Santiago Rubio compara cap-and-trade con los impuestos, y reflexiona sobre las diferencias entre teoría y práctica. Todo en general bastante acertado en mi opinión, salvo quizá su conclusión:
La conclusión que podemos sacar de esta experiencia es que con el mecanismo de regulación diseñado por la UE, el precio de los derechos de emisión se va a ver claramente afectado por el ciclo de la economía de manera que los incentivos a reducir las emisiones e invertir en tecnologías menos contaminantes van a ser muy fuertes cuando estemos en la fase alcista del ciclo, pero prácticamente desaparecerán cuando la economía se sitúe en la fase bajista. En cambio, un impuesto generaría los incentivos adecuados independientemente de la fase del ciclo por la que transcurriese la economía. Téngase en cuenta que un impuesto pigouviano no tiene una finalidad recaudatoria.
Pero, ¿no debería estar afectado por el ciclo económico el impuesto también? En un mundo ideal en que el impuesto se fije en el coste social marginal sólo lo estará en parte (el ciclo económico también afecta a los daños del cambio climático), pero es que no estamos en un mundo ideal…
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