El pasado viernes celebramos en Comillas el doctorado honoris causa de Nuccio Ordine, uno de los principales intelectuales europeos. Un gusto disfrutar de su brillantez mental y dialéctica. Aunque he de decir que su discurso sobre el carácter y la misión de la universidad, siendo brillante como digo (estupendamente glosado aquí por Borja Hermoso), me pareció algo maniqueo. La idea de la universidad que plantea Ordine, seguramente alineada con uno de sus libros más conocidos "La utilidad de lo inútil", es básicamente la de la universidad renacentista, también defendida por Newman. Una universidad que sirve para culturizar, para estimular el pensamiento crítico, y en la que la empresa o la formación práctica no tiene sitio. Una universidad en la que los profesores tienen tiempo suficiente para investigar en los temas importantes, y no se sienten agobiados por el "publish or perish" y los rankings. Por supuesto, entiendo la reacción de Ordine como respuesta a la excesiva mercantilización y esclavitud a los rankings que sufrimos en la universidad actual. Yo soy el primero al que le gustaría vivir en esa universidad que nos propone Ordine, en la que ocuparíamos nuestro tiempo en tener discusiones elevadas con los alumnos y con los colegas. De todas las que he visitado, quizá Oxford y Cambridge sean las que mejor mantienen esta filosofía, aunque seguro que a Ordine le parecerían excesivamente contaminadas. Pero creo que esa idea de universidad se sostiene en un par de supuestos muy fuertes:
- Primero, el tipo de alumno que vendría a esa universidad, y su estructura, implica una vuelta a la universidad elitista del pasado, no necesariamente en términos económicos, pero sí en términos intelectuales. Habría que pensar qué hacer con los alumnos no aptos para este sistema, pero que siguen necesitando formación para el mundo laboral. Porque, sí, es cierto que la formación práctica no es necesariamente imprescindible para desarrollar una gran carrera. No hay más que ver a los alumnos de Harvard o Yale que escogen como major el inglés. O los estudiantes de Oxford o Cambridge que escogen Clásicas. Todos ellos se colocan estupendamente en bancos de inversión o similares (seguro que Caplan explicaría que esta elección realmente es una forma de signaling, elijo esto precisamente para demostrar que soy inteligente y no me hace falta otra cosa...). Pero, ¿y los alumnos menos brillantes, los que no van a los bancos de inversión? ¿También ellos se formarían en estas universidades?¿Haría falta crear otros centros más aplicados?¿Se podría permitir el sistema financiar estas universidades sólo para las élites? Recordemos aquí que aunque como decía antes la élite no necesariamente es económica, las élites económicas preparan mucho mejor a sus vástagos, que llegan con ventaja intelectual.
- Segundo, una universidad como la que propone Ordine se sostiene sólo sobre profesores de gran valía intelectual, que no necesitan demostrar a nadie nada. Y, en parte por ello, tienen un prestigio que no requiere de rankings para acreditarse. Pero, ¿qué pasa si no somos Harvard, o si nuestro claustro de profesores no es tan excelente?¿Cómo animamos a los profesores que tenemos hacia la excelencia, cómo logramos ese prestigio que creemos que merecemos?¿Cómo escogen los alumnos entre la abundante oferta? Cuidado, que con esto no quiero decir que los rankings actuales sean buenos, ni que el foco excesivo en la investigación y no en la docencia sea deseable. Claramente hay que arreglarlos. Pero, como bien decía el propio Ordine, hay que evaluar. Bien, con visión de largo plazo, midiendo lo que realmente importa. Pero hay que evaluar. Y si la respuesta de algunos a un discurso como el de Ordine es que hay que tirar a la basura los rankings y cualquier evaluación externa, mal vamos.
PS: Me daba un poco de pereza andar buscando enlaces a cosas que he escrito antes sobre muchos de estos temas, tratando de forma más amplia muchos de los argumentos que utilizo. Los interesados pueden repasarlo aquí.
PS2: Y, muy relacionado con este tema, esta estupenda (aunque también discutible) conversación acerca de la educación liberal estadounidense, que además creo que confirma alguno de los puntos que hacía arriba. Que deja al menos una cita estupenda: "El objetivo de la educación no es adquirir conocimiento, sino sabiduría"
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