Recientemente, un buen número de las universidades estadounidenses más prestigiosas han decidido ampliar sus ayudas económicas a niveles de renta superiores, de tal forma que incluso una familia con una renta anual de 180.000 dólares puede ver cómo a sus hijos les sale muy barata la estancia en Harvard o Princeton. Hay varias explicaciones para esto, según la fuente que se consulte:
- la más políticamente correcta: facilitar a la clase media acceder a estas Universidades, especialmente en estos momentos de amenaza de recesión.
- una bastante creíble: defenderse ante los ataques del Congreso de que las Universidades están subiendo las tasas mientras que sus fideicomisos (endowments) siguen engordando.
- la más malvada: aprovecharse de su posición de ventaja financiera para quitar buenos alumnos a las universidades menos dotadas económicamente.
Aunque evidentemente se pueden buscar más explicaciones y matices, a mí una sobre la que me gustaría llamar la atención es la siguiente: con este movimiento, estas Universidades conseguirán ser mejores todavía, porque conseguirán atraer a ese segmento de alumnos excelentes a los que no alcanzaban las ayudas anteriores. Es decir, la búsqueda de la excelencia universitaria (y por tanto de los alumnos excelentes) pasa no por bajar las tasas, sino por subirlas, y a la vez aumentar las ayudas para que cualquier alumno excelente, sea la que sea su situación financiera, pueda realizar sus estudios en la mejor institución. Deberíamos ir tomando nota...
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