Me mandó Álvaro mientras hacía el Camino esta revisión de un libro del que también se hace eco Martin Wolf. Como le dije a Álvaro, yo estoy de acuerdo con Wolf (y con cualquier persona sensata, espero) en que por supuesto el mercado por sí mismo no es capaz de solucionar el problema del cambio climático. Como tantas veces hemos leído, el cambio climático es el mejor y más perfecto ejemplo de una externalidad global. Y por tanto hace falta regularlo. En este sentido, yo nunca he sido tan optimista como Wolf: sí, las renovables entrarán fundamentalmente por mercado, pero hay muchas otras cosas que hacer (como por ejemplo descarbonizar el transporte) para las que son necesarias políticas mucho más ambiciosas, como las que tuvimos antes con las renovables (eso sí, mejor diseñadas a poder ser).
En lo que tampoco estoy de acuerdo con Wolf es en su comentario acerca del libro de Christophers (aunque como Wolf es muy listo dice "si es que tiene razón"...). No he leído el libro, sólo la reseña que me mandó Álvaro, pero ya sé que no tengo ninguna gana de leerlo, si la reseña está bien hecha. Porque decir que como el mercado marginalista no permite a las renovables (o al almacenamiento) recuperar precio, entonces hace falta cargarse el sistema capitalista, me parece una solemne tontería: lo que hace falta es diseñar bien los mercados, y dejar de crear incentivos perversos. Con mercados de largo plazo las renovables y el almacenamiento recuperan lo necesario. En cambio, si volvemos a un sistema planificado, tendremos grandes posibilidades de sobrerretribuir, como hemos hecho casi siempre. Yo personalmente creo que la solución es intermedia: hace falta regulación, por supuesto, pero también aprovechar en todo lo posible la información de los mercados, que normalmente está fuera del alcance de los reguladores.
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