Algo que he podido comprobar con la experiencia: a muchos alumnos, al menos en primera instancia, no les gusta que les hagas trabajar en clase, y prepararse la materia en casa, y participar más, aunque eso suponga que van a aprender más. Hace falta mucho esfuerzo para convencerles de que esto va en su beneficio, y para evitar que acaben preguntando si no hay apuntes para poder empollarse y quitarse la asignatura de encima.
Eso sí, no comparto la conclusión de Tabarrok de que la solución es cargarse las encuestas a los alumnos. Mi experiencia es que los alumnos no son idiotas, y aunque es cierto que a veces evalúan demasiado positivamente a gente con la que no aprenden, no evalúan peor a los que les ayudan a aprender. Otra cosa es que, por supuesto, haya todavía mucho potencial de mejora en estas encuestas. Por ejemplo, y como siempre decía Julián Barquín, habría que repetirles la encuesta al final de los estudios, para que tengan una mejor perspectiva de lo que aprendieron realmente y lo que no.
Creo que la solución pasa más por hacerles ver con frecuencia cómo esta estrategia va en su beneficio (por ejemplo, con pruebas en las que ven su mejora); por diseñar los exámenes para que realmente discriminen a los que han aprendido de los que se han metido una empollada; y sobre todo, a nivel social, por desincentivar a los empollones frente a los que de verdad saben, algo que en España no hemos sido capaces sino todo lo contrario, con todas nuestras oposiciones, énfasis en la memorización, carreras de Medicina o bachilleratos tradicionales, etc. Porque, respecto a esto último, no vale decir que vamos a cambiar por ejemplo los métodos de enseñanza en los colegios o institutos si luego estos chavales se estrellan al enfrentarse a estudios universitarios o pruebas "tradicionales" (por no decir arcaicos). Esto de hecho demostraría la inteligencia de los alumnos cuando lo único que quieren es aprobar: es lo que vale en la sociedad...
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