Jill Lepore critica las ideas de Christensen sobre innovación disruptiva, argumentando, básicamente, que los que triunfan son los que hacen innovación sostenida. Parece lo mismo que ha pasado en la Harvard Business School que comentaba el otro día y donde Christensen también ha llevado las de perder...
En el fondo, es el mismo problema de toda la teoría empresarial, que es muy difícil de validar (de falsar a lo Popper). Ya lo mencionaba Kahneman en su libro cuando decía que el valor de los CEOs es básicamente cero..., y que por otra parte siempre tratamos de construir historias que tengan sentido alrededor de las realidades que vemos (y que no necesariamente lo tienen).
Dicho lo cual, creo que el final del artículo de Lepore cae en los mismos errores que critica: teorizar sin evidencia. Cuando dice que la universidad, o la prensa, no son industrias tradicionales y por tanto no están sujetas a la disrupción, creo que maneja un concepto demasiado estrecho (y si no que se lo digan a la prensa en papel).
Lynn Kiesling también aporta su visión sobre el asunto.
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