Parece que, finalmente, y a la vista de las circunstancias excepcionales en las que estamos, la Comisión aceptará aplicar topes de precios y extraer "windfall profits" en el mercado eléctrico. Vicente López-Ibor e Ignacio Zamora ofrecen su visión sobre la comunicación de la Comisión. Como bien señalan, eso sí, la Comisión permite estas medidas, pero con muchos peros y salvaguardas (véanse los Anexos 2 y 3)
Y es que, efectivamente, la situación de emergencia que vivimos puede requerir medidas excepcionales, distintas de las que se podrían contemplar en momentos más normales. Ahora bien, eso no quiere decir que los topes de precios o los windfall taxes sean la mejor opción para lograr el objetivo de tener unos precios estables y no disparatados para la industria, el comercio o los hogares. En este paper publicado recientemente, Carlos Batlle et al, además de explicar muy bien los problemas de todo este tipo de medidas, plantean una posibilidad mejor para protegerse frente a los altos precios, las "opciones de estabilidad". Es cierto que está escrito en un contexto anterior, y sin el carácter excepcional de los momentos en que vivimos. Pero la idea de la opción de estabilidad creo que es muy aprovechable para la situación actual.
Si, en lugar de utilizarla como una medida para contener el precio de la electricidad para consumidores vulnerables, la extendemos a todo el consumo, podríamos proteger tanto a industria (que sí, ya sabemos que debería estar cubierta, pero...) como a todos los consumidores de los precios excepcionalmente altos de estos días. Si, en lugar de una opción "one-sided", utilizamos contratos por diferencias, que son opciones con dos lados, además podríamos dar más seguridad a los generadores para que entraran en este tipo de contratos. Algunos elementos que creo que apoyan esta opción:
- Primero, como puede ver cualquier consumidor (incluido yo mismo, que ya lo he hecho) es posible firmar contratos a precios estables (más caros que los del año pasado, pero no disparatados) sin permanencia. Es decir, las empresas están dispuestas a firmarlos.
- El problema suele estar en que, como bien explican Batlle et al, los consumidores no tienen a veces la visión o el incentivo para contratar a plazo. Por eso tiene sentido el mecanismo regulatorio que contrata en lugar de los consumidores. Una entidad como OMIE podría contratar, en modo "single buyer", toda la electricidad de los que no estén contratados, y vendérsela a precio razonable a clientes finales o comercializadoras. De esta forma todos (y no sólo una parte de los consumidores, como podría pasar con las subastas inframarginales) podrían beneficiarse de estos precios estables.
- Si como digo usamos contratos por diferencias en lugar de opciones "one-sided", el generador también gana en seguridad al entrar en el contrato, ya que se garantiza un ingreso mínimo.
- Y, finalmente, esto no distorsiona los precios diarios, dando por tanto la señal adecuada para el despacho hidráulico, o los intercambios internacionales, o los ajustes. Sí que habría distorsiones quizá entre los agentes, en función de los perfiles de generación o de consumo que tengan, y de cómo se establezca el contrato. Pero eso también pasaría con un tope de precios o un windfall tax, y es más sencillo de implantar y genera menos distorsiones.
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