay que subir las tarifas para hacernos al fin conscientes de que la luz cuesta, y de que hay que pagarla cuando se consume, no dejándoles la factura pendiente a los que vengan por detrás.
Como siempre, volvemos a la demagogia de los políticos y periodistas. Y no sirve de consuelo saber que en todas partes cuecen habas...
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