Eric Suñol escribe en El País sobre la necesidad de un cambio en el modelo regulatorio del sector eléctrico. Yo coincido con él en mucho del diagnóstico, y sobre todo en los objetivos finales, pero no en los medios.
El problema, es que, como dicen, considera problemas serios lo que yo creo que son evidencias anecdóticas (aunque importantes, no lo niego).
Efectivamente, el que se permita a las nucleares e hidráulicas ya amortizadas percibir el precio marginal es una tontería. Pero eso ya lo decía el Libro Blanco. El problema del gas no es del modelo, sino de los que invirtieron a tontas y a locas en él. Los problemas de las renovables: de los que fijaron un sistema de primas totalmente incompatible con la fotovoltaica. El desacople entre precios de mercado y tarifas: del político de turno (o del pacto energético de turno) que se empeñan en hacer vivir al consumidor en una ilusión permanente.
Así que llegamos a la conclusión: ¿por qué la solución mágica es volver a un modelo regulado?¿Es que el regulador (el causante de muchos de los problemas) va a ser capaz de arreglar esos problemas y los demás?¿Separar el beneficio de las ventas? Pues sí, se puede usar en algunos negocios, parcialmente, como señal de eficiencia. Pero si se desacopla del todo, ¿qué incentivo tienen los empresarios a mejorar su eficiencia? No creo que simplemente buscando nuevos servicios con valor para el cliente vayan a sobrevivir, cuando lo que realmente aporta valor es la electricidad…
Parece curioso encontrar economistas que, al contrario que Stavins y Schmalensee (a los que acabo de bloguear) defiendan una vuelta a la regulación pura y dura…
Para que no parezca que estoy en contra de todo: decía al principio que comparto sus objetivos: seguridad de suministro, descarbonización, y …el ahorro es un medio para los otros dos, no un fin en sí mismo, pero bueno…Y también comparto bastante su análisis de las primas a las renovables en relación con el CO2: efectivamente, hay muchos métodos más baratos para reducir emisiones. Y aquí sí que él permite que los empresarios participen para tratar de resolver el problema lo más barato posible. Eso sí, como ya he dicho otras veces, no basta el precio del CO2 para descarbonizar, hacen falta instrumentos complementarios con carácter temporal, y el apoyo a las renovables (via primas o via I+D) puede ser necesario también, aunque sea más caro.
Para terminar: quiero disculparme por haber sido demasiado simplista en ocasiones. Pero es que creo que el artículo original también era algo simplista en proponer una solución tan radical a un problema mucho más complejo. A lo mejor me estoy equivocando, y resulta que la solución que se ofrece no es tan simple, pero estoy seguro de que muchos estarán haciendo la misma interpretación (simplista) que yo.
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