En la entrevista con Aaron Cosbey que reseñé ayer, Aaron mencionaba una lectura que me ha parecido apasionante, y muy actual a pesar de haber cumplido ya más de 10 años. En ella el autor traza paralelismos entre las políticas esclavistas del Sur estadounidense y el uso de combustibles fósiles. Encuentra varios, pero el principal es la cantidad de pasta que hay en juego, y que hay que "expropiar" a empresas, pero también a gobiernos (léase Arabia, o Nigeria por ejemplo) para dejar de usar fósiles. Eso explica bastante bien los discursos de muchos. Y también explica el resurgir de los populistas actual. Porque una diferencia importante entre el esclavismo (a pesar del ejemplo del algodón) es que los fósiles siguen moviendo el mundo de una forma esencial, y por eso tienen mucho más fácil convencer a la gente que hay que aceptar el mal de los fósiles.
Donde desgraciadamente se ha quedado algo anticuada la pieza es en lo que comenta al final de la financiación, que ha perdido muchísimo impulso. Así que cada vez pinta peor. Lo único que espero es que esto de los fósiles no termine en una guerra como la civil estadounidense....
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