Este tema ya me aburre bastante, así que he tratado de escabullirme todo lo que he podido, pero al final no he podido resistir la tentación. Aquí tenéis análisis variopintos sobre la cumbre.
- El de Carlo Carraro: esta era una COP menor, que sólo produjo un acuerdo en temas de REDD+, y una decepción importante en materia de financiación (Green Climate Fund)
- El de Ibon Galarraga y María Román: además de lo que comenta Carraro, mencionan el Fondo de Adaptación y los Mecanismos de Desarrollo Limpio.
- El de Stavins, que sitúa además la COP en el contexto de las anteriores. Stavins repite su ya conocido esquema que combina un top-down con un bottom-up. Lo más interesante está al final, cuando explica las razones de su (cauto) optimismo.
- El de Miguel, que argumenta que vale la pena seguir por esta vía, aunque no es fácil.
El mío: no tengo muy claro por qué se sigue gastando tiempo y recursos en este formato negociador, que, sinceramente, y como ya he dicho alguna vez, no creo que nos lleve a ninguna parte. No hay más que ver la actitud de algunos de los principales jugadores (Japón, Australia, Canadá, China…) que no tienen problema en reformular sus objetivos, y por tanto, son incapaces (igual que todos, por otra parte) de comprometerse a largo plazo.
En este sentido, me ha parecido muy interesante, por su pragmatismo, esta propuesta de un nuevo paradigma de política energética, mucho más distribuido, en el que, tal como cuento a mis alumnos de decisión multicriterio, la clave es desagregar un problema muy fastidiado (wicked) en otros subproblemas más fáciles de resolver.
De hecho, este tipo de enfoque más local puede ser más efectivo y creíble para las empresas, como muestra este artículo en que parece que hay un cambio de actitud en las grandes petroleras americanas. Y es el que está dirigiendo de hecho a algunos de los principales países negociadores, como China.
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