Qué le voy a hacer, no puedo más que simpatizar con este revolcón que le da David Ruyet a Rifkin (quizá más suave del que se merece). Yo, la verdad, desde que le vi actuar en la ExpoAgua de Zaragoza, con desplante incluido a Gonzalo, no le aguanto. Siempre me había parecido un vendemotos total (snake oil salesman, le llaman por aquí), pero es cierto que comunica muy bien, y cuando no sabes demasiado de un tema (yo le leía cuando estaba aprendiendo de esto) te convence bastante. Pero luego le empiezas a dar vueltas a las cosas, y te das cuenta de que te está timando por algún sitio. De hecho, en Zaragoza, donde la audiencia sabía bastante del tema, le aguantamos todos por educación, pero en el turno de preguntas le frieron. La verdad es que no deberían ser este tipo de gente los asesores de los gobernantes, por mucha labia que tengan.
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