Afortunadamente, me he visto pocas veces en la difícil tesitura de que me pidan una carta y preferir no hacerla. E incluso casi todas esas ocasiones, la razón no era negativa, sino el poco conocimiento de la persona. Pero es cierto que es un marrón. Así que estos consejos no vienen mal.
Dicho lo cual, y también desde el otro lado (yo siempre pido 2 ó 3 cartas a los candidatos a hacer el doctorado conmigo que no conozca bien), es cierto que no es complicado distinguir una carta verdaderamente positiva de otra hecha más para salir del paso.
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