Así habla Branko Milanovic de esta cuestión (en dos partes), que alguna vez he comentado yo también aquí: la que plantean algunos que, una vez que han alcanzado un nivel de vida suficiente, proponen que dejemos de crecer, sin darse cuenta de que hay muchos más por detrás queriendo igualarse a nosotros. De hecho, la anécdota que yo suelo contar (real, por supuesto) es la de ese ecologista de corazón que se proponía enérgicamente que se dejara ya de construir en zonas de valor natural, una vez, por supuesto, que él ya tenía una casita construida en esa zona.
Por supuesto, parto de la base, y creo que Milanovic no lo pone en cuestión, de que crecimiento económico no es igual a bienestar; y que claramente a muchos de nosotros, los más ricos, nos vendría bien dejar de consumir como hacemos. Pero plantear esto a nivel global y tajante implica, claramente, un nivel de redistribución de recursos enorme, y por tanto hay que ser realista en cuanto a la viabilidad práctica de una propuesta como ésta. Quizá debiéramos comenzar por tratar de limitar el crecimiento y el consumo de los que más tenemos (también siendo conscientes de las consecuencias que tiene), y buscar formas de que el mayor consumo de los que vienen por detrás no tenga consecuencias tan negativas sobre el medio.
1 comentario:
El problema es que encoger la economía, o tener un crecimiento anémico tampoco genera bienestar. También sabemos que el socialismo progresa hacia la dictadura y causa una corrupción enorme (ver casos China, URSS, Cuba, Venezuela). Yo pienso que vamos hacia una reducción enorme de la población y posiblemente un colapso como el del fin de la edad de bronce en el Mediterráneo.
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