jueves, 21 de diciembre de 2017

Un (mal) ejemplo de rigor periodístico

Seguro que muchos habéis leído la famosa noticia de Cinco Días del lunes en la que se me acusa de ser desleal con mis compromisos profesionales usando argumentos que no solamente faltan a la verdad, sino que ofrecen una interpretación sin fundamento.

Ya sé que estamos en la época de las “fake news”, y que muchos de vosotros ya sabéis diferenciarlas, pero aún así, creo que es conveniente compartir mis argumentos, y explicar por qué esta noticia demuestra un profundo desconocimiento de la dinámica de la comisión de expertos y del papel de sus miembros, algo fácilmente contrastable a poco que se hubiera intentado, así como del trabajo académico independiente. Si la autora del texto se hubiese puesto en contacto conmigo y, de mis palabras hubiese entendido lo que escribió, podría tratarse de una confusión. Dado que ni siquiera hizo un intento de contrastar su información con el protagonista, es difícil justificar el resultado.

Mi primera reacción pues fue ponerme en contacto con ella, para explicar los hechos, y por qué de ellos no es posible derivar una interpretación como la que hace. Como ni siquiera me ha respondido [NOTA: lo hizo el 24 de diciembre], y no he tenido ocasión de dar mi versión en el propio medio [NOTA: finalmente, el 27 de diciembre se publicó una nota con algunas de mis aclaraciones], me gustaría aprovechar esta entrada para compartir mis argumentos y dejar claras algunas cuestiones.

  • El artículo comienza ya regular, cuando me denomina “el vocal de Ciudadanos, o el representante de C’s”. Como ya expliqué en una entrada anterior, ni pertenezco a Ciudadanos, ni les represento de ninguna forma. Ya sé que puede resultar poco habitual en este entorno en el que nos movemos, pero Ciudadanos me propuso por mi experiencia e independencia, y no por otra cosa. Al fin y al cabo, esto era una comisión de expertos independientes, ¿no?
  • Pero donde el artículo más falta a la verdad es en lo de que “me he aprovechado del trabajo de la Comisión para elaborar mi propio informe”. Como bien se dice en el artículo, el Ministerio no dotó de medios a la Comisión, y el que tenía la capacidad de hacer simulaciones era el equipo del IIT y Economics for Energy, no la Comisión. Así que me parece cuando menos incoherente lo de que me he aprovechado. Ya puestos, lo correcto sería decir que la Comisión, y el Ministerio, se ha beneficiado del tiempo (3-4 por semana de reuniones, más el tiempo que dedicamos a elaborar y revisar documentos), y de los conocimientos de cada uno de los 14 miembros, y en mi caso, de los recursos del IIT y de Economics for Energy. En este sentido, y como dejamos claro además en la presentación del informe, estos no son ni pueden ser los escenarios de la comisión, sino los de Economics for Energy. Los de la Comisión se elaborarán mediante el aporte de todos sus miembros, como no podría ser de otra forma, de manera que respondan a los objetivos de la misma.
  • Tercer error, fácilmente contrastable si uno se lee nuestro informe: Ni hacemos propuestas, ni es un Libro Blanco ni similar. Nuestro informe analiza 4 distintos escenarios, y señala los retos que presenta cada uno de ellos. Ni planteamos unos escenarios como más deseables que otros, ni formulamos ningún tipo de política deseable para alcanzarlos. Nuestro objetivo no es influir, sino informar el debate, como siempre hacemos. Otra vez de forma algo incoherente, el artículo termina describiendo justo esto. ¿Entonces, de dónde viene la acusación?
  • Finalmente, parece que se viene a decir que, mientras esté en la Comisión, no puedo hacer otra cosa relacionada con mi trabajo en economía de la energía, por potencial conflicto de intereses. Pero es que mi participación en la comisión no condiciona ni puede condicionar mi labor como académico, como no podría ser de otra forma. En este sentido, el informe que presentamos el miércoles pasado lo llevábamos elaborando desde hace más de un año en el ámbito de nuestro trabajo académico, evidentemente mucho antes de que se constituyera la comisión, al igual que otros trabajos que se publicarán próximamente. Así de hecho se lo dije al resto de miembros, cuando puse a su disposición nuestras herramientas de modelado. También informé adecuadamente de que íbamos a hacer públicos estos escenarios, y que por supuesto esto entendía que no comprometía en absoluto ni mi trabajo en la comisión ni el trabajo de la misma. Parece que algunos no lo entendieron así, aunque nadie me indicó nada en sentido contrario. 

En resumen: un conjunto de errores y faltas a la verdad que, más que desacreditarme a mí, creo que desacreditan totalmente la información ofrecida, y que además son fácilmente contrastables. En todo caso, y a pesar de este cuestionamiento de mi integridad profesional y de mi responsabilidad en la Comisión, estoy tranquilo sabiendo que hago lo que considero correcto de acuerdo con mi responsabilidad con la academia y la sociedad, y con mi independencia. Gracias a todos los que me habéis mostrado vuestro apoyo estos días, la buena gente con la que tengo la suerte de trabajar y que hacéis que esto valga la pena a pesar de todo.

1 comentario:

Fernando Leanme dijo...

Estas cosas pasan. Lo que no veo bien es como pueden pedirles que hagan un trabajo serio sin darles recursos, y esperar que lo tengan listo en 6 meses. Si esto me ocurre a mi, yo comenzaría con una fase preliminar para hacer galletitas y venderlas en Puerta del Sol, y así tener los recursos.

No he visto el informe, pero me imagino que es top secret o algo así, porque cuando vean cuánto tienen que pagar por kwh los partidos políticos tendrán que ir a un sanatorio por un mes. Ñ

De paso, Lomborg escribió que el plan de COP21 baja la temperatura una cantidad minúscula. Todavía estoy tratando de ver cómo Lomborg trata los combustibles fósiles, si piensa como los magos de DICE que brotan de las ramas de los árboles.