Según un par de profesores de Chicago, la desigualdad no se debe medir en función de la renta, sino en función del consumo. Y si se usa esta medida, entonces estamos mejor que antes, porque las cosas que pueden comprar los pobres cada vez son más baratas, gracias fundamentalmente a la globalización. La verdad es que son conclusiones bastante llamativas. No tanto la segunda, con la que estoy de acuerdo. La globalización tiene muchos problemas, pero también muchas ventajas, no sólo para los pobres de los países desarrollados que ahora pueden comprar más barato, sino también para los de los países exportadores, que gracias a las fábricas ahora pueden llevar salarios más estables a casa (no quiero decir que esos salarios sean justos, pero lo cierto es que sí son más estables, y en muchos casos mejores, que lo que tenían antes). Evidentemente, la globalización podría haberse hecho de otra manera de forma que los países en desarrollo se hubieran beneficiado más, pero eso hubiera requerido una planificación más soviética de la economía internacional, y no tengo claro que eso hubiera tenido éxito...
Lo que como digo es sorprendente es la primera conclusión, lo de que estamos mejor que antes. Según ellos, si las cosas que compra un pobre bajan de precio, estará mejor que un rico cuyos bienes a consumir suban de precio. A mí esto me parece una chorrada: si el rico puede consumir toda la cesta de bienes que quiera (incluida la del pobre) siempre estará mejor que el pobre, aunque algunos de los productos suban. Por tanto, no compro la hipótesis de partida.
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